Desde este taburete que soporta unos kilitos de años, no es fácil poner las asentaderas para escribir sobre alguien que se conoce desde unos cuantos años, por mejor decir, casi media centuria; y que por sus cualidades humanas ha dejado una profunda huella en lo personal, dimanando empatía, compañerismo, respeto hacia las personas que, diariamente, lo tratamos, así sea, por estos medios masivos de comunicación que nos acortan las distancias; y desde donde podemos entretenernos con sus mensajes que se contextualizan en ese mundo del arte de la poesía. Si bien es cierto que, este escribidor es un intruso en estos temas, no es menos cierto que, me invito a reflexionar que esas formas de expresar los sentimientos con sus significados y significantes, forman parte de la vida misma, que con sus avatares, van visualizándose a través de la palabra escrita, por excelencia.
En la ocasión, quiero traer a la palestra a mi compañero de promoción Luis Rafael Caballero Vásquez, oriundo de Cumaná (suelo de poetas), quien forma parte de la promoción, egresada de la otrora, Escuela de Servicios del Ejército, el año 1978, Fuerte Tiuna, Caracas. Brigadier en el proceso de formación; y ya desde esa época nos entrenía con sus expresiones muy populares. Persona de semblanza humilde, ausencia de aspavientos, ni demostraciones de flaqueza en lo afectivo, mucho menos, arrogancias triviales. Sincero, en el sentido gramatical de la palabra. Estoy persuadido de que él no es partidario de estos elogios, no obstante, considero que las buenas obras hay que resaltarlas en vivo. No se trata de mitificar al hombre, sino reconocer sus virtudes. Cada verso, cada poema, cada prosa que sale de las playas de san Luis –como él mismo lo señala- dejan siempre un mensaje para un punto de encuentro, de reflexión, para quienes tenemos la satisfacción de estampar nuestras pupilas en el hilvanado de sus composiciones.
Es significativo apuntalar aquí, que esos versos marinos, donde realza la vida y las faenas del pescador con sus esperanzas, certidumbres y optimismo, y por qué no, alguna "reflexia" –como Luis lo denomina- que navega en la lancha de algún pensamiento nostálgico, pasajero, que va y viene como las olas de su amada ribera la cual, lleva su mismo nombre. Pensamientos que transmite con suma elegancia y estilo a través de su pluma indeleble en el tiempo, inconmensurable, habituado a expresar esa gama de versos y estrofas en una prosa sencilla, pueblerina, entre los físico y lo abstracto, entre lo sublime y el éxtasis, aportando siempre un elemento de naturaleza, arte y espíritu. Tríada que se conjuga como una significativa muestra de la vehemencia con que escribe. Ya, para despedirme; con el permiso de Luis, voy a plasmar aquí, un trozo extraído con pinzas, de algunas de sus meditaciones, como un canto de veneración a su amada playa de san Luis.
Cito: "Llegué tarde a tu playa
lo confieso
Todavía tu agua está transparente
Y está tibia…lo presiento
Allí el cocotero y allí los cocos
Con su tesoro líquido
Con su dulce néctar envasado
¿Habrán chipi chipis en tu arena?" (…). Fin de la cita
(Luis Caballero. El poeta de san Luis).
Estoy plenamente convencido, de que algún día formará parte –si es que ya no lo es- de esa espléndida generación de cultores populares, patrimonio intangible, del terruño que lo vio nacer…Amén.
¡Muchas gracias por su atención!
Atentamente: Este Escribidor.