El humor y la revolución

Hugo Rafael Chávez Frías pocas veces demuestra tener sentido del
humor. Le he oído dos expresiones que resultan verdaderamente simpáticas o
graciosas. La primera ocurrió hace años, cuando en una conferencia de
presidentes se refirió a la guerra en Colombia y fue de inmediato desmentido
por el señor Pastrana, para entonces Presidente de la Hermana República,
quien le manifestó con evidente molestia que en Colombia no había guerra.
Chávez, sin inmutarse ni un poquito, le respondió son algo de sorna:
"Perdone usted ¡pero es que se parece tanto a una guerra!"

Otra de las expresiones humorísticas de Chávez la tuvo al referirse
a la ya famosa verruga que ostenta en la frente. Creo que señaló que no se
la había operado pues sus enemigos dicen que ahí es donde tiene toda la
materia gris.

En particular esta segunda manifestación representa para mi el
verdadero sentido del humor, pues consiste en saber reírse de uno mismo, no
tomarse tan en serio ni hablar siempre en tono solemne.

Por desgracia son pocas las demostraciones de humor que el Presidente de la
República Bolivariana hace en público. Creo que sería muy deseable que
manifestara esos destellos con mayor frecuencia.

Tener sentido del humor no indica en modo alguno falta de seriedad.
Estadistas de la talla de Franklin Delano Roosvelt y Winston Churchill, en
especial éste último, adquirieron fama por sus respuestas rápidas, mordaces
y, sobre todo, humorísticas.

Volviendo a Chávez, un amigo que figura entre los co-autores del
libro "Contragolpe de humor", donde comparto la vergüenza de aparecer, me
relató que estando en Miraflores, el Presidente, que se encontraba contento
por alguna razón desconocida, se acercó a los autores del libro y les dijo,
a modo de confesión: "¡Yo lo que soy es un jodedor!". Luego añadió que le
encantaría poder ponerse una peluca o algún disfraz y salir con ellos a
echar bromas en sus centros habituales de reunión.

El asunto merece algunas consideraciones especiales pues habría que
consultar si la definición de jodedor, que en Venezuela es sinónimo de
"mamador de gallo" o bromista, equivale a la de humorista. Hay quienes son
las dos cosas. Volviendo a Churchill, éste lo era o, para poner un ejemplo
más criollo, Andrés Eloy Blanco compartía los dos roles o virtudes, que para
mi lo son.

Hay humoristas que no tiene nada de jodedores, al estilo de Pedro
León Zapata, que no acostumbra tomarle el pelo a nadie, ni tampoco acepta
que se lo hagan a él.

El inolvidable poeta José Lira Sosa, monaguense transformado en
margariteño, era las dos cosas, en especial jodedor y de los buenos.

Uno que es solo jodedor, pero creo que carece de sentido del humor
es el Gobernador de Carabobo, Gral. (GN) Acosta Carlés, autor del famoso y
fingido eructo, que no era sino una mamadera de gallo para escandalizar a
los valencianos y las valencianas más reaccionarias.

Siempre asocié el sentido del humor a la militancia de izquierda.
En Venezuela los contrarrevolucionarios son muy poco humorísticos y hasta
Laureano Márquez, el mejor de un puñado, pierde la vena por andar cargado de
rabia, envidia o las dos cosas.

Por cierto, ser humorista es distinto a ser payaso. De esos existen
muchos en la oposición.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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