Rastros del Tiempo (CXXXV)

La Civilización Olmeca: Los Forjadores de la Primera Cultura Mesoamericana

​La civilización Olmeca, cuyo nombre significa "gente del país del caucho" en náhuatl, según las fuentes estudiadas, es considerada la cultura madre de Mesoamérica. Establecida en las tierras bajas del centro-sur de México, específicamente en la región costera del Golfo de México (hoy estados de Veracruz y Tabasco), esta sociedad floreció entre 1500 a.C. y 400 a.C., sentando las bases de las sofisticadas civilizaciones que le seguirían, como la Maya y la Azteca.

El desarrollo Olmeca se puede dividir en tres fases principales, vinculadas a sus principales centros ceremoniales: San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes. 1. San Lorenzo (c. 1500 – 900 a.C.) considerada la Cuna del Estilo, en San Lorenzo Tenochtitlán, fue el centro político y ritual más antiguo, y el sitio donde se manifestó por primera vez el distintivo estilo artístico Olmeca. El complejo pertenece a la cultura olmeca que se desarrolló en el Preclásico Medio, en las tierras bajas del Golfo de México. Se localiza en una comarca, entre los ríos Coatzacoalcos y Chiquito. San Lorenzo fue edificada en una plataforma artificial de unos cincuenta metros de altura, por encima de la sabana en la que se localiza. 

Los olmecas de San Lorenzo demostraron una habilidad como ingenieros, muy notable. Crearon una vasta red de drenaje y acueductos subterráneos, hechos de piedra basáltica, lo que implicó un enorme esfuerzo logístico, para transportar la roca desde largas distancias. Se destacaron en el arte de la escultura, dejando como legado antropológico, las cabezas colosales en San Lorenzo, donde se tallaron algunas de las más antiguas y monumentales; 10 encontradas aquí, que representan los retratos individualizados de sus gobernantes. Estas cabezas, de varias toneladas de peso, son el sello concreto de su arte. El desarrollo de estas obras colosales, evidencia la existencia de una sociedad jerarquizada, con una élite capaz de organizar, y dirigir grandes grupos de trabajadores y artesanos. 

2. La Venta surge aproximados los años 900 a 400 a.C. considerado el cenit cultural de los olmecas, fue el principal centro ceremonial, actuando como ciudad en los ámbitos: social, económico, político e ideológico. Tras el declive y posible destrucción de San Lorenzo, el poder Olmeca se trasladó a La Venta (Tabasco), alcanzando su máximo apogeo. La Venta se organizó como un complejo ceremonial planificado alrededor de un eje norte-sur. Su estructura más notable es la Gran Pirámide, una grandiosa estructura cónica, de arcilla, considerada una de las pirámides más antiguas de Mesoamérica, es la más importante plataforma piramidal del “Complejo C”, en La Venta, Tabasco. Esta es considerada la pirámide más antigua de Mesoamérica, construida hace más de 3,000 años; construida con tierra compactada, tiene una forma circular-irregular, mide alrededor de 34 metros de altura y un diámetro de unos 128 metros. Su construcción requirió aproximadamente 100.000 metros cúbicos de barro. 

La Venta es famosa por sus pequeñas figurillas, hachas y joyas de jade, talladas con una maestría sin igual. El arte en este material, está representando por el "hombre-jaguar", que representa la conexión entre los humanos y los jaguares, ya sea como chamanes o guerreros, con el poder de transformarse o como deidades, mostrando la sofisticación de su ideología religiosa. Hacia el 400 a.C., los grandes centros ceremoniales de La Venta y Tres Zapotes, entraron en un proceso de declive. Las causas de la decadencia olmeca, no son completamente claras, pero se manejan varias hipótesis, como: cambios ambientales, posiblemente, la sedimentación de los ríos y los cambios hidrológicos, en la región del Golfo, afectaron la productividad agrícola, volviendo insostenible el mantenimiento de una población densa, y la vasta infraestructura ceremonial; los conflictos internos, como  el control centralizado, pudo haberse debilitado, llevando a la fragmentación de los clanes y a guerras internas, como parece apuntar la mutilación intencional de algunas cabezas colosales, en San Lorenzo; es posible que la presión externa, que grupos migratorios o vecinos, comenzaran a ejercer  sobre los centros olmecas, interrumpiendo las rutas comerciales cruciales, para obtener materias primas, como la obsidiana, el basalto y el jade. Aunque las fuentes consultadas, nos revelan que los grandes centros colapsaron, pero la cultura Olmeca no desapareció de la noche a la mañana. Sus tradiciones y su gente se dispersaron, y sus ideas se filtraron en las culturas emergentes de la región, como la de Tres Zapotes, que continuó con ciertas tradiciones olmecas, pero con un estilo artístico y una organización diferente. 

3. El centro ceremonial Tres Zapotes. La decadencia del centro ceremonial olmeca de Tres Zapotes no fue el fin de la cultura olmeca, sino el último de sus grandes centros en florecer, ya que para cuando alcanzó su auge, la civilización olmeca ya estaba en declive. La decadencia de la civilización olmeca se evidencia en eventos como el intento de destrucción de cabezas olmecas, alrededor del 900 a.C. en el centro de San Lorenzo. 

En religión, los olmecas veían como deidad principal al Jaguar, concepto de un cosmos triple, como símbolo de poder y deidad central entre las posteriores culturas: Mayas, Zapotecas y Aztecas. Los olmecas tuvieron un sistema de escritura considerado el más antiguo de Mesoamérica, con ejemplos que datan de hasta el 1000 a.C. Aunque su desciframiento completo sigue siendo un desafío, la evidencia incluye hallazgos como el Bloque Cascajal, que presenta 62 símbolos, y la Estela de San Andrés, que muestran glifos y símbolos, que se usaban para registrar información y que sirvieron como base para escrituras de posteriores culturas, como la escritura maya. 

La escritura olmeca era visual y artística, utilizando pictogramas e ideogramas, que incluía epígrafes y glifos, para registrar fechas y eventos. También incluía signos para la aritmética, como puntos para el uno y barras para el cinco, que se utilizaban en la medición del tiempo y la construcción. Medían el tiempo mediante un calendario de un año ritual de 260 días, 20 grupos de 13 días, usado para propósitos ceremoniales y adivinatorios que combinaba con un año solar de 365 días, llamado xihuitl en náhuatl o haab en maya, que se basaba en el movimiento del sol. Constaba de 18 "meses" de 20 días cada uno (360 días), más 5 días adicionales.

 La combinación de los dos calendarios creaba un ciclo de 52 años, conocido como "Fuego Nuevo", “Yankuix Tlachinolli” en argumento náhuatl, cuyo ritual simbolizaba la renovación del universo y la renovación del compromiso de los humanos para mantener el orden cósmico. La ceremonia implicaba un período de ayuno y la purificación personal antes de encender el “nuevo fuego” de forma pública.. Este era el punto donde ambos ciclos coincidían. Su sistema se basaba en la observación del sol y de ciclos naturales, y sentaron las bases para los calendarios de culturas mesoamericanas posteriores.  

De tal manera los Olmecas tuvieron escritura y calendario y uso de glifos tempranos y el concepto del "Contador de Días", que contiene una de las fechas más tempranas de la “Cuenta Larga”, el sistema calendárico lineal, no repetitivo utilizado por las culturas postreras mesoamericanas, especialmente los mayas, que cuentan los días transcurridos desde una fecha de inicio mítica el11 de agosto de 3114 a.C, que marca el inicio mítico, del ciclo actual del calendario maya de Cuenta Larga, considerado la fecha de la Creación del mundo, según su cosmogonía. Aunque otras fuentes citan el 13 de agosto de 3114 a.C. como la fecha exacta, ambas fechas se refieren al "día cero", que marca el comienzo de esta era, según la correlación GMT, (Goodman, Martínez, Thompson), la certificación calendárica más aceptada, entre el calendario maya, de Cuenta Larga y el calendario gregoriano, que se basa en un sistema vigesimal (base 20) modificado, donde los periodos son kin (día), uinal (20 días), tun (360 días), katún (7.200 días) y baktún (144.000 días). Era utilizado para registrar fechas de eventos importantes en monumentos de piedra.  

 En el Arte Monumental, para la elaboración de las cabezas colosales, hicieron uso del basalto en la estatuaria monumental y altares. Estelas y altares narrativos en Tikal, Copán y otros sitios Mayas. También practicaban el Juego de Pelota, que tenía un profundo carácter ritual y simbólico además de ser una actividad deportiva. Se jugaba con una pelota pesada de hule sólido en canchas de piedra y era una competencia entre dos equipos, que podía tener importantes repercusiones religiosas y sociales, incluyendo la posible resolución de conflictos. La cancha más antigua conocida, utilizada con fines rituales, se convirtió en un elemento fundamental de casi todas las ciudades mesoamericanas; la organización de los centros ceremoniales era un eje central y la construcción de pirámides escalonadas, era la base del diseño urbano de Teotihuacán y las grandes ciudades Mayas. 

Los Olmecas fueron los grandes innovadores de Mesoamérica. Establecieron la pauta para la vida religiosa, política y artística en la región. Su dominio en el tallado de piedra y el jade, su compleja ideología centrada en el jaguar y su organización de grandes proyectos, definieron el modelo cultural y civilizatorio, que se perfeccionaría en los milenios posteriores. El impacto de la civilización Olmeca fue profundo y duradero, y su influencia se extendió por toda Mesoamérica, siendo su influencia, el aporte para la continuidad de culturas que la sucedieron.

 



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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