Bachélet ¿Lo perdimos todo?

Américo Hernández, gran periodista oriental, hoy desaparecido en parte por falta de apoyo en un hospital del estado Anzoátegui. A pesar de ser seguidor de Chávez, de seguro que de tener la posibilidad de preguntarle a la ex presidenta de Chile, le hubiese dicho ¿Cree que lo perdimos todo? En esa diplomacia protocolar, si cabe el término, la alta comisionada de los derechos humanos, a lo mejor contestaría que no le parecía, algo debe quedar.

Correspondiéndole a ella posteriormente, luego de sus análisis decirnos que era eso. Porque imagínense, cuando hablamos de soberanía, el mismo ejecutivo nacional manifiesta que le fueron confiscadas varias cuentas bancarias mil millonarias en el exterior, al igual que la perdida de la propiedad de Citgo. Además tenemos que recurrir a un árbitro internacional para saber quién miente. Ese ejemplo en lo macro, pero en lo pequeño nos encontramos en oficinas públicas donde la palabra de un funcionario cubano vale más que el venezolano a cargo.

El orgullo de ser venezolano adonde quedó, cuando se han marchado más de 4 millones a países vecinos, Europa y los Estados Unidos, el orgullo de luchar por nuestra tierra contra viento y marea desaparece, para mucha gente no se puede circunscribir a recibir la caja del Clap, la pensión y un bono esporádico. Si antes viajábamos a estudiar o en plan de turistas, ahora lo hacemos por necesidad, por hambre. Hay quienes piensan es una política de estado para quedarse solamente con los controlables, con los que no se quejen, tipo Cuba, los que solo ven televisoras con programas alienantes llenos de publicidad gubernamental vendiendo la imagen que estamos sembrando de todo, criando muchos cochinos y vacas, con la seguridad que para navidad no habrá necesidad de importar perniles.

Mientras la realidad es otra, fincas que cierran, santa marías bajadas, personas cada día más flacas. Si al orgullo le han dado duro, a la dignidad la han atropellado, aquella foto de un diputado con los interiores sucios, hoy todavía en prisión. Significó un claro mensaje a García: Fíjate lo que te puede pasar si te pones cómico. Al momento de soltarlo, tendrá que armarse de mucho valor para superar tan vergonzosa situación. Son pocos los que se negaron a llenar el carnet de la patria, prefieren quedarse sin Clap, sin Bono, sin las limosnas de la revolución. Más aún que en nuestra geografía regional para obtenerlo había que pasar por largas colas y las humillaciones de un tal Saúl, supuestamente coordinador de operaciones de Somos Venezuela, que piensa es la ultima gaseosa del desierto.

Muchos se entregaron por el cuento del precio de la gasolina, y donde solamente los carnetizados y censados gozarían de precios subsidiados. En la actualidad con la baja producción en las refinerías el bendito carnet no vale de nada. Ahora nos quieren quitar la esperanza, y hasta el mismo Guaidó cae en esa trampa, al expresar que de no haber cambio ahora morirá todo, dejando la idea en el aire que si él fracasa todo termina. Plenamente equivocado, él solamente es un instrumento momentáneo de la democracia, no sabemos si será histórico.

En el pueblo más pequeño de Venezuela hay talentos, hay líderes con suficiente valor e inteligencia para defender los verdaderos ideales de nuestra gente.

 

pedrodanieldelilla@gmail.com



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Pedro de Lilla

Cronista e investigador social

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