Una de las premisas fundamentales de nuestra Revolución Bolivariana es la del ideal anti-imperialista e integracionista latinoamericano, impulsado con gallardía, coraje y perseverante por el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, con un discurso contundente, coherente y vanguardista.

La poca visión política, la falta de identidad con Venezuela (si fuera por ellos, todos estarían en Miami) y sobretodo su antagónico individualismo, ha hecho que la desorientada oposición entreguista y colaboracionista banalice de una forma burlona y perversa a la vez, este hermoso ideal bolivariano con el que soñaba nuestro padre El Libertador, Simón Bolívar, tan vigente en estos tiempos y tan necesario.

Queda uno sorprendido que un ideal bolivariano tan vigente en nuestros días y retomado por nuestra Revolución, haya sido planteado e impulsado por nuestro Libertador Simón Bolívar, hace ya casi dos siglos y saboteado por las élites oligarcas entreguistas y apátridas de esa época apoyadas por potencias extranjeras. ¡Estamos hablando de casi doscientos años!.

Si hay algo que se deba hacer para llegar a ser un país desarrollado, una potencia de felicidad, paz y progreso para todos los venezolanos, y ante todo, y lo estamos haciendo, es defender a todas costas nuestra soberanía, en todos los ámbitos y dejar claro que nosotros mismos, los venezolanos, podemos y debemos gobernarnos realmente sin que tengamos que depender de ningún otros país, en lo que a tomas de decisiones se refiere, para lograr nuestro objetivo. Por todo esto debemos evitar que vuelva a Venezuela un gobierno títere y blandengue sometido a intereses imperiales, como los de la cuarta república, con los resultados que ya sabemos: llevarnos al estado de pobreza y atraso en el que nos encontrábamos al regalar nuestras riquezas a esos países ricos que ya todos conocemos.

Con esa actitud apátrida de la oposición venezolana se deslegitima y se vuelve un instrumento más del imperio para seguir pisoteándonos y obstaculizando nuestro progreso como nación libre y soberana.

Lograr la integración latinoamericana y conformarnos en un solo bloque para hacernos respetar por el monstruo del norte es primordial para seguir existiendo como repúblicas libres y soberanas.

A nosotros los venezolanos nos corresponde jugar el importante papel de evitar que estos vasallos del imperio vuelvan a tomar control de nuestro país, ya que estamos seguro que, como si de un hechizo se tratara, ofrecerán nuestras riquezas, soberanía y dignidad a quienes nos consideran su patio trasero y su fuente de materia prima gratis. De gobernar aquí una oposición entreguista nos veríamos en el indigno papel que hoy juegan los gobiernos de Perú y Colombia al convertirse en satélites o nuevas colonias del imperio.

Una oposición que recurra al apoyo de potencias extranjeras es una amenaza para el pueblo venezolano. No es de gratis que el imperio norteamericano, en estos comienzos del siglo XXI, tenga la imagen por el suelo, pues todos sabemos que es el fruto de la desviación y la hipocresía de las políticas de Washintong que en nombre de la libertad y la democracia ha apoyado a lo largo del siglo pasado golpes de estado, regímenes totalitarios y represivos convirtiéndose en una amenaza y una fuente de violencia, intimidación y abuso para nuestros pueblos.

Mientras tengamos esta oposición entreguista, colaboracionista y apátrida que no acepte la realidad que vivimos, que no es más que aceptar el ideal bolivariano anti-imperialista e integracionista, estaremos exponiendo nuestra soberanía y nuestra dignidad y estaremos siempre amenazados por esa fuente de violencia y abuso que representa para nosotros el imperios norteamericano.

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