Unión cívico-militar, la Constituyente y el poder

En ocasiones cuando reflexionamos, lo cual no es muy frecuente, sobre las derechas, nacionales y las otras, ese sub-conjunto social, económico, político y, en ocasiones, circulando de lo pragmático-anarcoide a lo ideológico liberal-capitalista en sus acepciones conceptuales que incluyen lo estrictamente liberal del cristianismo-de-nueva-renovación (Rerum Novarum) para llegar al facho-nazismo adobado del militarismo franquista, nos sorprendemos del vacío del Yo-opositor en su ansiedad por y para adherirse al objetivo geopolítico en su praxis geo-estratégica del Otro-imperial con un supino desconocimiento de lo real-sociológico de la sociedad venezolana como sociedad histórica.

Curiosamente, sí nos atrevemos a mirar a los años 60 cuando la Política tenía claridades objetivas en el marco de aquella política internacional sustentada en la "Guerra Fría", debemos sincerar las calidades político-ideológicas de los líderes fundamentales en escena como fueran don Rómulo Betancourt, Rafael Caldera Rodríguez, Jóvito Villalba, Gustavo Machado, solo por mencionar como referencias independientemente de los avatares que se desarrollaran en consecuencias lógicas de los últimos latigazos de la Internacional Comunista.

Las derechas, propias y extrañas, lo que populus dixit como contra-revolucionarios, entre otros epítetos, parecieran que fueran caminando "dando bandazos", sin rumbos propios sino adquiridos, sin objetivos nacionales sino global-norteamericanos con ciertos tintes por intereses económico-religiosos eurocéntricos, sin definirse como sub-conjunto socio-económico en cuanto la obligante definición en función de la realidad en curso del presente siglo XXI sobre a cuál Estado al que se proponen adherirse como parásitos, bien, en cohabitación obligante, según lo que bien conocía y enseñaba don Luis Cipriano Rodríguez como es el concepto de la Dependencia cual adobada con la Alienación, entonces llegamos a la simple y sencilla conclusión del concepto "mayamerismo dependiente".

Bien explicaba Germán Carrera Damas en el CENDES sobre la calidad sico-ideológica de nuestras clases pudientes (sic) en cuanto a ese "mayamerismo" versus las nevadas cumbres en Suiza. Es decir, en última instancia, esas clases sociales como sub-conjunto de la sociedad venezolana parecieran que no logran entrar a comprender simples conceptos como Poder, Democracia Participativa, Historia Patria, solo por mencionar como simple referencias.

En alguna ocasión, en Estocolmo, en sencillo diálogo con Oswaldo Barreto Miliani, conversábamos sobre realidades particulares criollas como escenarios futuros. Era evidente que las objetivas realidades pasadas en sus propias realidades futuras obligaban a tener que reflexionar sobre las responsabilidades de las futuras generaciones criollas como factores socio-políticos que pudieran impulsar aquellos cambios profundos negados en consecuencias lógico-temporales.

Esas nuevas generaciones tendrían que ser, obligatoriamente, responsables de sus propias evoluciones socio-culturales para que pudieran comprender esas responsabilidades objetivas en el marco de las objetivas realidades significativas de lo que es y representa Venezuela como Estado-nación y como Historia-continental. Es decir, más claro, según en lo referente a nuestros propios adoquinados caminos, nos consideramos que el aburguesamiento, la alienación mayamera, la decadencia y la droga, la profunda falta en vacío real de una formación filosófica en sus ideologías cónsonas con las realidades objetivas de clase social-capitalista, fueron variables objetivas, reales, demostrables, inamovibles que han sustentado esas "verdades" a las cuales se refieren ciertos cuadros políticos de esas derechas en justificación opositora como son democracia, libertad, presos políticos, etc.; es decir, contradicción en su propia esencia conceptual e ideológica.

Es decir, mientras que esas "nuevas generaciones" de izquierda criolla se han ido formando sico-intelectualmente, en contraste, más allá de las "buenas intenciones" del grupo librero de "Lugar Común", esas juventudes aburguesadas no han pasado más allá de motivaciones anarco-fascistas en sus praxis continuas de "caos permanente" a lo que los han llevado, justamente, a no ir más allá de comportamientos seudo-feudales como lo hemos podido conocer y observar tanto en los escenarios post-Golpe-de-Abril en Altamira como en los pasados meses en la misma plaza de Altamira, en las urbanizaciones de sus propios adeptos, y, en ocasiones, en actos terroristas como, por ejemplo, los evidentes excesos antropológicos por racistas. Triste historia y pérdida de vidas humanas.

Lo arriba expuesto como simple comentario nos sirve para entrar en tema según el título en propuesta obligante en función de los tiempos que corren pero, previamente, se nos va a permitir una muy corta reflexión sobre un permanente comentario que expresa José Vicente Rangel Vale en su programa dominical "José Vicente hoy" como en su columna de los días lunes en la prensa matutina "Últimas Noticias", titulada "ElEspejo" cuando reiteradamente, repetimos, hace mención de los avatares que se desarrollaron durante ciertos momentos de la "Guerra Civil española" (1936-1939).

En nuestras reflexiones no solo por sencillas lecturas como por conocimientos familiares, más que el propio proceso de la guerra civil y sus lógicas consecuencias, quizás, más importante, fueron las causas nacionales e internacional-europeas que se fueran desarrollando en aquel escenario peninsular-hispano tanto en lo histórico-político-nacional no superado por las realidades consecuencias del siglo XIX en su gobierno isabelino como por las fuertes influencias de tendencias ideológicas que pugnaban por programas políticos de izquierdas y de derechas que se confrontaban, vehementemente, solo y solamente, por detentar lo significativo conceptualmente del Poder.

Al tiempo, era evidente que esa "pequeña globalización" europea tanto en lo ideológico como en las consecuencias sociales gracias a las crisis financieras en lógicas consecuencias en las economías, permitirían que ideologías anti-comunistas (fascismo, falangismo, nazismo) buscaran rescatar los parabienes de un liberalismo seudo-democrático pero de derechas extremas buscando la consolidación, temporal, del Estado-nación. Algo digno de estudio en nuestras temporalidades.

En ese orden de ideas referidas al discurso fundamental es de importancia vital no solo para los adscritos al proceso revolucionario en curso como también para esas derechas, fundamentalmente, nacionales, conocer de los procesos revolucionarios como procesos histórico-políticos en sus diferentes experiencias objetivas; es decir, nos estamos refiriendo a cómo es posible el triunfo de una revolución nacional en el contexto referente de sus propias realidades nacionales como en las lógicas influencias por intereses objetivos de "potencias extranjeras" como nos lo demuestra, sin tapujos ni cortapisas, la propia Historia.

Lo inmediato anterior nos lleva a preguntarnos sí existe una correlación entre la unión cívico-militar, la Constituyente en curso y el Poder como factor fundamental de ejecución no solo necesario sino obligante tanto para el propio desarrollo del proceso revolucionario como de lo real-significativo del ambiente legislativo que se vaya desarrollando en la propia Constituyente como órgano fundamental de la propia expresión real de toda la sociedad criolla por venezolana.

Es evidente que se irá desarrollando una relación dialéctica entre la sociedad criolla por venezolana con el curso cotidiano legislativo que se vaya discutiendo en el seno de la Constituyente.

Claro sí no se comprende lo significativo de esa lógica-laboral y de los contenidos en discusión sino, simplemente, se niega su realidad como realidad-objetiva-en-curso-nacional por parte de las derechas en su lógico funcionamiento sico-social, en el marco de su "Dependencia" (adscripción al Imperio y al Capitalismo Dependiente) y de su propia alienación nacional-histórica a las lógicas del Poder imperial-imperante que se desarrollara durante la denominada como 4ta. República; es decir, en última instancia, es el negar la necesidad de transformar el Estado rentista en un Estado de responsabilidad social; es decir, en el marco histórico-nacional, sería superar los tres paradigmas que como objetivos fundamentales se propusiera alcanzar durante el proceso de su gobierno, don Rómulo Betancourt: una ley de petróleo, una ley para la Reforma Agraria y la democracia liberal.

Quizás, en el marco de aquellos momentos históricos tanto nacional como continental-americano, era imperativo para el Capitalismo Nacional como para el Capitalismo en su fase imperialista de los EEUU de América, que esas derechas se coaligaran como sociedades capitalistas vista la confrontación y el control temporal de las izquierdas vía la represión, persecución, asesinatos, desaparecidos, entre otras políticas represivo-militares. Es decir, en el marco comparativo con las actuales realidades, es de toda lógica por obviedad que las derechas, nacionales y allende, no solo no podrán adscribirse al proceso de diálogo nacional revolucionario en el marco de las responsabilidades históricas de Venezuela en su contexto continental sino que se confrontarán, obligatoriamente, contra dicho proceso histórico-nacional.

En ese marco referente lo significativo de la "unión cívico-militar", en el proceso revolucionario, tal como lo enseña la Historia, es una objetiva necesidad no solo de estar presente durante todo el proceso revolucionario sino de su consolidación obligante como factor fundamental en el nuevo concepto de "guerra interna con factores externos" como lo observamos en los escenarios actuales en Afganistán, Siria, Iraq y Libia, fundamentalmente.

Es, en ese contexto, que la Constituyente, al tiempo que va caminando hacia la discusión sobre los temas legales referentes a la transformación del Estado rentista en el Estado de responsabilidad social, no debe dejar en el tintero lo significativo, como paradigma revolucionario, lo referente a la unión cívico-militar como únicamente en su significación socio-militar sino deberá profundizar en lo objetivamente adscrito para su propia transformación socio-ideológica tanto como socio-económica hacia ese salto cualitativo como realidad social-política en significativo referente a "lo militar".

Ahora bien, considerar al proceso revolucionario como una temporalidad significativa para la transformación del Estado en referencia sería un error grave conceptual por lo cual es imperativo, visto la conjunción socio-ideológica y geográfica del constituyente, inducir, permanentemente, líneas educativas sobre lo global-nacional y su significado en el marco de la nueva realidad geopolítica internacional con carácter obligatorio.

Es sencillamente ejercer el Poder.

Bibliografía.

Byung-Chul Han. "Sobre el Poder". Herder. Barcelona, 2016, pp.184. (Se encuentra en la librería Distribuidora Estudios, C.A., detrás del C.C. San Ignacio).

UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.



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Miguel Ángel Del Pozo


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