La Peste Negra (o Muerte Negra), que asoló Eurasia y Europa entre 1347 y 1353, fue la pandemia más devastadora de la historia. Causada por la bacteria “Yersinia pestis”, transmitida principalmente por pulgas de ratas negras. Surgió en Asia Central alrededor de 1346 y llegó a Europa en 1347 a través de barcos genoveses desde Crimea. Se extendió rápidamente por rutas comerciales, afectando a toda Europa. Esta calamidad no solo dejó un rastro de muerte inigualable, sino que también actuó como un potente catalizador, que aceleró el declive del feudalismo y reconfiguró la sociedad europea medieval.
La pandemia tuvo un impacto demográfico catastrófico. El brote más severo en Europa duró aproximadamente cinco años (1347-1352), aunque la enfermedad se convirtió en endémica, reapareciendo en brotes cíclicos, durante muchos años, hasta alrededor de 1490 y, con menor intensidad, hasta el siglo XVIII). Las estimaciones de muertes en Eurasia son de entre 75 y 200 millones de personas en total, de las cuales aproximadamente entre 25 y 30 millones murieron en Europa. Europa y Asia se vieron afectadas por igual, pero la cifra total se da para Eurasia en general. Europa perdió entre un tercio y la mitad de su población. Ciudades como Florencia perdieron hasta el 80% de sus habitantes, y regiones enteras quedaron despobladas, lo que representó alrededor de un tercio de la población total del continente en aquel momento.
La brusquedad de los síntomas era aterradora, con víctimas que a menudo morían a los pocos días, de la aparición de la fiebre alta, tos sanguinolenta y los característicos bubones (ganglios linfáticos inflamados), las precarias condiciones higiénicas, las ciudades superpobladas y el hacinamiento facilitaron la propagación, todo esto generó un pánico masivo, A esto se le suma también la llamada Pequeña Edad de Hielo que sucedió entre 1315 y 1320, que agravó la Peste Negra, ya que había debilitado la salud de la población, lo que provocó malas cosechas y hambrunas, y, en consecuencia, la desnutrición, no pudiendo resistir a tan atroz pandemia, cuando se carecía de conocimientos médicos avanzados, los médicos medievales atribuían la peste a castigos divinos, cuando no existían antibióticos ni conocimiento bacteriano.
Esta terrible peste causo severas Consecuencias Socioeconómicas, y la Caída del Régimen Feudal; no solo diezmó la población, sino que alteró radicalmente la estructura social, terminó con el feudalismo, basado en siervos atados a la tierra de señores nobles, que colapsa por la escasez de mano de obra post-pandemia. La pérdida masiva de población desarticuló las estructuras socioeconómicas medievales, siendo la consecuencia más significativa el debilitamiento del sistema feudal. La muerte de millones de campesinos, generó una escasez crítica de mano de obra. Para los siervos y campesinos que sobrevivieron, esto se tradujo en un poder de negociación, sin precedentes entre las clases sociales del momento; se presentan acontecimientos clave, como la escasez laboral y las revueltas campesinas, donde los campesinos sobrevivientes, aprovecharon el momento oportuno, para exigir salarios más altos y libertad.
En Inglaterra, la Revuelta de los Campesinos en 1381 rechazó el Estatuto de los Trabajadores 1351, que intentaba fijar salarios bajos; fue una ley inglesa promulgada para fijar los salarios de los trabajadores manuales, a los niveles de antes de la Peste Negra. Esa ley prohibía a los empleadores pagar salarios superiores, a los que pagaban antes de la Peste, y obligaba a los menores de 60 años a trabajar o a ser castigados. A pesar de los esfuerzos por aplicarlo, la ley fue difícil de aplicar y generó un gran descontento que contribuyó a la Revuelta de los Campesinos de 1381.
Después de la pandemia, la tierra se volvió abundante y menos valiosa, mientras que los trabajadores se volvieron escasos y costosos. Los salarios agrícolas y artesanales se dispararon, y los campesinos pudieron exigir mejores condiciones, abandonar la tierra del señor feudal, e incluso lograr la abolición de la servidumbre en muchas áreas. Los señores feudales, cuya riqueza dependía de la renta de la tierra y del trabajo servil, perdieron poder y riqueza, al no poder cobrar las rentas habituales, ni obligar a los vasallos a trabajar. A medida que la nobleza feudal se debilitaba, los reyes comenzaron a centralizar el poder, apoyándose en la creciente importancia de las ciudades y las nuevas clases comerciales (la burguesía), lo que marcó el inicio de la transición hacia los Estados-nación modernos.
La medicina medieval estaba pobremente equipada para combatir una la peste; los esfuerzos de combate, se basaron principalmente en el aislamiento y la cuarentena, prácticas que surgieron de la observación empírica (Venecia fue pionera en la implementación de la cuarentena). Los médicos para atender a los enfermos usaban unas máscaras, con forma de pico, llenas de hierbas aromáticas, para soportar los malos olores que producía la enfermedad y preservarse del contagio, mientras las autoridades públicas, intentaron mejorar la higiene y ventilar las casas, aunque con un entendimiento limitado de la verdadera causa de la enfermedad.
Los medicamentos y remedios de la época eran ineficaces, ya que se basaban en la teoría de los cuatro humores. Se recurría a sangrías y purgas para "equilibrar" los humores, con la aplicación de cataplasmas y ungüentos a base de hierbas, o incluso excrementos sobre los bubones, para intentar "madurarlos" y drenarlos; el uso de hierbas aromáticas (como la ruda, la menta o el vinagre) para "purificar" el aire, creyendo que la enfermedad se propagaba por el "mal aire". La Peste Negra, al diezmar la población, transformó radicalmente las dinámicas de poder entre el trabajo y el capital, dejando atrás el rígido sistema feudal y preparando el terreno para el Renacimiento y la era moderna y el inicio del capitalismo.
Luego de la peste, la tierra se presentaba abundante, debido a los miles o millones de campesinos, y dueños de la tierra, que murieron por la pandemia, pero la mano de obra escasa, impulsó el paso de la servidumbre, a jornaleros libres y arrendatarios. Esto fomentó el capitalismo incipiente y el comercio. Los nobles perdieron control; surgió una clase media de mercaderes y artesanos, (la burguesía); La Iglesia, acusada de ineficaz, vio erosionada su autoridad, allanando el Renacimiento y la Reforma. La Peste Negra aceleró el fin de la Edad Media: impulsó innovaciones agrícolas (rotación de cultivos), urbanización y el humanismo renacentista. Aunque recurrente hasta el siglo XVII, su impacto inicial transformó Europa, hacia la modernidad.