Habemus asamblea nacional constituyente, y ¿ahora qué?

Tenemos Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Es un hecho político innegable. De este hecho se desprenden dos vertientes de análisis aplicables a los actores en pugna de cuya interpretación, y audacia en el manejo de la situación planteada depende la estabilidad y tranquilidad de todo un país. Para la oposición este hecho debe significar, de una vez por todas, el abandono de la estrategia de negación a ultranza del gobierno y de las ejecutorias del gobierno. Y a su vez abandonar como estrategia de lucha, de una vez por todas también, la peregrina idea de que el gobierno esta caído, que solo espera la ultima estocada, que agoniza. Los think tanks de la oposición deben cambiar sus paradigmas, después de todo, lo único perenne es el cambio y la política es una disciplina dinámica como el hombre mismo. Es sorprendente que en esos think tanks del sector opositor, donde hay hombres de Harvard, de Berkeley y de Yale se mantengan estos métodos, a todas luces inconvenientes. Esos paradigmas los han llevado a acciones absurdas como declarar un abandono del cargo del presidente con el hombre en Miraflores o tratar de incendiar el país con foquismos guarimberos, odiosos aún para sus más acérrimos seguidores, cuando no tienen una estructura organizativa popular sólida y basada en liderazgos operativos de base ni mayoría en la fuerza armada nacional, y además, se enfrentan a un gobierno de una de las principales potencias petrolíferas del mundo con amplias capacidades de maniobra y cantidad de recursos en hombres, dinero y logística representado por un poderoso aparato burocrático del Estado. Definitivamente estos señores deben hacer un curso de Estado Mayor. Para el gobierno, los ocho millones logrados, aun cuando son un número importante del electorado, no deben significar iniciar una escalada temeraria de revanchismo y retaliación para sus enemigos políticos. Ocho millones de votos no significan, en modo alguno, ocho millones de manifestaciones de voluntad o aprobación de la acción ejecutiva. Tomando en cuenta los métodos esgrimidos por los think tanks del gobierno esto dista mucho de ser verdad. Buena parte de los votantes el 30-J lo hicieron movidos por los dos grandes resortes que mueven al hombre: el interés y el miedo. Unos, pertenecientes al grueso sector que se ceba en las políticas populistas y clientelares del gobierno, y aquí es menester citar que el carnet de la patria fue una jugada magistral que aseguró el voto obligatorio para buena parte de los que maman la teta del Estado, y los otros, los que trabajan para organismos del Estado, que ante la coacción y el miedo a perder la renta de la cual depende su sustento y el de su familia sufragaron con caras largas. También es justicia mencionar que muchos buenos ciudadanos lo hicieron movidos por convicción ideológica y fe en el liderazgo oficial. El gobierno debe entender que la constituyente, tal y como esta concebida y como fue elegida, no representa el mejor punto de encuentro y de concertación nacional. Es una propuesta llevada a cabo por un solo sector del espectro político nacional y ni siquiera es reflejo fiel de los liderazgos de base en el sector oficialista. Las bases comiciales fueron diseñadas para ofrecer un espejismo de participación a la militancia oficialista pero al final se instalaron los cogollos y la nomenclatura del partido. Bajo este escenario, imponer la paz a punta de decretos, arrestos y disolución de poderes es echar mas leña al fuego; seria, tal como lo dijo el autócrata civilizador, "pisar un cuero seco". Por ello, partiendo del hecho tácito de que tenemos instalada una Asamblea Nacional Constituyente, se impone la lógica pregunta, por encima de todos los argumentos en pro y en contra, ¿y ahora qué?

Más que retaliación e imposición a ultranza de la paz del garrote y los grilletes, es necesario entender, por ambos actores, que el factor genésico de la situación que vive actualmente la nación es una crisis. La más grave crisis económica, política, social, moral y humana que ha sufrido el país en toda su historia. Una crisis que puede hundirnos en un espantoso abismo o es el punto de inflexión, la maravillosa oportunidad para realizar un cambio de paradigmas en nuestros patrones de pensamiento y enrumbarnos con energía apodíctica al cumplimento de nuestro destino manifiesto. La oposición debe comprenderlo y abandonar sus pretensiones inmediatistas, altaneras, prepotentes y superficiales. Más que el consabido ¡vete ya!, y la generación de falsas expectativas en su militancia, debe concentrase en la respuesta y gestión de soluciones a la crisis. ¿Cómo se activaría el aparato productivo?, ¿el manejo de la política cambiaria?, ¿Qué medidas impondría, desde el punto de vista macroeconómico, para superar la crisis, que no signifiquen un paquetazo neoliberal? ¿Devolvería la autonomía al Banco Central de Venezuela? ¿Qué planes tiene para impulsar la competitividad en todos los ámbitos de la actividad económica que nos permitan luchar mercados con los poderosos del mundo? ¿Cómo salir de una economía de puertos, que importa más del 90% de lo que necesita, a ser una potencia industrializada que nos convierta inexorablemente en el país más poderoso del hemisferio sur? ¿Qué propuestas tienen en materia de educación transformadora, que subsane además el flagelo del parasitismo social, la mentalidad de merecimiento y propugne la competencia, la excelencia y la determinación? ¿Es posible que en diez años estemos dentro de las primeras diez economías del mundo, con un sólido poderío económico, político y militar? ¿Qué hará con PDVSA y los nuevos escenarios geopolíticos energéticos mundiales? ¿Cómo rescatar a PDVSA del foso técnico, operativo y económico en que se encuentra? A todas estas interrogantes la oposición no ha planteado una sola respuesta. ¿Es esta la clase de guerreros del twitter, los que quieren tomar las riendas de transformación del Estado, solo por decir frente a las cámaras, con un maquillaje y algo de photoshop, vete ya? A tales sujetos les apostrofaríamos sin contemplaciones: ¡apártate mentecato! No oses pisar las gradas del frontispicio del panteón de la historia, que para líder no naciste. La constituyente es el hecho político innegable. Se llegó allí producto de una crisis. Ahora toca, por parte de la oposición, proponer soluciones a la crisis y desarrollar políticas de altura, en sintonía con nuestra idiosincrasia. Por supuesto no se debe desdeñar la asesoría de un hombre de Harvard o de Yale, pero debe mirarse también, para diseñar esquemas estratégicos de la lucha en el caribe, los códigos caribes.

Con respecto al gobierno, ya tienen lo que querían y ahora ¿Qué hacer? Es la misma interrogante que se formuló hace unas cuantas décadas un gran ideólogo del Marxismo. Creo que la única vía debe ser aprovechar la magnifica oportunidad de este instrumento para proponer e implementar soluciones gestoras y solucionadoras de la crisis. El gobierno debe comprender y enfocarse, no solo en el aspecto fenoménico de la crisis manifestado en conductas especulativas, escasez, inflación y precarización general, sino en el aspecto geno-situacional de la misma. No se puede incurrir y mantenerse en el mismo error de la oposición concerniente a la negación a ultranza de las cosas. Es un estado patológico nocivo. Sostener que toda la crisis es producto de una guerra económica llevada a cabo por perversos elementos internos y foráneos, ignorando el grado de responsabilidad en la situación debido a decisiones políticas tomadas es, además de inconveniente, inmoral. La especulación, el sobreprecio, el bachaqueo no se deben a que la gente sea mala. Es producto de una distorsión del circuito económico normal, y la economía, como toda ciencia, responde a unas leyes precisas. El agua, por ejemplo, hierve a una temperatura específica a una presión atmosférica específica y esta es una ley física que no obedece a mayores interpretaciones. Simplemente es así. El problema real, y debe ser la tarea fundamental dentro de las decisiones que debe tener la ANC, es que la oferta de bienes y servicios es insuficiente frente a la demanda. Y ello es así por que el aparato productivo esta en mas del 60% paralizado, la actividad empresarial privada ha sido prácticamente desmantelada y las importaciones, sobre todo de insumos y bienes intermedios, que eran lo que permitía el desarrollo industrial, en muchísimos rubros ha bajado a niveles mínimos históricos, ello agravado con el monopolio de las importaciones de tales insumos controlados por el Estado. ¿Qué decisiones va a tomar la ANC con respecto a ello? El drama de la materia prima para el sector transformador interno, en especial alimentos y medicinas, ante la escasez de divisas en un control de cambios anacrónico es un buen punto de análisis para los respetables señores constituyentistas si quieren aprovechar la oportunidad de superar la crisis. Enmarcarse solo en el aspecto represor y controlador seria echarle mas leña al fuego. ¿Qué hará la ANC para enfrentar y derrotar las mafias cívico-militares en torno al negocio cambiario que ha desangrado al país, propiciando la fuga de divisas mas escandalosa de la historia dejándonos el nivel de reservas internacionales pírrico que tenemos en la actualidad? ¿Se creara una comisión de la verdad económica que presente al país la lista de las empresas a las cuales se le adjudicaron divisas y se las robaron? ¿Se hablará de los más de 20 mil millones de dólares esfumados de CADIVI, según denuncia formulada por el inefable señor Giordani? ¿Se investigara la mafia cívico-militar enquistada en torno al jugoso negocio oficial de importación de medicinas, alimentos e insumos? Mientras unos señores generales y personajes civiles manejen un negocio de importación jugosísimo es muy poco probable que haya voluntad política para activar el aparato productivo por que significaría la terminación del negocio. Entonces el problema real a enfrentar es que si tenemos menos oferta que demanda la gente estará dispuesta a pagar más y eso altera todo el circuito económico incluyendo a inescrupulosos traficantes y bandidos y comerciantes honrados. La otra situación fundamental es el gasto público y las derivaciones de la disciplina y control fiscal que debe observar el gobierno. Una de las causas fundamentales de la alta y desbocada inflación es la impresión de dinero inorgánico por parte del Banco Central de Venezuela (BCV) para convalidar el inmenso deficit fiscal del gobierno. ¿Se atreverá la magna ANC a devolver la autonomía al BCV en materia monetaria y cambiaria tal como lo estipula la moribunda constitución de 1999? ¿Qué dirá la ANC con respecto a la unificación cambiaria? Y con ello no estoy desechando la necesidad de que la ANC, en su carácter plenipotenciario, adopte medidas enérgicas para combatir los delitos contra los derechos sociales y económicos de los ciudadanos en todas sus formas, lo que quiero significar es que, tal como una vez lo expresara nuestro Libertador, las gangrenas ya sea políticas, económicas o sociales, no se curan con paliativos. Quiero culminar este escrito citando el eslogan de una importante unidad del ejército venezolano, forjador de libertades y heredero de las glorias de Bolívar: "si es imposible se hará, si es posible ya esta hecho". La ANC tiene la última palabra.

 

35solerfr.01@gmail.com

 

 



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