30 de abril de 2025.- Este miércoles, en la ciudad española de Valencia, Edmundo González Urrutia, solicitó el respaldo del Partido Popular Europeo (PPE) para que Venezuela recupere su libertad y democracia. Afirmó que este objetivo está «cada vez más cerca» y destacó que los problemas que enfrenta la democracia «solo pueden resolverse con más democracia», promoviendo la movilización masiva de la ciudadanía en defensa de sus libertades.
Sin embargo, el hecho de buscar apoyo del PPE, partido vinculado históricamente a políticas conservadoras y neoliberales, genera interrogantes sobre la coherencia de su discurso democrático y su compromiso con un verdadero cambio estructural. En un contexto en el que el PPE ha sido criticado por su relación con élites corporativas y por su postura frente a los derechos sociales.
Además, resulta especialmente preocupante la relación que se establece entre González y sectores asociados al apoyo al sionismo, según declaraciones de María Corina Machado, quien ha señalado abiertamente afinidades ideológicas con quienes defienden las acciones del Estado de Israel en Palestina. Esta conexión contradice la postura que muchos movimientos de izquierda sostienen en defensa de los derechos humanos en Gaza y frente al imperialismo global.
González también alertó sobre el retroceso de la democracia a nivel mundial, atribuyendo este fenómeno al avance de las autocracias que, según él, han aprendido a utilizar las «fake news» y explotar las insuficiencias democráticas para consolidar su poder. No obstante, su discurso ignora el rol de los gobiernos ultraderechistas en perpetuar desigualdades y socavar procesos democráticos genuinos, un análisis que sería fundamental para abordar la crisis venezolana desde una perspectiva verdaderamente transformadora.
En este sentido, resulta crucial destacar que la democracia no solo enfrenta desafíos externos. Las prácticas de simulación democrática y la exclusión sistemática de las voces populares, impulsadas por partidos como el PPE, también contribuyen al debilitamiento del Estado de derecho y la legitimación de políticas reaccionarias.