Medicina, Derecho i Filosofía

La despenalización del aborto (VIII)

“Cometer faltas es tolerable;
construirlas, no”

Goethe

“La esperanza siempre nace con el amor”

Miguel de Cervantes


Considero que las leyes siempre son rebasadas o quedan detrás del cambio social, por mui previsivas o futuristas que sean, como lo notamos con las grandes enciclopedias a las cuales le sucede lo mismo, cuando por ejemplo la británica o la universal francesa, quedan rezagadas en el tiempo. Lo vemos hasta en las fotos o ilustraciones; antes se decía que nacían con 7 años de envejecimiento, aunque los medios digitales de hoi, deben haber reducido eso a un mínimo. Las leyes que son instrumentos jurídicos para resolver los más graves i conflictivos problemas humanos, les sucede lo mismo o algunas lucen abandonadas; el Código de Instrucción Médico-Forense, data de ¡1878! Aunque advierten en nota que casi no se nota, que parece no tener carácter de lei, sin embargo hai reproducciones recientes en las librerías. Los problemas hai que enfrentarlos con racionalidad, no huir de ellos; por eso el conflicto que tuvimos en la Asamblea Nacional Constituyente, respecto al artículo que se refería a la vida (antes el 44 i luego quedó como el 43) cuando tratábamos de los Derechos Civiles. Allí quedó el artículo 43 iniciado con: “El derecho a la vida es inviolable” lo que no ofrece duda alguna; pero se pretendía agregar “desde la concepción”, pese a que, ni la Constitución de 1961 lo decía, sino igual que ahora; además, lo científico en medicina, es decir fecundación; pero se trataba de una maniobra destinada a asentar una oposición constitucional para el aborto. Para eso, argumentó Jorge Olavarría, totalmente ignorante sobre lo que es el aborto, una serie de sin razones no admisibles, mientras todo respondía una maniobra combinada o planificada con el señor Luis Miquilena i el Arzobispo, luego Cardenal, José Ignacio Velasco; por ello se me negó arbitrariamente la palabra, irrespetando mis repetidas solicitudes, lo que motivó mi protesta, el retiro de la asamblea i, de paso, frente a frente, mientras salía, decirle al constituyente ignorante que, hablar de lo que no se sabe, es deshonestidad intelectual. Tan fue cierta la complicidad del traidor latente que había en Miquilena, con el mediocre Cardenal Velasco que, al día siguiente éste pasó a mi lado i sin saludarme (afortunadamente no hicimos amistad alguna) me dio palmaditas en el hombro como diciéndome ¡No te dejé hablar!

A todo esto debemos tener en cuenta que, filosóficamente i también de manera científica, psicológica i hasta en lo social, la vida es un bien supremo; pero que lo importante no es solamente la vida, sino la calidad de la vida. Así dice Fletcher: “Rechazamos la ética clásica de la santidad de la vida y abrazamos la ética de la calidad de la vida”. De ello hai ejemplos impresionantes, como el caso de Dax Cowart condenado a vivir, quien maldice a los médicos que le salvaron la vida.

Hoi en día, con los progresos de la tecnología, de los exámenes médicos, podemos -por ejemplo- diagnosticar desde un comienzo malformaciones embrionarias, enfermedades, etc., que en ocasiones han dado lugar a demandas judiciales que han prosperado, como haber dejado un obstetra (ya lo había citado) seguir un embarazo hasta el término, siendo un anencéfalo, diagnosticado desde un comienzo por un ecograma. Casos más difíciles plantea la genética, cuando desde un comienzo se puede detectar anormalidades como la enfermedad de Dawn (mongolismo) i otras anormalidades de los genes. Igualmente saber decidir qué hacer con enfermedades durante el embarazo, como por ejemplo la rubéola i otras virosis.

En la discusión de estos temas, importa mucho conocer lo que expresamos en el lenguaje cotidiano, lenguaje de primer orden u objeto lenguaje, si olvidamos los rasgos lógicos del mismo que determina nuestros errores, cuando citamos por ejemplo la finalidad del acto sexual, en una encíclica de Pio XII, declarando que la única finalidad del encuentro conyugal, es para la procreación, sin intervenir para nada la atracción o el amor de la pareja. Predican de lo que no saben ni tienen la menor experiencia; es lo mismo que los curas de parroquias, dando cursos pre matrimoniales.

Los partidarios del aborto médico inducido, usan el calificativo o se les da u otorga más bien, de pro-abortistas, mejor llamarlos de pro-elección i, en cambio, quienes se oponen al aborto i manifiestan que éste es condenable en todos los casos i para todo el mundo, de modo que debería prohibirse del todo, no se creen realmente intolerantes, ignorantes o dogmáticos. Si hiciésemos una lei legalizando i reglamentando el aborto (que es lo que tratamos de lograr en el Código Penal) tendríamos dos grupos: A partidarios del SI; B partidarios del NO, nos resultaría i tendríamos el siguiente esquema:



A
LEI
SI
Se debe respetar
la decisión
No perjudica al
otro grupo


B
LEI
NO
Se debe respetar
la decisión
No perjudica al
otro grupo


A
PROHIBICIÓN
Inconforme
Perjudicado
Acorde con
su decisión
otro grupo


B
PROHIBICIÓN
Conforme
No perjudicado
Acorde con
su decisión
otro grupo


De este modo vemos que profunda injusticia sería no legislar a favor de la libre decisión, sino prohibir a priori. Ejemplificado: si una dama con profundo dogmatismo religioso es violada, pese a una lei que le permita abortar o que no esté penalizado el aborto en el Código Penal, decide religiosamente seguir con su embarazo, nada se lo impide. Es su libre decisión. Sin embargo, quienes no tengan esa actitud dogmática, profesen otras religiones o ideas, se sienta agraviadas, mancilladas i no desean un hijo de un delincuente o villano, con una lei que no las penalizara, decidirían con absoluta libertar someterse a un aborto médico con garantía de vida; mientras si hubiese una lei prohibitiva, o penalizadora, se vería obligada a buscar métodos inapropiados, clandestinos, peligrosos i en fin, a exponer su vida en manos de brujos, i empíricos. De modo que la sociedad civilizada, culta i religiosa, la impulsaría a cometer delito para salvar su dignidad i la calidad de la vida futura. La primera, podría hasta llegar a ser una santa, tener un hijo maravilloso, o más probablemente un delincuente, como lo que narran del caso Beethoven, que es sacar conclusiones a posteriori. Además nunca se ha establecido que tener un progenitor alcohólico, sea causa para abortar.

En cambio, considerando no hechos presumidos, sino dados en la realidad histórica, los quieren olvidar, como el caso ya citado de las monjas de un convento del Leopolville, violadas todas durantes la guerra de independencia del Congo Belga, quienes fueron llevadas a Bélgica para de manera obligada i con el consentimiento de la iglesia, practicarles el aborto. Si alguna hubiese salido embarazada i deseado, a pesar de todo, ser madre, no le fue permitido. Esa es la tremenda hipocresía de las sectas religiosas i adineradas. Así como en Europa, las madres solteras o casadas, de España por ejemplo, que no desean hijos se van a hacer los abortos a otros países (Francia e Inglaterra sobre todo), i en Venezuela se van a Miami, Colombia o Curazao, aunque es más sencillo en una clínica privada de la Gran Caracas. Siempre las que salen perdiendo son las clases pobres, i además, para comprobarlo solamente hai que ver el número de hijos de las clases pudientes i las del pueblo. Aunque está establecido que el aborto por indicación médica, jamás debe practicase para limitar la natalidad (existen métodos científicos maravillosos), como en otro escrito señalé, la iglesia i las clases oligarcas estaban opuestas a los métodos anticonceptivos, pero las clases pudientes burguesas u oligarcas, jamás tienen más de dos o tres hijos; debe ser por la gracia de Dios. En un foro sobre estos métodos en mi Escuela de Medicina en el Zulia, un colega llegó a interrumpir una conferencia para llamarme asesino cuando exponía al respecto. Menos mal que la conciencia, luego lo venció, i a la salida del foro me pidió perdón públicamente i se retiró apenado. Para aquellos tiempos ya había ido a Europa, i recuerdo que en Copenhague, a la entrada de los parques o sitios de recreo, habían cajas automáticas para dispensar, introduciendo monedas, cajas de preservativos con hermosos colores, como si fueran chicles o bombones. Por eso con el tiempo esa fiebre perniciosa pasó. Sin embargo, no hace muchos meses, el Papa Benedicto, el joven nazi, del ayer, pregonó en África la condena de los preservativos. Por eso a veces admito que la iglesia romana, no es del todo bruta; es sencillamente cínica, medieval i falsa. Por eso el pensamiento de Esquilo que usé en otros escrito, les viene a la perfección.

En cuanto a los artículos del capítulo IV sobre el Aborto provocado, desde el 430 al 434, merecen desaparecer en la casi totalidad. Conservando la forma de señalar el delito del aborto criminal, discriminando las responsabilidades. De igual modo, tener presente todas las indicaciones que existen (el libro de Giovanna Machado recoge casi todas las indicaciones posibles i justas), para aplicar legalmente, el aborto médico inducido, i no confundir con el clandestino i criminal. Como en todos los crímenes, los más culpables son “los autores intelectuales i los agentes materiales” (jamás los muertos) i, en cuanto a donde van la “almas” de los abortos sin bautizar, cerrado como está ya el inventado Limbo, la iglesia debe estar pensando qué otra mentira tenebrosa inventar en reemplazo. Pienso sí, que la buena voluntad de los legisladores, les evitará cometer faltas evitables aunque sean tolerables, (Goethe), i no construir leyes que posteriormente demuestran ser absolutamente erradas o perjudiciales a la buena vida de los pueblos o de la Humanidad; i creo igualmente con Cervantes, que la esperanza nace del amor. Hai que poner amor a la vida i a la justicia, i con Leonardo Da Vinci, aquella bella frase: “Sólo se conoce bien, la cosa amada”.

I aquí finalizo para tranquilidad de los que se ofenden con las verdades, pero jamás he podido decirlas “a medias”. Recuerdo al poeta filósofo Antonio Machado:



¿Dijiste media verdad?
Dirán que mientes dos veces
si dices la otra mitad.


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Roberto Jiménez Maggiolo


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