Con tetas no hay revocatorio

El alcalde de Porlamar, Eligio Hernández, está dispuesto a sacrificarse como candidato a la reelección tantas veces como al comandante Hugo Chávez se le ocurra aspirar a la Presidencia de la República Bolivariana. Otro tanto ocurre con Morel Rodríguez, quien, seguramente, cederá a los ruegos de sus admiradores para candidatearse a la gobernación neoespartana mientras el peculado sea indetectable o el CNE permita la perpetuidad.

Ambos políticos, procedentes de la conchupancia, fueron electos con votos contrarrevolucionarios, unos adecos, otros copeyanos. Ello no les impide hacerle ojitos a Chávez y proclamarse bolivarianos de boca, aunque de alma sean bolivaristas confesos.

Por mi parte no me explico cómo, tras 8 años de régimen revolucionario, ningún líder de MVR o de los partidos afines tomó la iniciativa de denunciarlos por malversación o peculado. En el caso de Alexis Navarro la explicación es lógica: ellos, además de primos, son robleros y se entienden por encima de diferencias partidistas.

Mucho más hábil resultó el burgomaestre, quien, sin conexiones pueblerinas ni vínculos consanguíneos, consiguió, a punta de billetes y canonjías, adjudicarse lo que quedaba del partido anaranjado. Para ello apeló a su media naranja, quien jura y perjura haber sido socialista antes de llegar a primera dama municipal.

La concejala porlamarense conoce el almendrón por dentro. Ella sabe a quién le gusta el queso de bola y quién prefiere una cesta equipada con productos que no se consiguen en Mercal.

Así pues, el Hernández y la Bellorina reparten muletas, sillas de ruedas, dientes postizos y bastones para ciegos. También donan riñones, financian marca-pasos y no sé si estiran enanos, aunque no sería raro.

La última oferta de la alcaldesa consorte consiste en donar el relleno de las “lolas” con silicona o el redondeo de los glúteos a base de colágeno. O sea, un voto por botox. Para ello solo se requiere votar por la pareja o, en dado caso, negarse a descamburarlos mediante un referendo revocatorio.

El voto a cambio del implante mamario debería considerarse en propiedad un revocatetorio.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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