Cuento o razón

​¿El hombre que no tiene fantasía, cómo podrá hacer un futuro?

​El sol agrietaba la tierra en Tacarigua. Bajo la mata de mango, cuyas hojas se rizaban de sed, Pipo, el perro con orejas gachas, suspiró:

​"Esto no es vida, Juancho", gruñó con voz rasposa. "Ni una miseria de brisa, y el agua… el agua es un espejismo".

​Juancho Marcano, el periodista de pueblo, se ajustó el sombrero de cogollo. "Lo sé, viejo amigo. El conuco agoniza. Mira esos mangos, abortados antes de tiempo, duros como piedras".

​Pipo lamió su pata, la lengua áspera. "Los árboles se están secando. La guanábana parece un espantapájaros. Y ni hablar de los nísperos. Pronto no tendremos ni sombra para quejarnos".

​"Es desolador, Pipo. La gente reza, hace promesas, pero la lluvia no llega", dijo Juancho, con la mirada perdida en el horizonte calcinado.

​El perro levantó su hocico, olfateando el aire polvoriento. "Sabes, Juancho, el hombre que no tiene fantasía, ¿cómo podrá hacer un futuro?".

​Juancho lo miró, sorprendido. "Pipo, acabas de citar a Rómulo Gallegos", dijo el periodista, abrazó a su perro y luego ambos tomaron el camino de regreso a casa.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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