Una victoria fácilmente reversible

Todavía no cesan las festividades de quienes piensan haber consolidado la revolución. El aliño del mes de diciembre parece potenciar los festejos y el triunfalismo. Olvidan las prodigas palabras del comandante Fidel Castro, en su monumental discurso de la universidad de la habana, noviembre 2005, cuando advertía que aun, la revolución cubana, en sus más de 40 años de luchas y profundización, padecía del peligro de la reversión.

Derrotados temporalmente los lacayos del imperio, ahora la batalla se dirige al centro de las filas mismas de los agentes del cambio. Reaparecen en la lucha política interna algunas agrupaciones políticas quienes, el repunte histórico de votos, parecieran darle excusas al chantaje político y al pedido de más cuotas de poder en el Estado. Al menos, disimulan el pedido. Por otro lado, salen a la palestra los obstinados de siempre, los conciliadores, quienes creen sentirse los dueños de la revolución para negociarla. Saltan en los medios de comunicación a llamar a los derrotados a “unirnos por Venezuela”. ¿Acaso olvidaran estos “pródigos de la hermandad”, a quienes representan esta mal llamada “oposición venezolana”? Negociar con los cadáveres es cosa de santeros, negociar con los lacayos del imperio no es más que traición. En esto se inscribe la propuesta del Diputado Carlos Escarra, de unas nuevas elecciones parlamentarias que de cabida al lacayismo. En cambio, si el llamado va dirigido a esa parte del pueblo enajenado, para que se beneficien de nuestras misiones revolucionarias, entonces el llamado es comprensivo.

Frente al planteamiento de la necesidad histórica de la creación de un partido único, y la profundización de la batalla ideológica, ambos factores se adelantan en oscurecerlo y apuestan al pragmatismo, a la anarquía política y al resuelve del día a día. Y es lógico, frente a estas propuestas muchos privilegios, protagonismo político cesarían. Inclusive, seria un golpe fatal a la corrupción y la burocracia que muchos no resistirían. Recuerda un buen camarada, en base a un análisis histórico comparativo sobre la necesidad del Partido Único, preguntándose ¿Cómo habría podido resistir Cuba a los embates del bloqueo y al periodo especial sin la existencia de un partido único? Era imposible imaginar bajo la anarquía política que Cuba resistiera con éxito, como hoy es imposible pensar que la Revolución Bolivariana, bajo la amenaza latente del imperio, pueda resistir y profundizarse. El partido único y la batalla ideológica son luchas que deben de librarse paralelamente.

Todos deberían asimilar que, en la revolución bolivariana, el líder único, quien mantiene la moral en alto, a quien en realidad el pueblo eligió, es el comandante Chávez. Las aspiraciones sectarias partidistas y personales, junto a la anarquía política, representan los peligros que marcan la reversibilidad a la revolución.

basemtch@yahoo.com




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Basem Tajeldine

Marxista. Investigador de temas geopolíticos internacionales en el Centro de Saberes Africanos. Moderador del programa VOCES CONTRA EL IMPERIO, RadiodelSur y RNV.

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