Esta realidad debe ser bastante real

A veces, cuando uno pasa mucho tiempo en un sector, sin salir a ver otras partes del país, u otras cosas fuera de lo normal, uno desarrolla una cierta manera de ver las cosas, una cierta realidad, a menudo algo limitada, y normalmente fundada únicamente en su vida cotidiana, su ambiente inmediato, y también en base a los chismes y noticias difundidas por la radio y la televisión, y a través de los medios sociales.

”¿Supiste lo que le pasó al chamo de la esquina? Lo mataron porque le robo la bombona de gas al vecino.”

o

”¡Viste las noticias de hoy, en todo el país está pasando la misma cosa con la delincuencia!”

Personalmente, yo no creo ni el 10% de las noticias, a menos que yo pueda personalmente averiguarlo y confirmarlo con algo de precisión, y es en parte por esa razón que he viajado tanto, casi toda mi vida.

También, eso es precisamente los que hacía como corresponsal de Vheadline.com durante casi 9 años, viajaba para confirmar realidades personalmente, de primera mano.

Bueno, he estado viajando otra vez dentro de Venezuela, durante un poco más de dos meses, en este caso no para averiguar nada en específico, pero por razones familiares, y por otras razones personales, pero aprovecho de averiguar cosas de todas maneras.

Hay algo que me impresionó bastante durante este viaje.

Como tres meses antes de salir de viaje desde el Táchira, en la frontera con Colombia donde vivo, unos sicarios asesinaron a una mujer que albergaba a paramilitares colombianos, criminales, asesinos, y familiares colombianos contrabandistas, y la respuesta del pueblo después de su asesinato fue el silencio, con una pequeña sonrisa.

Todos la conocían, pero nadie fue a su velorio.

Una semana antes de viajar, asesinaron a un joven delincuente --- una rata --- de nuestro sector que lideraba una banda de otras ratas y sapos que andaban robando a mano armada en nuestro sector, dentro de las casas, de día, y de noche, casi siempre a mano armada.

Les decimos ratas aquí ya que son delincuentes, pero son de familias pobres, viviendo dentro de nuestro sector, un sector pobre, y en vez de irse a robar o atracar por otros lados, a ricachones corruptos y otra clases de gente que gana su dinero de manera ilícita, nos roban a nosotros los pobres trabajadores honestos.

¿Qué es eso?

¡Porquerías!

Bueno, por eso les decimos ratas, y los sapos son los que trabajan para estas ratas, viendo quien sale y quien entra de las casas de día y de noche.

Regraciados.

Bueno, lo mataron al jefe de esta banda, pocos días antes de que yo viajara.

La reacción del pueblo fue, en este caso, más bien de alegría.

Por fin uno podía esperar caminar por las calles de este pueblito de día sin ser acosado o atracado a mano armada por este tipo y su banda.

La gente decía, “Muy bien que lo hayan matado, muy bien, pero cuándo van a venir a matar a todos los demás? Cuándo van a limpiar, así como lo hacían antes?”

Sí, aquí, cada 2 a 5 años pasaban grupos de encapuchados y hacían el trabajo de limpieza, asesinando a todos los jóvenes delincuentes que se atrevían a quedarse en el sector después de varias advertencias.

Hace unos 10 años atrás, aquí había alrededor de 25 delincuentes, muchos armados, y fueron advertidos, y todos se fueron excepto unos cinco que se creían invencibles, y, bueno, vinieron los encapuchados, y los asesinaron, de día, en su escondite, en la casa de un familiar.

Así era el asunto.

Ahora, posiblemente hay lectores que se preguntan por qué eran encapuchados que asesinaban a los delincuentes, y por qué eran los policías que los arrestan y los mandan a poner presos, bueno, es porque cuando la policía los llevaban/llevan presos, esas bandas eran/son liberadas normalmente dentro de pocos días porque el sistema judicial no funciona como debería, o por ordenes de jueces corruptos, o por jueces que son amenazados por los paramilitares colombianos o por los pranes (jefes de las bandas criminales) para que sean liberados … y si la policía insiste demasiado, aun teniendo la evidencia en mano, y testigos listos para declarar, entonces asesinan a los policías involucrados en el caso, o a sus familiares, entonces la policía no puede involucrarse demasiado en estos asuntos muy delicados.

Por eso los encapuchados.

Bueno, un día o dos antes de viajar hacia Caracas y la costa, alguien puso un samuro frescamente muerto, con las alas estiradas, sobre el banco de cemento de una parada de autobús, como para advertir, y yo lo vi como un signo positivo para nuestra comunidad.

Pero me fui de viaje.

Mientras que viajaba por Caracas y la costa Venezolana, me encontré con varias situaciones similares con respecto a la delincuencia, y la reacción general de la población con respecto al asesinato --- por parte de las fuerzas de seguridad (u otras) --- de delincuentes, asesinos, extorsionadores, secuestradores, ladrones, atracadores, etc.

Estaba sentado en una parada de autobús y habían dos hombre de ese sector, ya mayores, y estaban comentando de que un grupo de delincuentes, entre ellos asesinos, se vinieron de otro sector de Caracas a esconderse, pero que la policía se enteró, y que dentro de 2 días asesinaron a cuatrote ellos, y pusieron presos a los dos otros … y uno de los señores dijo algo como:

“Deberían matarlos a todos de una vez, en vez de meterlos presos.”

Y el otro señor respondió algo al estilo, “Sí, si no saben respetar, hay que matarlos. Esto ya es insoportable.”

Después, en otra ocasión, escuché otra conversación donde hablaban de dos jóvenes de un sector que extorsionaron a un comerciante del mismo sector a mano armada, y amenazaron de matarlo si él los denunciaba a la policía. Bueno, el comerciante los denunció, y el día siguiente los dos jóvenes estaban muertos.

Contaban que toda la gente del sector estaba feliz, muy feliz, de que por fin estos dos jóvenes fueron asesinados, porque hacia mucho tiempo que andaban robando, secuestrando, extorsionando, y amenazando a mano armada a la comunidad.

¡Por fin!

Esa era la reacción.

Bueno, escuché varias historias al estilo de lo de arriba, y cuando llegué de vuelta a mi pueblito tachirense, me contaron que al seguidor del jefe de la banda que fue asesinado poco antes de que me había ido de viaje, también lo asesinaron, en su casa, un día antes de que yo arribara, que un operativo policial altamente armado y equipado, con muchos efectitos, había hecho un allanamiento de unas 5 casas donde se resguardan a paramilitares colombianos, secuestradores, extorsionistas, y asesinos, y que ese joven decidió sacar su arma para dispararles a la policía, y allí mismo lo mataron.

¡Por fin!

Eso me decían.

¿Por eso el samuro muerto?

Me contaron que se llevaron unos ocho delincuentes … pero hay varios que no pudieron agarrar y que todavía andan por aquí escondidos … que encontraron drogas y armas y un montón de cosas robadas … y todos sabemos quienes son … ya hace unos tres años que nos andan jodiendo, esas ratas, y estamos cansados de tanto abuso …

Todos aquí en este pueblito, sin excepción --- aun una vecina tipo comeflor, tipo hippie --- me dijeron la misma cosas:

- ¿Ya te enteraste?

- Sí.

- Deberían haber matado a todos de una vez.

Esta es una de las actuales realidades de Venezuela, y no solamente en algún lugar en particular.

Me parece que si escuché los mismos tipos de comentarios en las costas de Venezuela, en Caracas, y en la frontera con Colombia, entonces esta realidad debe ser bastante real.



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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