Rumbo a la enmienda

Faltan apenas pocos días para que el pueblo venezolano se pronuncie a través del voto sobre la propuesta de enmienda constitucional. A medida que pasan las horas y nos acercamos al remate, a la recta final, se desbordan las pasiones y los enemigos de la revolución irremediablemente se desesperan, se irritan y se vuelvan irracionales como los rinocerontes. Los rostros del odio y la violencia se disfrazan, se maquillan de estudiantes para frenar el rumbo de la historia presente. Ni las manitas afeminadas, ni los cauchos, ni las piedras y la granza rectoral vaciadas frente a las universidades, han sido verdaderos obstáculos para detener la enmienda que galopa velozmente sobre el horizonte de febrero, caballo impetuoso, como la fuerza de Caroní, que ha ido marcando las huellas profundas sobre el suelo de la patria.

Mientras las puertas de algunas universidades nacionales, entre ellas tres del estado Táchira, se han cerrado en el de la iracunda irracionalidad de sus autoridades y algunos estudiantes, por otro lado se han abierto los espacios para ver pasar el sí, que va libre como el viento y escoltado por millones de venezolanos. En ese recorrido se revisa para conocer, para discutir con argumentos y razones de peso el porqué la necesidad de avanzar hacia estadios superiores de participación y ampliación de los derechos políticos.

Nada de reelección indefinida y perpetuación del poder. Eso no está planteado en la propuesta de enmienda constitucional, sino lo que se pretende es ampliar la democracia, los derechos ciudadanos y el afianzamiento del sistema político, como elementos sustentadores de la institucionalidad del Estado. De allí que no se logra comprender la obstinada frustración de algunos rectores y estudiantes que sueñan con prenderle fuego a la enmienda.

De verdad, es lamentable el triste papel desempeñan algunos estudiantes universitarios que, arrastrados por la irracionalidad chamuscan su dignidad, tal vez por dinero o por notas, pero nunca por ideales convincentes. Y cuando digo nota no me refiero a la cocaína y la marihuana, que seguramente le suministran, sino a la posibilidad de sacar una excelente nota en tal o cual unidad curricular. A mayor número de piedras y de cauchos quemados, va la nota. Respecto a esto hemos sido informados que en estas tres universidades tachirenses, desde donde se impulsa la violencia, con el aval de sus autoridades rectorales y de profesores, se está generando esta situación tremendamente dañina para nuestros jóvenes universitarios.

No obstante, pese al incendio, la violencia y la conducta obstinada de algunos estudiantes, vamos rumbo a la enmienda. Acá en el Táchira anda por todos lados. Por la Concordia, Pirineos urbanización Mérida, unidad vecinal, barrio obrero. La vemos pasar raudamente hacia los municipios de la zona norte, hacia la frontera. Por las mañanas cabalga serena y tranquila para ir a los municipios del sur; pero en realidad está por todas partes. El se multiplica como el viento que abre caminos a la enmienda que va impetuosa hacia la victoria de la patria.



Politólogo

eduardojm51@yahoo.es


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Eduardo Marapacuto*


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