La historia de la alternabilidad política de partidos y su papel en la Enmienda

Importante es recordar el origen de la alternabilidad, su relación con el Pacto de Punto Fijo (PPF) y su continuidad presente en la constitución de 1999.

A partir de 1959 a 1993 gobernaron en Venezuela 6 personas, 4 pertenecientes al partido AD y dos al partido COPEI, que conformaron dos monopartidismos y un bipartidismo correspondiente con el PPF e identificado con el Camino Político Convencional (CPC). Durante 25 años se impuso el partido de AD. El gobierno estuvo en manos de 4 personas, más uno repetido, que asumieron durante 5 periodos de 5 años como presidentes, pertenecientes al partido de AD.

Los 25 años de gobierno de AD fueron distribuidos en dos periodos llamados monopartidismo y un intermedio del bipartidismo. El I monopartidismo de poder (1959-1969) tuvo al frente a Rómulo Betancourt (1959-1963), seguido por Raúl Leoni (1963-1969); seguidamente se dio el bipartidismo de 3 periodos, donde asumió en el 2do periodo la presidencia Carlos Andrés Pérez (CAP) de AD (1974-1979). En el II monopartidismo de poder (1984-1993) tuvo al frente a Jaime Lusisnchi (1984-1989) seguido de CAP que repite el periodo presidencial no concluido debido al antejuicio de mérito solicitado por la Contraloría General de la República (1989-1993).

Durante 25 años de gobierno de AD se dio una alternabilidad de personas en condiciones de presidentes, que reafirmó la continuidad del partido AD. Fueron 25 años de gobierno que vivió Venezuela en manos del partido AD, ausentes de un contenido de proyecto, programas y planes de gestión pública y política de gobierno que garantizara el crecimiento integral de la nación.

Hubo un predominio de proyectos personalistas, sin continuidad de contenidos de proyectos de gobierno. En nombre de la supuesta alternabilidad, se cambiaban los presidentes y se turnaban los periodos presidenciales con personajes del mismo partido de AD. Periodos que solo beneficiaban a un grupo de poder amparados en el supuesto partido, respondiendo a la llamada alternabilidad constitucional de 1960 impuesta por el PPF.

Durante 10 años pertenecientes al bipartidismo 1969-1983, gobernó por dos periodos COPEI. El primer periodo estuvo al frente a Rafael Caldera (1969-1974) y el segundo periodo fue asumido por Luís Herrera Campins (1979-1984). Similar al partido de AD, fueron periodos de gobierno que se caracterizaron por la ausencia de proyectos, programas y planes destinados al crecimiento integral del país y donde continuaron predominado los intereses personalistas y particulares de los grupos del partido COPEI.

Supuestamente la alternabilidad pasó a ser el turnarse el gobierno entre dos partidos de AD y COPEI. 25 años gobernó el partido AD con sus 5 presidentes y 10 años gobernó el partido COPEI con 2 presidentes. Ambos gobiernos supuestamente alternativos, tanto de AD como COPEI, se caracterizaron por la falta de solidez en los proyectos políticos endógenos, que nacieran desde las necesidades de la nación y que respondieran al bien común de sus ciudadanas y ciudadanos, respaldando la autonomía y soberanía del país.

En ellos predominó la improvisación personalista, partidista y por su debilidad política y falta de consolidación como seres pensantes integrales y autónomos, favorecieron la entrada y el entreguismo al proyecto exógeno de los intereses trasnacionales, donde se dio facilidad a la imposición del neoliberalismo, que se tradujo en el crecimiento de la pobreza en todos los campos, tanto cultural como económico contribuyendo con la delincuencia, la drogadicción y pérdida de valores.

La alternabilidad pasó a ser una imposición de partidos de AD y COPEI, donde predominó AD. La presencia de la alternabilidad en la constitución del 99, que tanto se defiende como principio fundamental, es una continuidad que responde a los intereses del PPF, donde se pretende el quitar y poner de los partidos y de personas que responden a sus propios intereses. Es un permanente iniciar o retroceder, según los intereses de turno de personas o partidos, donde el desgaste es permanente y la política, una palabra vacía sin contenido.

La verdadera alternabilidad contiene la libertad y la apreciación que implica la toma de decisión por parte del soberano, para respaldar la continuidad de un gobierno debido a su eficiente gestión, que contribuye a la construcción colectiva de la nación. La alternabilidad no puede ser concebida como un negar la experiencia y los logros en un proceso de cambio y consolidación del saber, que pertenece a todos y que se va acumulando en experiencias, en memorias, para pasar a ser conceptualizado hasta llegar a consolidarse en la gran obra del arte de la política, que es la aplicación, el hacer y el pensar para lograr el acontecer de la verdad en la transformación del Estado. Esto explica la relación entre el arte de la política y la epistemología.

La política no es improvisación y simplemente lógica aplicada con manipulación, líneas y maquinarias, tiene que ver con el saber tradicional, que involucra la afectividad, lo espiritual, un pensar con un hacer, donde se va adquiriendo experiencias, que pasan a conformar un conocimiento, que se transfiere de generación en generación, para continuar en su devenir histórico. Es un saber tradicional, que retoma el pasado para comprenderlo, más no repetirlo y sí traerlo al tiempo del ahora para confrontarlo con el problema vigente, interpretarlo y asumir la aplicación en el tiempo presente, que significa crear lo nuevo de donde acontecerá el devenir histórico.

Es un saber que les es propio al Camino Político Tradicional Alternativo (CPTA) que confronta al CPC, sustentado en el conocimiento desintegrado de la vida y del ser ente humano, propio de la especialización, de las parcialidades, de lo objetivo que niega todo prejuicio de la tradición en cuanto no se compruebe.

A una mayor experiencia, mayor saber, menos improvisación y errores, un crecimiento colectivo y un respeto con disciplina, que no es autoritarismo, ni personalismo, ni ansias de poder. Es sensibilidad social, es ética, es experiencia acumulada, es un decir y hacer sin traicionar al pueblo, que significa sabiduría, capaz de diferenciar lo superficial de lo verdadero y de leer lo oculto, para predecir el devenir en un nuevo horizonte y así contribuir con una verdad como transformación de Estado. Política y saber tradicional que está representado en las civilizaciones del pasado por el Chamán, que reúne y contiene la sabiduría originaria y que hoy retomamos para abrir el verdadero camino.

La mal llamada alternabilidad, como sinónimo de improvisación a corto tiempo de partidos y personalidades, pretende impedir la consolidación de un proyecto político, que debe ser garantizado mediante una respectiva apreciación o evaluación, a corto, mediano y largo plazo, por parte del pueblo. Tal alternabilidad niega el crecimiento y la concreción de la verdadera praxis política, ajustada a un proyecto de país, que garantice en el tiempo y en el espacio, la felicidad social, la soberanía y autonomía para tener una independencia económica y cultural. Independencia que busca negar la neocolonización y subordinación del país frente a poderosos que se imponen en el mundo.

La enmienda constitucional del artículo 230 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, no niega el sentido verdadero y originario de la alternabilidad propio del CPTA y da la oportunidad al pueblo para que aprecie y tome decisión de dar o negar el apoyo o rechazo al presiente que de nuevo se postule como candidato a un nuevo periodo presidencial. La enmienda se opone a la supuesta alternabilidad manipulada de los grupos de poder que impuso en Venezuela el PPF y la continuidad de partidos por 25 años de gobierno de AD y 10 años de gobierno de COPEI del CPC. Un total de 35 años de gobiernos de AD y COPEI, sustentados en la supuesta alternabilidad que significó el deterioro del país, el crecimiento de la injusticia social y la negación de los derechos humanos.

Necesario y urgente es retomar el verdadero sentido y contenido originario de la palabra y asumir la labor del poeta: ser guardián de la palabra para no quedarnos mudos, permitiendo que los otros desvíen y manipulen sus contenidos en función de sus intereses.

bettyoso@hotmail.com


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Betty Osorio y José Valero

Profesora de la Universidad de Los Andes, Mérida y titiritera

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