Las Derechas Nacionales, la Lucha de Clases y el Poder Popular Socialista

El domingo 23 de noviembre, próximo pasado, se realizaron las elecciones regionales que tuvieron como “acto final” el rotundo triunfo del “Proyecto Socialista” que ha sido diseñado y puesto en práctica por el líder de la Revolución, Hugo Rafael Chávez Frías, los líderes del PSUV y los cuadros y revolucionarios socialistas de partidos políticos, organizaciones sociales, los consejos comunales, colectivos, sindicatos, ex-guerrilleros y “camaradas” y el pueblo venezolano de las diferentes clases sociales que siente a la Patria vibrar en sus corazones; todo ese conjunto social conformamos el “Poder Popular”.

La llamada “oposición” al Proceso Bolivariano Revolucionario y Socialista y a los cambios profundos al Estado burgués, obtuvo triunfos en las gobernaciones del Táchira, Zulia, Nueva Esparta, Carabobo y Miranda. Junto a este triunfo de cinco (5) gobernaciones, obtuvieron el triunfo en alcaldías en diferentes estados de la República Bolivariana de Venezuela. ¿La oposición ha sobredimensionado su triunfo real para convertirlo en triunfo mediático y subliminal? Para poder responder la respuesta, sustentaremos nuestra argumentación en datos proporcionados por la propia prensa de las derechas nacionales.

El “Poder Popular Socialista, Bolivariano y Nacionalista” obtuvo triunfos en las Gobernaciones ubicadas, geográficamente, en aquellas gobernaciones sobre la región norte-costera de la Patria: Sucre, Anzoátegui, Falcón, Aragua, Yaracuy y Vargas. En la Región Central-Llanera, Lara, Cojedes, Guárico, Apure, Portuguesa y Barinas. En la Región Occidental se alcanzaron los triunfos en Trujillo y Mérida; mientras que en la Región Oriental, Monagas, Delta Amacuro y Amazonas. Para decirlo en sencillos y objetivos términos, el triunfo del “Poder Popular” se alcanzó en toda la diferente geografía nacional donde se expresa tanto el sector urbano como el sector del campo; el sector obrero, como el campesinado y el obrero agro-industrial; el sector urbano en los diferentes estratos sociales: obreros, clase media y las clases altas comprometidas con la Patria. Si no se logran entender nuestras palabras, probablemente, el CNE, en sus cifras, podría explicar, con precisos detalles, la distribución de los votos depositados por mesa en cada escuela, en cada municipio de cada ciudad y pueblo, de cada estado lo que nos aclararía y demostraría nuestras aseveraciones. ¡Ah! y por partido.

El periódico “Tal Cual”, jueves 27 de noviembre, 2008, año 9, nº 2099, política, pp. 4-5, publicó bajo el título: “La otra cara de la moneda”, los resultados de las votaciones regionales, por estado y por municipio con los nombres de los candidatos ganadores y las siglas del partido al cual pertenece el ganador junto a los votos obtenidos por el triunfador. Es decir, la derecha nacional reconoce a los triunfadores de todos y cada uno de los municipios en cada estado de la República, es decir, que a “confesión de partes…”

Para que cada lector(a) de este comentario clarifique, con mayor precisión la real realidad de los resultados del 23-N vamos a precisar, sobre la información arriba en mención, como quedó cada “partido político” que participaron en las elecciones regionales a nivel de candidatos a las alcaldías de cada Estado de la República Bolivariana de Venezuela. Precisamos a cual elecciones y donde se celebraron porque en ocasiones nos parece que las derechas cuando comentan las realidades venezolanas estuvieran ubicadas, geográficamente, en algún otro país más acorde con sus gustos ideológicos y/o quizás estarían tratando de “vender realismo mágico” a un pueblo que lo consideran “abobado”.

¡Vayamos al grano! En Vargas, Yaracuy, Sucre, Apure, el “Poder Popular” ganó en todos los municipios. En los estados Aragua, Barinas, Delta Amacuro, Lara, Monagas, se ganaron todos los municipios menos uno. En los estados Carabobo, Cojedes, Guárico, Portuguesa todos menos dos municipios. En los estados Falcón, Anzoátegui, Bolívar, Trujillo se ganaron todos los municipios menos tres alcaldías. Mientras que en los estados Mérida, Miranda y Nueva Esparta, el partido PSUV, como partido político, logró el mayor número de alcaldías frente a cada uno de los partidos de oposición. En el Zulia los partidos de la oposición alcanzaron el triunfo en seis (6) alcaldías correspondiendo: cuatro (4) que las ganó el UNT; AD y Copei obtuvieron el triunfo en una (1) alcaldía cada partido político; mientras que el PSUV ganó en doce (12) alcaldías. En el Táchira, Copei obtuvo nueve (9) alcaldías; AD logró tres (3) alcaldía; y el PSUV ganó en 16 alcaldías.

Quizás el triunfo en el número de alcaldías ganadas por el “Poder Popular”, a nivel nacional, gracias al trabajo político realizado por los líderes del PSUV acompañados por el Presidente del PSUV, Hugo Rafael Chávez Frías, se corresponda con el número de votos totales depositados a favor del partido de la Revolución. Nos explicamos.
Según la oposición y todos los partidos que no votaron por la Revolución Bolivariana y Socialista, dicen decir que “controlan”(sic) los estados más poblados de la República Bolivariana cuando se refieren a que lograron las gobernaciones del Zulia, el Táchira, Miranda y Carabobo. El “poder político y económico” lo ejerce el partido político que haya logrado el control de las representaciones de las bases del “Poder Popular”, es decir, en sencillas palabras, las alcaldías, por ende, los municipios. Por tanto, cada gobernador de las referidas entidades estadales donde la oposición logró un triunfo, como políticos avezados, deberían buscar negociar para lograr una “cohabitación” para así poder ejercer y cumplir con las funciones requeridas por el cargo de Gobernador.

Hasta ahora ¡no problem! Pero resulta que el análisis no puede ni debe quedar en esa simpleza política. La socialdemocracia adeca ganó las gobernaciones del Zulia y Nueva Esparta; mientras que la democracia cristiana aznarista lo hizo en el Táchira, Carabobo y Miranda. Debemos remarcar que hay diferencias de gestión política en las gobernaciones del Zulia y la de Nueva Esparta. El gobernador Morel Rodríguez es el típico adeco betancourista de la vieja guardia. En el Zulia, la gestión política y económica adeca se acerca a los designios de Washington (léase: CAP) alejándose de la ideología socialdemócrata eurocéntrica y cercana a los principios del partido demócrata de los Estados Unidos de América. En la democracia cristiana aznarista podríamos suponer que hay dos claras tendencias: la aznarista: Carabobo y Miranda y la socialcristiana calderista del Táchira. Ambas tendencias, eurocéntricas, están cercanas a la democracia cristiana chilena, del partido popular español y las derechas europeas pero mantienen una diferencia ideológica: la tradicional romana y la vieja propuesta del partido democristiano popular.

En esa misma línea de pensamiento, ambos grupos políticos: socialdemócrata adeco y democristiano aznarista, en y de la oposición tienen en común su adhesión a la concepción del Estado burgués. Ello significa que la gestión político-administrativa de los cinco gobernadores de la oposición buscará consolidar su concepción del Estado burgués a través de su gestión estadal. Lo que intentamos explicar es que ninguno de los cinco gobernadores de la oposición va, en ningún momento, adherirse a los cambios profundos que está poniendo, en su praxis, la Revolución Bolivariana a través del ejercicio del Gobierno (léase: Hugo Rafael Chávez Frías); del proceso legislativo de la Asamblea Nacional; de la concepción del partido político comprometido con la Revolución Socialista del siglo XXI; de la función y objetivo que debe tener la economía socialista en un proyecto socialista como el propuesto por la Revolución Bolivariana e ideológicamente, permanecerán al lado de las concepciones ideológicas que provienen de aquellos países europeos que, tradicionalmente, han mantenido su presencia bien en tiempos pretéritos coloniales bien con o a través del imperialismo y el desarrollo de políticas de “Dependencia”.

Mientras que la oposición en mención mantiene su adhesión al Estado burgués, la Revolución Bolivariana junto al “Poder Popular Socialista y Nacionalista” va, en primera instancia, hacia el desarrollo del Estado burgués junto al desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción introduciendo, al mismo tiempo, políticas socialistas, discutidas y aprobadas, por el Poder Legislativo en función y buscando el desarrollo de la democracia participativa y la distribución equitativa hacia la sociedad, en todo su conjunto social, de las riquezas nacionales obtenidas a través del trabajo.

Por otro lado, mientras que la oposición critica la “ayuda internacional” que, por principios socialista, aplica y desarrolla la Revolución Bolivariana, no define, con profunda honestidad, seriedad y objetividad, la ayuda ideológica y financiera que recibe de instituciones foráneas, partidos políticos, organizaciones ONG y por vías no muy ortodoxas. Es decir, la oposición considera que mientras que el “internacionalismo socialista” es antinacionalista, el “internacionalismo burgués” es, profundamente, legal y nacionalista. Esa concepción ideológica se traduce en actitudes y acciones políticas en los diferentes niveles del accionar político, es decir, en las gobernaciones, alcaldías, partidos políticos, ONG, grupos sociales y manipulación de las clases medias y altas, tradicionalmente, anti-comunistas, anti-rusas, anti-cubanas, elitistas, racistas y, por irónico que nos parezca, adoradoras del “american way of life”.

Cabe nuestra pregunta ¿en verdad usted, lector y lectora, esperaba que la oposición a la Revolución Bolivariana, Socialista y Nacionalista, actuara según las normas básicas y fundamentales de la democracia participativa que ha venido impulsando el Presidente Chávez Frías? Craso error!!

Son dos concepciones de vida, profundamente, diferentes. Una de ellas, la socialista bolivariana, se sustenta y se apoya en el “Poder Popular”; mientras que la otra, busca reeditar el “puntofijismo betancourista”. Cuando previo a las elecciones del 23-N, próximo pasado, decíamos que todos los partidos políticos revolucionarios debían alcanzar un acuerdo en función de la tesis en las cuales se sustenta la Revolución Bolivariana y no se logró, nos sentimos sorprendidos por las decisiones de alguno de esos partidos porque entraba en contradicción con sus propias tesis filosóficas. Bien, pasemos la página, y, en los actuales momentos, son los tiempos de la profundización de la Revolución Bolivariana, Socialista y Nacionalista.




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Miguel Ángel del Pozo


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