La deformación cultural una forma de agresión a la integridad y soberanía nacional. Es conquista mediante la perdida de la identidad

Comienzo estas reflexiones apoyándome en dos citas: una de John Foster Dulles, protagonista de más de una intervención en contra de los pueblos latinoamericanos, como el caso de Guatemala, y artífice de una política imperialista de expansión y dominación en nuestro continente, y la otra: la del presidente norteamericano Woodrow Wilson. En ese orden.

"hay dos maneras de conquistar un país extranjero.

Una de ellas es imponerse a su pueblo por las fuerzas

de las armas; la otra, quedarse con el control de su

economía a través de las finanzas".

J. F. Dulles

"Un país es poseído y dominado por el capital

que en él se haya invertido"

W. Wilson

La dinámica social habla de una tercera manera de conquistar: nuestro pueblo viene siendo dominado a través de una tercera forma que sigilosa, ha extendido sus tentáculos sobre el cuerpo social venezolano.

Es una tercera manera no muy convencional de penetración; es a través de la conquista de nuestras mentes, de la deformación y coloniaje de nuestra cultura.

Es imperioso, previamente, un marco teórico para su exacta explicación. Veamos el contexto:

EL CONTROL DE LA ECONOMÍA Y LA CORRUPCIÓN

Alarmante, en la cuarta república, la intervención y control de nuestra economía, aterradora la presencia preponderante de capitales extranjeros en la banca, el comercio, la construcción, la industria, los servicios. Para mayor mal, se había impulsado un proceso de desnacionalización, desde las más altas instancias del poder, pretendiendo o entregando las industrias básicas y hasta las estratégicas para la defensa de la nación, como en el caso de las comunicaciones.

Su consecuencia, el control de los sectores más dinámicos de la economía nacional, las altas tasas de ganancias y la consiguiente fuga de capitales que impiden la acumulación interna y les permiten a las transnacionales nuevas inversiones en los espacios bajo su Imperio.

En ese proceso de expansión y dominio controlan los recursos naturales, financieros y maximizan sus ganancias sobre la explotación del pueblo. En la confrontación capital trabajo, los asalariados perciben un salario de hambre, el cual que no corresponde a una digna contraprestación por el trabajo ejercido, ni a las necesidades de supervivencia, ni a los requerimientos educativos y de la salud, como tampoco para el esparcimiento y la recreación.

Era espantoso –por decirlo lo menos– la corrupción y el desfalco del tesoro público, al amparo a la sombra del poder político, común en la administración pública -en todos sus niveles- desde el más modesto funcionario hasta directores y presidentes de institutos y órganos, la "mordida", el "matraqueo", el "cuánto hay pa eso". Concejales, alcaldes, Diputados, de origen humilde, originarios de barriadas pobres convertidos de la noche a la mañana en propietarios de camionetas último modelo, valorada en miles de dólares, donde no falta el lujoso apartamento ni la lancha, en algunos casos la avioneta. Riqueza súbita, prosperidad mágica, con la velocidad del rayo, sin trabajo conocido y sin ser parte de una herencia Notoria la vida prospera, derrochadora, de nuevo rico una vez encumbrado a las sombras del poder público.

Cuarta República un mundo de iniquidad y perversidad que alcanzaba a jóvenes y viejos parlamentarios, miembros del poder judicial, notarías, registros, inspectorías, todo, absolutamente todos, los tres poderes, bajo el reinado de la corrupción, la apropiación indebida, el asalto a manos llenas. Miles de millones de dólares en cuentas extranjeras producto de la corrupción, cuyos bandidos, criminales propietarios de inaudita riqueza, sin castigo o sancionados levemente, dándose la gran vida en el extranjero, luego de unas "vacaciones" o "pasantía" en algún privilegiado reten o cárcel pública, en muy pocos casos, sin importarle la ruina de la nación y las necesidades no satisfecha de la población, a consecuencia de la quiebra económica de la República y de la continuidad sin freno de la corrupción a sacos llenos. Era muy doloroso ver como se había implantado en nuestro país, el hecho de absolver como inocentes a los más grandes delincuentes políticos, saqueadores del patrimonio nacional.

Es innegable que la generalizada corrupción deforma nuestra identidad nacional, un pueblo, que siempre ha tenido en la honradez y en la justicia uno de sus más grandes valores morales, educado en el mal ejemplo y la insana práctica, dentro de la más grosera impunidad. Ser honesto era de tonto y ser avispado era aprovecharse inmoralmente del tesoro público.

La clase social económicamente dominante, los altos políticos, las corruptas cúpulas en complicidad con factores de poder externos, se habían alejado de todo lo que significa ejemplo de honradez, decencia, honor y probidad.

Conducta que desdice y contradice el respeto, la reverencia, la adoración, veneración, enaltecimiento y glorificación en cada 19 de abril, 24 de junio, 5 y 24 de julio y 17 de diciembre. Carentes de la menor vergüenza, pomposa y aparatosamente hacían las ofrendas florales y lo altisonantes discursos, imposibilitaban construir una República de dignidad, de ejercicio cívico de la ciudadanía y fortalecimiento de la soberanía y de la cultura de la honradez a toda prueba que heredamos de nuestros ancestros.

No se puede creer en esa falta de autenticidad, en esa engañosa solemnidad, que intentaban mostrar los líderes políticos de la decadencia y sus gobiernos, ante el Himno Nacional y las fechas patrias.

Los venezolanos teníamos gobiernos que profundizaron las desigualdades sociales, la injusticia, ahogaban la libertad y la libre participación democrática de las grandes mayorías. Una camarilla, los cogollos, los privilegiados se apropiaban de los derechos inherentes a la naturaleza del hombre, cómo es vivir sin hambre, sin congojas, sin tristezas y alejados de lágrimas que oscurecen el alma y nieguen la vida.

TERCERA VÍA DE DOMINIO: LA CULTURA DEL PETRÓLEO

Dentro de ese contexto existe una tercera manera no convencional de dominio, que ha venido liquidando todos nuestros valores y tradiciones que nos identifican como pueblo, casi han reducido a la nada la cultura de la resistencia.

La invasión, el asalto, la ocupación, la conquista de nuestras mentes, la deformación cultural es lo que explica que se admire y se mimetice con los anti "valores" extraños, de otras latitudes y los tomemos como propios, despreciando lo auténtico, lo genuino, lo nacional, lo que ha identificado por siglos a nuestro pueblo, nuestro terruño, nuestro país, nuestro suelo natal, por lo que dieron la vida nuestros primeros defensores y legítimos representantes de nuestra identidad, como Guaicaipuro, Simón Bolívar, Simón Rodríguez, que proclamaba la originalidad, la necesidad de inventar.

Con amargura y desconsuelo observo como se arruina, como se violenta todo lo que significa la identidad nacional, todo lo que tiene que ver con la vida del venezolano. Anulan el desarrollo social con lo cual se podían resolver los problemas organizativos y de la vida.

Un país empujado hacia una aptitud de consumo de cuestiones con utilidad general, pero no usadas útilmente para fines conscientemente propuestos, a fin de resolver problemas básicos de la vida. Un país al que no le habían enseñado a escribir a máquina, le ofrecían computadoras. Un país al que le regalaban planchas de zinc para mantener igual su hambre del día siguiente. Un país convertido en mendigo dentro del quinquenal carnaval electoral.

UN CARNAVAL ELECTORAL sin programas, sin planteamientos transformadores, adornados de música y brincos en las tribunas, sin mensaje, al ritmo del merengue y la salsa y una que otra música llanera, exaltador de lo insulso, de lo frívolo, pero eso sí, y se debe escribir con mayúscula, con un mensaje engañoso en el ofrecimiento y manipulación de la esperanza de mejorar la vida, lograr beneficios en salud, educación, vivienda , trabajo y buenos sueldos, lo cual jamás se cumplía, en tanto los lideres políticos vivían en la opulencia y el despilfarro.

Una nación en donde casi se han abolido la arepa y la empanada, el desayuno criollo, el pabellón, por el perro caliente, la hamburguesa y las comidas ligeras de McDonald´s. Una república con grandes espacios vacíos, casi desierto, con una población concentrada en reducidas áreas con edificaciones imitadoras a rascacielos.

En la cuarta República se forjo una juventud alienada, admiradora del discurso y la retórica vacía, con una mentalidad de lucro, no educada en el ejercicio, en la práctica democrática. Juventud pragmática, inmediatista, casuística, individualista y sobre todo mimética, en donde la honda es la imitación a todo lo extranjero. Generación de cristal, alienada, inmovilizada, bloqueada, no pensante, ni crítica, es el resultado –y así debemos entenderlo– de un proceso educativo social para la dominación, el ultraje y la negación de la identidad nacional.

Juventud ajena a la sensibilidad, a la cortesía, jóvenes que se pueden sintetizar en la contradicción de llevar un nombre en inglés con un apellido muy criollo, con franelas que sirven de propaganda a instituciones y productos en idiomas extranjeros.

¿Cómo se podrá emular el pasado?

¿Cómo responder ante las exigencias del futuro?

¿Cómo edificar un país que requiere constancia, esfuerzo y compromiso, que exprese los intereses del pueblo?

Es el mimetismo, es el parecerse, lo que explica – en parte – que tengamos una juventud que se peina, que se afeita, que se viste, que baila, que habla y, sobre todo, lean muy bien, presten atención, piensa como el coloso del Norte.

La deformación, la conquista y coloniaje de nuestras mentes, de nuestra cultura, el desplazamiento de nuestros auténticos valores, que persigue anular, inutilizar, incapacitar a una juventud que enfrente, que se revele ante la dominación, el subdesarrollo, la explotación de los recursos naturales por fuerzas extranjeras, y la agresión a nuestra soberanía e independencia, ante este tipo de cosas, logran, impiden construir el país que queremos: independiente, que resuelva los problemas económicos y sociales, donde el colonialismo y la dependencia, el hambre, la falta de felicidad para todos sean pesadilla del pasado.

las ideas absolutistas o liberales, positivistas justifican la explotación, el subdesarrollo, ocasionan el atraso, distorsionan nuestros valores que nos identifican como pueblo, es necesario entender, lo indispensable, que es desarrollar un conocimiento que sirva para la liberación, la independencia y nuestra identidad cultural. Se hace imperativo que los educadores reflexionen del rol de reproductores de una ideología alienante y castradora, que impide el cultivo del talento, que lo ahoga, que no permite que se exprese libremente, que mutila su capacidad creadora. No deben olvidarse las palabras de Pio Tamayo desde el castillo de Puerto Cabello, en 1.930: "Si queremos cumplir la misión revolucionaria que la vida nos impone y la conciencia pide, debemos ser maestros de escuela... que en ello radica la verdadera revolución; forjadores del alma infantil en esa forja de hombres sobre cuyo yunque tan mal se ha martillado en Venezuela. Maestro de escuela: en la cátedra, en el periódico, en el campo, en las ciudades y los pueblos, dentro de los talleres y en medio de los salones. Generación pedagógica para poder hacer la Venezuela libre y amplia cuna de la humanidad civilizada. No olvides esto en tu tarea. Lee, busca la guía en cultura para tu formación espiritual. No olvides que por lo menos que se es maestro es por ese trabajo tonto de enseñar, según un texto, cuatro principios gramaticales o aritméticos: se es maestro cuando, junto con el libro de texto se da la enseñanza que despierta al niño a la belleza, a la justicia y al amor".

La república, la patria – América – requiere de ciudadanos con conciencia histórica, que sepan explicar su origen, lo que somos y lo que aspiramos ser, que sepan deslindar qué se enseña, cómo se enseña y para qué se enseña. Ciudadanos que rechacen las desigualdades sociales, la miseria, el hambre, el analfabetismo, la dependencia, el atraso, el control de nuestra economía por parte de potencias extranjeras. Ciudadanos que fomenten la paz, la liberación de los pueblos, se opongan a las dictaduras, al oscurantismo y a la dependencia, a todo lo que niegue la democracia, el saber, la universalidad del pensamiento. Una sociedad que tenga como norte un combate por la vida; la responsabilidad de construir el país posible.

La colonización de las mentes, la deformación cultural, es una forma de agresión a la integridad y soberanía nacional, una manera de sumisión y de conquista. La cultura es una fuerza de control y dominación, mediante ella se conquista las mentes, el pensamiento, lo logra mediante la deformación del lenguaje y el coloniaje sostenido por la corrupción, la intervención y dominio extranjero de la economía.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 794 veces.



Eduardo Orta Hernández


Visite el perfil de Eduardo Orta Hernández para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:


Notas relacionadas

Revise artículos similares en la sección:
Cultura y tradiciones


Revise artículos similares en la sección:
Actualidad