“Sin justicia no hay paz”

En el trato coloquial se suele utilizar los dedos índice y medio para indicar el entrecomillado, una manera de referirse a una expresión sarcástica o cargada con cierta ironía. Es por esto que, en el título de este artículo, a la manida frase sin justicia no hay paz le coloqué las comillas. Me parece, según mi criterio e ignorancia, que estas cinco palabras tiene una gran dosis de sarcasmo y de ironía. Para desarrollar este escrito voy a recurrir, como siempre, a la Historia. He intentado varias veces comunicarme con los muertos, verdaderos protagonistas de los sucesos acaecidos hace miles de año y no he podido. Lo seguiré intentando, mientras tanto, apelaré a mis únicas fuentes que son los libros.

Cuando desembarcaron los malvados conquistadores a nuestras costas paradisíacas estaban convencidos de haber llegado al "nuevo mundo". Craso error, el orbe al que recién acabaron de arribar era tan viejo como Europa. En aquellos lugares usurpados, desde hacía miles de años se habían instaurados pueblos con culturas desarrolladas como los mayas, los aztecas, los mochicas, los incas… tan o más adelantadas que las de los intrusos. Esto quiere decir que no se encontraron dos erudiciones, una nueva y una vieja, sino dos vetustas civilizaciones, cada una con su patrimonio cultural. Esto incluye, idioma, religión, música, gastronomía, organización social y política, en esta último incluyo la aplicación de leyes y la forma de hacer justicia. Evidentemente, diferentes a las traída por los usurpadores y aplicadas desde hacía tiempo en la Europa avasalladora. En otras palabras, para el conquistador fue preciso borrar todo el sistema político-social-económico establecido en América, para que una vez instaurado el gobierno colonial las leyes aplicables serían las trasladadas por ellos como producto de exportación. Finalmente, la de los pueblos originarios quedaron derogadas, no solo las leyes, sino la forma de aplicar la justicia.

Como se ve los términos ley y justicia están cargados de subjetividad. Para aclarar debo recurrir a la tía Google que refiere: "ley es una norma establecida por una autoridad superior para regular, de acuerdo con la justicia, algún aspecto de las relaciones sociales" (con sarcasmo incluido). Pero según la definición de la tía Gu (en confianza): "Justicia es el principio moral que inclina a obrar y a juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde" (el sarcasmo es del autor). Según la definición, la ley es establecida por la autoridad superior. En el caso de los bandoleros que llegaron a América, ellos eran la autoridad suprema y fueron ellos los que impusieron la verdad y las leyes de la península concebida por unos letrados ignorantes de esta parte de mundo. Y si recurro al concepto de justicia, la tía Gu refiere que la justicia se inclina a obrar y a juzgar respetando la verdad. En el caso particular de los descendientes de los celtas-judíos-moros que sometieron a los pueblos originarios, la verdad era sola la de ellos, la establecida por la aristocracia borbónica.

En el caso anterior, si hago uso del referido aforismo "sin justicia no hay paz" debo entenderlo como, que sin la justicia traída por el conquistador los colonizadores no alcanzarían la paz. Es decir, a los indios, a los negros y a los criollos había que aplicarle la ley del colonizador, para que estos alcanzaran la paz. La paz del opresor a costa de la paz de los pueblos originarios.

Como el anterior hay muchos casos sin embargo, me voy a referir al período de la inquisición que se hizo azarosamente célebre en Europa y en América. Me refiero al tribunal eclesiástico establecido para descubrir y castigar las faltas a la doctrina de la iglesia, en otras palabras, la herejía, en un principio, por la católica y también, luego, por la protestante. Esta "santa inquisición", mejor dicho santa aberración, se estableció en el siglo XIII y se extendió por más de seis siglos en España, Italia, Francia, Portugal y exportada hacia el "nuevo mundo" (la ironía es del autor) para ser empleada por los frailes recién llegados. Estos traían en sus morrales las leyes canónicas para aplicar la Justicia de Dios a una población, que no entendía un carajo del castellano (de Castilla), mucho menos de latín para comprender los embustes de La Biblia. En este caso particular los grandes inquisidores juzgaban al reo, en el entendido, que las brujas, los judíos, los moros, los hugonotes, o cualquier persona acusada de hereje, debía ser sometido a la ley de la autoridad superior, o sea, el fraile inquisidor, simplemente porque aquellos no profesaban la religión a la que ellos llamaban la verdadera fe. En caso de salir culpable en el llamado juicio de dios, el condenado debía ser conducido a la hoguera para ser quemado vivo, víctima de la justicia divina. Como se observa, según la definición de mi tía Gu, al hereje se le daba lo que le correspondía. Sin la justicia divina los frailes y los curas no alcanzarían la paz.

Este mismo tratamiento fue el que le dieron los wasp (blancos, anglosajones y protestantes) recién llegado de toda Europa a los territorios de los pueblos originarios de Norteamérica. Aplicaron las leyes inventadas por ellos, quienes ejercían la autoridad superior. Luego de valerse de la justicia emanada de los blancos, acabaron con los pueblos apache, cheroquee, cheyenne, siux y otros más que no tenían más dios que los espíritus que se identificaban con los fenómenos naturales. No ese dios implacable y racista que trajeron los blancos al nuevo mundo. Evidentemente, con la justica de los wasp, los caras pálidas alcanzaron la paz despojando los territorios a las poblaciones de las antiguas civilizaciones.

De eso, de inventar leyes para aplicarla y luego hacer "justicia" (el sarcasmo es de mi propiedad intelectual), sabe mucho los gobiernos de EEUU tanto demócrata como republicano, al final, son la misma miasma. Si revisamos una de la más reciente, la Ley Helms-Burton, publicada en el 1996, por orden de Bill Clinton nos damos cuenta de cómo los poderosos crean una normativa nacional para darle una aplicación internacional, solo para subyugar al pueblo de Cuba que tiene más de sesenta años luchando contra la ambición expansionista de las empresas globalizadas de los EEUU. Dicha ley decreta un bloqueo financiero y económico, generando un clima de estancamiento económico. Tal legislación le impide a Cuba comerciar con otros países creando escases de alimentos y medicinas bajo la amenaza de sancionar cualquier empresa inversionistas en dicha república. Como vemos, una ley genocida aplicada por un país poderoso comete una gran injusticia contra el pueblo cubano, que lo único que desea es la paz para lograr su desarrollo. Con la justicia yanqui imposible alcanzar la paz.

Sin justicia no hay paz, pareciera que fue el grito de Barak Obama del año 2015 al declarar a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria. Para esto inventó una ley genocida que atenta con la seguridad de todos los venezolanos, ya que dicha reglamentación contempla el bloqueo económico y financiero que impide vender nuestro petróleo, además comprar alimentos y medicinas. Es decir, el decreto del "demócrata" Obama, refrendado posteriormente por el rubicundo gordinflón Donald, condena a muerte a millones de venezolanos. Como se ve la justicia criminal del Departamento de Estado de USA no contribuye a la paz, ni la de Venezuela ni la del mundo.

Lo que está ocurriendo actualmente en EEUU, a raíz del asesinato de George Floyd en manos de la policía de Minneapolis (Minnesota), es consecuencia de la aplicación de la justicia, no para los blancos, sino para los negros. Fue público y notorio, noticia criminis, como el asesino vestido con el uniforme policial mató con sevicia y crueldad al señor Floyd, ante la mirada indiferente de sus colegas, quienes aceptaban como algo normal tal procedimiento. En verdad, en EEUU tales actos son corrientes. Que los policías blancos asesinen a los afro descendientes desarmados pertenece a la tradición policial desde hace muchos años, una forma de hacer justicia. Bajo la aplicación de la justicia de los blancos de EEUU los negros no pueden ni respirar. Como se ve, sin justicia no hay paz, pero no con la justicia que los wasp utilizan contra los negros, esta es la paz del agresor, la del conquistador, la del opresor que avasalla para sojuzgar, es la justicia que busca la paz de los negros difuntos.

El mundo no se construye con frases sino con acciones, la paz se consigue con la justicia, pero solo con la justicia de los buenos, aquellos que formulen leyes justas y conformen tribunales imparciales que actúen de acuerdo con las normas del derecho y no con mala intención para juzgar a los más débiles. Tomo para mi las palabras de Rose Kennedy. "Se ha dicho que el tiempo cura todas las heridas. No estoy de acuerdo. Las heridas permanecen. Con el tiempo la mente, protegiendo su cordura, la cubre con una cicatriz, y el dolor disminuye pero nunca desaparece". No cabe duda, los herederos de los esclavos tienen mucho que recordar. Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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