Tanto nadar para morir en la orilla

A propósito del 11 de abril de 2002

Cuando se cumplen 15 años del golpe del 11 de abril, recuerdo como si fuera ayer la sala de redacción del circuito Unión Radio en La Castellana, donde me desempeñaba como redactor gracias a la oportunidad que me dio su director para ese entonces Angel Lesma, a quien le estoy muy agradecido.

Recuerdo que trabajábamos con casetes de cinta y desk para pietar los sonidos para su posterior edición y difusión. Estos sonidos provenían de los reportes que suministraban los reporteros en la calle y de las entrevistas realizadas por las anclas, en su mayoría. Aparte de los equipos para la redacción y el pietaje de los sonidos, teníamos también tres televisores para monitorear las noticias de Globovisión, Venezolana de Televisión y CNN. Mi horario era de seis de la mañana a doce del mediodía.

Ese once de abril esa sala era una sola fiesta y un velorio a la vez. Entraban y salían las anclas de los diferentes programas de la parrilla del circuito en la mañana. Para ese entonces Maripili Hernández y Vladimir Villegas eran anclas de sus respectivos programas prochavistas, por demás decirlo, pero también se encontraban los más recalcitrantes periodistas de la oposición venezolana como Unai Amenábar, María Isabel Párraga, Marta Colomina y el actual presidente del CNP el "engolado” Tinedo Guías.

Entraban los periodistas prochavistas, saludaban, veían los monitores, guardaban silencio, ponían cara de preocupación y salían inmediatamente, pero la siempre irascible Marta Colomina y Tinedo Guias se les veía muy alegres. Recuerdo que Tinedo al ver a Carmona Estanga en pantalla arengando a las masas manifestó eufórico: "Ese es el próximo presidente de Venezuela" ja ja y lo fue por pocas horas.

También recuerdo que ese día nos brindaron almuerzo, había preparada una logística de almuerzo como nunca. ¿porque hubo almuerzo gratis ese día? Nunca supe. ¿Quién brindo? No lo sé, hasta la fecha. Toda esa algarabía en la sala de redacción aupando a la marcha opositora me hacían sentir como “cucaracha en baile de gallina”, por lo que inmediatamente al repuntar las doce del mediodía salí en tropel de las instalaciones de nuestra querida y añorada Unión Radio, con el ánimo por el piso, pero con curiosidad de saber más de lo que estaba pasando y presintiendo lo peor, ya que la marcha ya se dirigía a Miraflores, me dirigí a Puente Llaguno donde me encontré con camaradas confundidos y preocupados por lo que, descorazonado me despedí y me retiré a la estación del Metro de Propatria donde me uniformé para comenzar mi jornada laboral como operador de trenes del Metro de Caracas, labor que compartía con el de periodista en Unión Radio, todavía sin imaginar lo que posteriormente pasaría.

A través de algunos medios entre ellos Radio Fe y Alegría, pudimos hacernos una idea, realmente, de lo que estaba ocurriendo. Recuerdo también que una compañera de trabajo muy angustiada me preguntaba que donde estaba la gente que Chávez había ayudado, que qué era eso que estaba pasando, a lo que le respondí confiado, que se tranquilizara que la gente tenía que reaccionar y tan dicho como hecho amaneció el 13 de abril y lo que ya todo sabemos.

Pero a esta fecha nos preguntamos: ¿Pasamos por todo esto para qué? Para encontrarnos con esta triste realidad: Anaqueles vacío, hambre, miseria, corrupción, anarquía, delincuencia, colectivos de pranes y ahora anaqueles llenos, pero con productos incomprables como aceite en 9.950 el litro , leche a 20.000, café a 15.000, en fin.

Chávez nos advirtió de esta guerra económica análoga a la del Chile de Allende y en las misma circunstancia y condiciones, creada y promovida por la oposición, pero lo que no se imaginó nunca fue que a estas altura del proceso tenemos “chavistas" que se dan la mano con un Julio Borges, que cree en la constitución cuando le conviene, con un dinosaurio como Ramos Allup o con un pitiyanki como David Smolansky.

La única solución que se le ocurrió a Maduro, a esta situación fue nada más y nada menos que desconocer la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, anulando las elecciones regionales por temor a perderlas.

Pero no se le ocurrió ir a elecciones apoyando a los líderes naturales de las comunidades, de los gremios, de los sindicatos, de los barrios y no como lo hizo cuando perdió la Asamblea Nacional apoyando a sinvergüenzas, testaferros, familiares y amigos de gobernadores, de alcaldes, de delegados del psuv, ministros y todos aquellos funcionarios avaros, quienes además querían ser diputados.

Todavía tenemos fe que este señor va a hacer lo correcto y Venezuela va a recobrar su normalidad y que con todo lo que ha pasado nos quede claro que: Dentro de la Constitución Bolivariana todo, fuera de la Constitución Bolivariana nada.
Lewispereira21@gmail.com


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Lewis Pereira

Periodista, sindicalista y ex trabajador del Metro de Caracas.

 lewispereira21@gmail.com

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