Nos encontramos en la última semana del mes de agosto del 2025 y en Venezuela se ha ido desarrollando toda una atmosfera de angustiante incertidumbre motivada a la llegada a nuestras costas venezolanas de buques de guerras y fuerza aérea estadounidense con la supuesta misión de contrarrertar y atacar al narcotráfico internacional.
Sin embargo, este presunto combate al narcotráfico presenta algunas debilidades argumentativas, cuando se conoce que la ruta del Océano Pacifico es el espacio marítimo por donde se mueve mayormente las inmensas cargas de drogas hacia Los Estados Unidos, lo que hace surgir un par de estratégicas interrogantes: ¿Por qué los buques de guerra deciden colocarlos frente a las costas venezolanas?, ¿Por qué no cuidan el espacio marítimo estadounidense y así puedan evitar la llegada de sustancias ilegales a su territorio?
Por supuesto que existen varias hipótesis o escenarios sobre las verdaderas intenciones con la presencia de fuerzas militares al sur del Mar Caribe y una de la más analizada es la que se conoce como "la amenaza latente o guerra psicológica" con el objetivo de crear en una población, el temor generalizado de que pueda ser invadida, con las terribles consecuencias nefastas, entre ellas la muerte y la destrucción, propias de una guerra.
Entre las posibles hipótesis se encuentra la estrategia político – militar del gobierno estadounidense cuando su amenaza es para dar una demostración de fuerza sobre los gobiernos latinoamericanos y caribeños que ellos consideran "hostiles y anti imperialistas" que les ayuda a reafirmar su poder bélico sobre su patio trasero.
Otra de las consideraciones sobre ésta avanzada militar estadounidense es apoyar de manera contundente a los sectores ultraderechistas de la oposición política venezolana en sus planes insurreccionales en contra del chavismo en el poder, cuando los organismos de seguridad del Estado han incautado numerosos cargamentos de explosivos, lo que ha significado la neutralización de las acciones de las llamadas unidades clandestinas.
Esta especie de "amedrentamiento imperial" viene acompañada por colocarle precio (50 millones de dólares) por la captura del presidente Nicolás Maduro, creando un negativo precedente en contra del derecho internacional público.
Politólogo
