El Loco Zerpa, la casa de monedas de fantasía y el petro...

 

Una Ciber-Crónica Plutocrática, podrida de real y por ello muy pretenciosa. Garabateada por El Tal Cucho Berbín.

Era fundamentalmente noctámbulo. Solía deambular por el centro de aquella apacible y segura Cumaná de otrora. Su coto de caza era -¡sobre todo!- "El Bar Sport", al lado de "El Cine Pichincha", cerca de La Gobernación. Llevaba el pelo y la barba muy largos. Pinta de Patriarca citadino muy excéntrico. Destacaba en su faz una mirada penetrante, insoslayable de loco-serio, si los ha habido en este lado del mundo. E, invariablemente, vestía un palto con dos mayúsculos y profundos bolsillos laterales. Era El Afamado Loco Zerpa. Y respiraba "cumanecidad" por cada poro de su alta anatomía. Loco Zerpa para algunos y El Bachiller Zerpa para la inmensa mayoría.

Según una suerte de leyenda urbana, se había vuelto loco "de tanto estudiar" ¿Dato quijotesco? Éste primer hecho separa, de cuajo, al protagonista de nuestra crónica de los "Entrepeneur" (Grandes Hombres de Empresa y Estamento Político) de nuestra Venezuela, que no visitan bibliotecas, ni compran libros, ni entretienen sus ocios, en cosas tan improductivas como la lectura. "No leen ni los recibos de luz", según El Doctor Celso Medina. Por la vía de las lecturas, quizás haya llegado nuestro entrañable Loco Zerpa, al Rey Midas, que, en Un Mundo de Embuste, quiso convertirlo todo en oro. O, quien sabe si a los alquimistas medievales que buscaban La Piedra Filosofal que transformaría todo en riquezas. Por esa vía de ficción histórica o cuentística, quizás, haya arribado a la singularidad que vamos a narrar en detalle. Porque era -¡y en que cuantía!- muy singular este orate. ¿Qué lo hacía tan fuera de serie? Que se creía multi-millonario. Que habitaba, -¡cual Rico McPato vernáculo!-, en mundos de riqueza inabarcables. Y más que eso: poseedor no solo de Una Sólida Institución Bancaria Quimérica Enorme, -que ¡nunca-nunca! … quebró, que no precisó de créditos blandos, de recostaditas al gobierno, ayuditas o de dólares preferenciales. Además de ello, -¡ya de suyo excepcional!-, en un país de FEDECAMARADAS, arrecostados, locheros y pedigüeños, poseía Su Propia Casa Imaginaria de Acuñar Monedas.

El Sueño Fantasioso de cualquier banquero serio del viejo continente. O de Los Grandes Banqueros y Hombres de Empresa de Las Economías Asiáticas Emergentes. Por este último detalle, -¡acuñador de monedas con Sólido Respaldo de Fantasía y Embuste!-, fabricaba billetes con diferentes denominaciones: "Los Pela-Bolas". Un oxímoron, sin duda alguna. ¿Cómo puede "pelar bolas" quien posee astronómicas e inacabables riquezas IMAGINARIAS? Imprimía "papel moneda" de cincuenta, cien, doscientos y quinientos "PELA-BOLAS". Así denominaba sus curiosos billetes. Quinientos "pela-bolas" era el techo numérico auto-impuesto de SU MUY RESPETABLE cono monetario. En una oportunidad un jodedor güachafitero, pretendió confundirlo, encalambucarlo y vacilarlo: "-Zerpa, pana: ¿Por qué no te la das de loco frenético ‘e bola y fabricas billetes de mil, dos mil o quinientos mil pela-bolas?"; -"Porque soy un loco-serio, no joda; … ¡más respeto, carajo!", -fue su respuesta rauda, precisa, desafiante y desconcertante. Su técnica era de orfebre: dibujaba los billetes pela-bolas sobre una hoja de papel de resma de máquina. Varios billetes dentro de la misma superficie para ahorrar espacio. Con sus héroes imaginarios, invariablemente patilludos, de pechera floreada y de mirada extraviada, virola o pizpireta.

Los caballos manetos, pati-chuecos, disparejos o de cabalgar congelado en extraños e imposibles rictus anatómicos. Y de animales ornamentales, -porque también tenían animales sus billetes pela-bolas … ¿faltaba más? -, ejemplares de la fauna piscícola playera cumanesa: cachorretas gordas, catacos lustrosos, bagres jüínches saltarines, futres de negrísimo carboncillo o diminutos boquitas de güebo. Después los recortaba, ya se dijo, con firme pulso de orfebre. Y se llenaba, hasta el tope, con los afamados billetes pela-bolas, los enormes y profundos bolsillos laterales de su paltó. Y se llegaba al "Bar Sport", noche a noche, de mesa en mesa, con este pregón: "Contribuya con La Campaña Contra El Hambre". Además de potentado, FILÁNTROPO. Y ya se mencionó supra: nada que ver con nuestros banqueros quiebra-bancos y LA MAR DE PICHIRRES. Ahora bien: ya se estarán preguntando mis ciberlectores: ¿Qué tiene que ver El Loco Zerpa, con Las Monedas Virtuales de hoy? Muchas cosas y disímiles cosas. A saber: Los Billetes Pela-Bolas de El Loco Zerpa eran imaginarios en su origen, una riqueza cuasi-inasible.

Como las monedas virtuales de hoy. A pesar de que sus billetes pela-bolas, tenían un soporte físico, hubo en la totora, cacumen, molleja o materia gris de El Loco Zerpa, una suerte de premonición, de atisbo, de chispa neuronal, de adelanto a su tiempo -¡Típico de Los Grandes Genios de Todas Las Épocas Históricas!-, del dinero virtual de Internet y La Aldea Global, "grabado" sobre un soporte electrónico. Una chorrera de unos y ceros, "entreverados", como habría dicho mi Tío Lecho, Filósofo Auto-Didacto de Saucedo. Hoy creo, -¡firmemente!-, que la mesura (la auto-imposición de límites y techos de acuñación), sus previsiones ahorrativas, el hecho de no manufacturar pela-bolas inorgánicos, la honestidad a carta cabal de El Loco Zerpa, su Filantropía, su Genio Financiero Virtual (Imaginario), hubiesen hecho de El Loco Zerpa, un excelente candidato a Ministro de Economía Plenipotenciario PARA CONTROLAR EL PETRO VENEZOLANO. No tendríamos tanto rollo ni tantos insomnios y quebraderos de cabeza, hoy en día. Tome nota y hable con Nico, "Cilita". Quien sabe si haya quedado por ahí, un discípulo aventajado de El Loco Zerpa entre los borrachos de "El Bar Sport". Muchos de aquellos borrachines "le metían de frente al loco". Me consta. ¡Cuatro tercios bien fríos para esta mesa, Señor Pollino!

Y SERÁ HASTA LA PRÓXIMA, AMABLES CIBERLECTORES. ¡PREPAREN PLATA VIRTUAL PARA QUE ME BRINDEN! ¿En "El Bar Sport"? …



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Cruz Berbín Salazar


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