Rastros del tiempo (C)

Origen y trascendencia de la arepa como alimento ancestral

A propósito de nuestra gastronomía tradicional, hoy no ocuparemos de investigar el origen de la arepa, un alimento básico en la dieta venezolana y colombiana, tiene raíces profundas que se remontan a tiempos milenarios; se cree que los aborígenes que habitaban la región que hoy conocemos como Venezuela y Colombia, ya preparaban una especie de arepa, mucho antes de la llegada de los españoles. Estos primeros habitantes utilizaban granos de maíz cocido, molidos entre piedras, para crear una masa que luego cocinaban sobre una plancha de barro (budare); por lo que en la actualidad, la arepa es considerada un icono gastronómico de Venezuela y Colombia. Es un símbolo de la tradición gastronómica, todavía presente en estos países.

Para llegar hasta el origen y la historia de la arepa, he tomado alguna versiones de las fuente escritas por cronistas e historiadores de la época de la conquista española, que nos dicen que los aborígenes "guanes", que habitaban el actual territorio del departamento de Santander, Colombia, se dedicaban a la agricultura, especialmente al cultivo de maíz y algodón, y la arepa la denominaban tijitafun, y los chibchas, también del hoy territorio colombiano, la llamaban Thytafun o Thyta fun, según versiones escritas por el conquistador español Gonzalo Jiménez de Quesada, en 1545,

Esta voz aborigen como denominación de la arepa, por estos pueblos originarios, fue asentada en el idioma español en 1884, por la Real Academia Española. Según el Diccionario histórico del español de Venezuela (2012 y 2016) de Francisco Javier Pérez, profesor titular de la Universidad Católica Andrés Bello y director de la Cátedra Andrés Bello, (Venezuela) que sostiene que el primer registro escrito de este vocablo y sus variantes (arépa, areppa, eréba, erepa, erépa) fueron datados, entre 1539 y 1553 en el libro "Viaje y descripción de las Indias", de Galeotto Cei, que se encuentra en el archivo del Museo Británico, que contiene un relato sobre la arepa que dice:

 

"Hacen otra suerte de pan con el maíz a modo de tortillas, de un dedo de grueso, redondas y grandes como un plato a la francesa, o poco más o menos, y las ponen a cocer en una tortera sobre el fuego, untándola con grasa para que no se peguen, volteándolas hasta que estén cocidas por ambos lados y a esta clase llaman areppas y algunos fecteguas".

 

Pero también, fray Pedro Simón, franciscano español, profesor y cronista, que desarrolló la mayor parte de su vida profesional en la América española, en su obra "Noticias Historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales", y Bernabé Cobo, cronista científico y sacerdote español, en "Historia del Nuevo Mundo", escribieron que "en América los aborígenes hacían unas tortas tan gruesas como un dedo, que se llaman arepas".

En lo que respecta al maíz, como materia prima para la elaboración de la arepa, encontramos que la cultura muisca, considerada la más avanzada, de la región, tuvo su desarrollo en el centro de la actual Colombia, durante la fase arqueológica del altiplano colombiano, anterior a la muisca, que se extendió aproximadamente entre el 800 a. C. y el 800 d. C., denominada el Período Herrera, estos pueblos originarios cultivaban maíz, en todo este territorio que habitaron lo que comprende el Altiplano Cundiboyacense, que incluía un gran lago, en su territorio, según los escritos antiguos hechos por los cronistas españoles. También existen registros antropológicos del cultivo de maíz en la zona sur occidente de Colombia desde hace más de 6.000 años, y de la presencia de la arepa, en la alimentación desde hace 3.000 años, específicamente por parte de la cultura muisca; costumbre que todavía persiste en la actualidad en la zona central de Colombia.

Según las fuentes consultadas, y en lo que se refiere a la arepa en Venezuela, la palabra "arepa" proviene del vocablo indígena "erepa", que significa "maíz" en la lengua cumanagoto, (Itoto Majun) uno de los tantos pueblos originarios de la región, que hoy es Venezuela, donde se refleja la importancia del maíz, como alimento fundamental en la cultura y la vida de estos primeros pobladores. Para estos pueblos originarios, el maíz no era simplemente un alimento; poseía un carácter sagrado y un profundo significado espiritual para estas civilizaciones, lo que otorgaba a la arepa, una importancia que trascendía su valor nutritivo. Otros pueblos originarios, en el hoy territorio colombiano, como los taironas y los arhuacos, también cultivaban extensamente el maíz y elaboraban preparaciones similares a la arepa. ​

También José de Acosta, filósofo y jesuita español en el siglo xvi, al referirse como un alimento muy nutritivo, contrastó la arepa con el pan y el casabe, al decir que este es "más grueso y más cálido y engendra sangre". También menciona que la arepa tiene forma "del disco solar" y el budare es como "piedra o arcilla de sacrificio para el rito del primer pan" y Pedro Ruiz de Tapia, el contador del rey en Venezuela en 1548, señala que las arepas eran racionadas al pueblo; cada aborigen recibía tres arepas de maíz al día para el almuerzo y la cena.

Ya en el siglo XIX, el científico francés Jean-Baptiste Boussingault, recorrió el territorio colombiano donde los "chamies", habitantes de la Cordillera de los Andes, entre 1823 y 1832, hace la siguiente descripción:

Los chamíes Durante semanas dejan a sus mujeres el cuidado de cultivar el maíz y la yuca; el primero es la base de su alimentación vegetal, como en toda Sur América y México. Cuando la mazorca no está madura todavía, la ponen a cocinar bajo ceniza y entonces es un alimento harinoso, ligeramente dulce, llamado "choclo"; cuando los granos están maduros, los mojan en agua y los trituran en una piedra, para hacer una pasta que modelan como una galleta y que cocinan en un plato de barro: así obtienen la "arepa", especie de pan ácimo.

El viajero sueco Carl August Gosselman, quien recorrió a Colombia por las regiones de Antioquia y el Viejo Caldas, escribió en su libro "Viaje por Colombia" 1825-1826:

"Lo que más abunda [en el mercado de Medellín] es el maíz, base de la alimentación, que se expende en forma de arepas, gruesas galletas de muy buen sabor, sanas y algo más nutritivas que el pan, prescindiendo de la porción de agua que contienen... Hoy día, ricos y pobres comen con gusto las sabrosas arepas".

Con el tiempo, la arepa evolucionó y se adaptó a los diferentes ingredientes y técnicas culinarias de cada región. En Venezuela, la arepa se convirtió en un símbolo de identidad nacional, presente en la mesa de todas las clases sociales y en todas las ocasiones, desde el desayuno hasta la cena. Se prepara de diversas formas, frita, horneada, cocida en budares sobre el fogón de leña, y se rellena con una gran variedad de ingredientes. En Colombia, la arepa también ocupa un lugar importante en la gastronomía, aunque con algunas diferencias en su preparación y consumo.

La trascendencia de la arepa va más allá de su valor nutricional y gastronómico. La arepa es un símbolo de unión familiar, de tradición y de identidad cultural. Es un plato que se comparte con amigos y familiares. En la actualidad, la arepa ha trascendido y se ha convertido en un plato popular en muchos países del mundo. Su versatilidad, su sabor y su valor cultural la han convertido en un embajador de la gastronomía latinoamericana.

Para la preparación de las arepas, desde la ancestralidad se han implementado varios métodos, que aún todavía se usan en muchas partes del campo venezolano como: pilar el maíz en pilones rudimentarios construidos con un tronco de madera fuerte, como la vera, luego de pilado el maíz se cocina se muele y se procede a amasar y hacer las arepas, y cocinarlas en un budare de barro cocido o en una parrilla de hierro, sobre un fogón de leña; otra forma tradicional de procesar el maíz, que aún se usa todavía, es cocinar el maíz añadiendo cal natural o ceniza, al agua con el maíz, hasta que los granos pierdan la cascarilla, para luego proceder a moler el maíz y elaborar la arepa, que comúnmente se le denomina "arepa de maíz pelado" o simplemente "arepa pelada", muy apreciada por agradable sabor y textura.

Pero también ha surgido otro modo de preparación de la arepa, que es a través de la harina precocida industrializada, que fue presentada en 1960, en el mercado venezolano; un producto que el ingeniero Luis Caballero Mejías en 1954, había inventado, lo que facilitaba enormemente la preparación de la masa. Caballero Mejías, inventó el procedimiento industrial respectivo, para su propia empresa: "La Arepera, C.A". El día 4 de junio de 1954, fue patentada por la Dirección de Comercio de la propiedad Industrial y Comercial del Ministerio de Fomento de la República de Venezuela, concediendo la patente número 5176, para procesar la harina de maíz precocida, precursora de la Harina P.A.N.

Caballero Mejías intentó hacer popular su invención bajo la marca: "Harina Precocida La Arepera", sin embargo, por problemas de salud, se vio obligado a venderle la fórmula al Dr. Mendoza, dueño de Empresas Polar. Caballero Mejías, muere en Caracas en 1959, y un año después sale al mercado venezolano, la conocida Harina PAN, bajo el slogan: ¡Se acabó La Piladera! La harina de maíz precocida sustituyó el engorroso proceso de pilar, cocer y moler. Juan Lorenzo Mendoza Quintero propietario de las Empresas Polar, en 1960, con la ayuda del químico Carlos Roubicek, crearon la marca P.A.N. (Productos Alimenticios Nacionales) para comercializar la harina de maíz precocida, invento desarrollado por el ingeniero venezolano Luis Caballero Mejías.

En la actualidad la arepa sigue siendo un pilar fundamental en la dieta de la cultura culinaria de Venezuela y Colombia; su trascendencia se manifiesta en varios aspectos: como alimento versátil y nutritivo, que se consume a diario en muchos hogares; como símbolo cultural, de identidad nacional y regional; como motor económico, que genera empleos, en la producción y ventas de arepas, aportando ingresos para muchas familias, la arepa como innovación culinaria ha trascendido las fronteras de la cocina tradicional, adaptándose a nuevas tendencias gastronómicas; en síntesis, la arepa sigue siendo un alimento esencial en la actualidad, tanto por su valor nutritivo, como por su importancia cultural y económica y por su versatilidad y capacidad de adaptación que garantizan su permanencia en el tiempo​


 



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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