A veces pareciera que estos últimos dos años han sido eternos. Para nadie es un secreto que hasta los momentos estamos perdiendo la guerra en el frente económico, el daño a nuestro pueblo ha sido devastador, la economía venezolana fue prácticamente suprimida por los enemigos internos y externos, es decir, los gringos cumplieron uno de sus objetivos. Pero aún no estamos derrotados.
El mundo está al borde del colapso, el conflicto interpotencias cada día se agudiza, la nueva guerra fría es comercial y se enfoca en controlar mercados y recursos. Lamentablemente Venezuela quedó en medio del fuego cruzado, en desventaja, con una economía dependiente del rentismo petrolero y desgraciadamente muy cerca de EEUU y su colonia colombiana. Además, con sectores internos de una derecha antinacional totalmente sodomizada por los gringos. Sin embargo, contra todo pronóstico nuestro Gobierno junto al Pueblo con la frente en alto ha logrado resistir de manera estoica.
La verdad aveces me pregunto ¿cómo hemos resistido tanto? Ataques terroristas, amenazas de guerra, presiones internacionales, asesinatos, intentos de golpe de Estado, magnicidios frustados, deserciones, operaciones psicológicas, el bloqueo de los malandros gringos que no nos dejan comprar medicamentos ni comida, el robo de Citgo, el saqueo del dinero de las cuentas de la república y por supuesto los errores de algunos funcionarios del Gobierno.
Por otro lado, también observo a nuestra dirección política tratando de maniobrar y llevar el barco en está tormenta huracanada, muchos de ellos sin descansar, y si es verdad, han cometido errores, pero también han conseguido acertar en algunas cosas que ayudan a ganar tiempo, y es allí donde me hago otras preguntas ¿para qué ganamos tiempo?, ¿Cómo aprovechamos el tiempo que ganamos con tanto sacrificio?
Algunos revolucionarios tratan de hacer un trabajo, resistiendo y construyendo cosas nuevas en medio de tantas limitaciones, luchando para que nuestro pueblo tenga algunas referencias puntuales, administrando la crisis lo mejor que podemos y creando nuevos métodos de gobierno popular haciendo énfasis en la resistencia, porque el pueblo necesita esperanza, ver una luz al final del oscuro túnel, y eso lamentablemente no se vislumbra fácilmente. Por los momentos quedarse en Venezuela es quedarse a combatir en un sanguinario, hostil e inhóspito campo de batalla invisible, con duros impactos tangibles que afectan nuestra cotidianidad.
Las heridas de esta guerra no sanaran fácilmente, son ellas las que impulsan a nuestros jóvenes a irse del país, muchos a ser humillados en otras tierras, algunos se van y aportan al desarrollo extranjero. Pero, existen otros afectados que se quedan y caen en el malandraje, la prostitución, la minería ilegal, el contrabando de extracción o en cualquier otra "trampa" o "vuelta" para resolver el día a día. Todo esto gracias a la guerra de EEUU y sus colonias contra Venezuela.
Sin embargo, existe una mayoría que se queda luchando y resistiendo por amor a la Nación. Es por ello que cada cuadro revolucionario debe estar a la altura del momento político, tener mucho tacto, ser muy inteligente y siempre debe estar amparado por la fuerza moral. Recordemos, esa es el alma de una Revolución, es su esencia, su espíritu, si no hay fuerza moral, no hay credibilidad ante las masas.
Camaradas nos tocó vivir y enfrentar el peor momento de nuestra historia moderna, por eso hoy necesitamos a las y los mejores para: 1) entender que debemos sostener al Gobierno bolivariano reconociendo sus errores y corregiendolos aunque eso signifique disputarse el poder a lo interno; 2) contener amenazas a la seguridad del Pueblo; 3) orientar las masas lo mejor posible, hablando siempre con la verdad; 4) luchar contra desviaciones como la corrupción y el sectarismo; y 5) prepararse para dirigir la resistencia antiimperialista en un conflicto de largo aliento.
Solo predicando con el ejemplo y demostrando que estamos dispuestos a dejar la vida por el Pueblo y la Patria, tendremos la fuerza moral para convencer, organizar, resistir y vencer.
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