Los venezolanos siempre han querido retirarse del ministerio de las colonias

La Derecha Corporativa de Estados Unidos, que es decir lo mismo que el Departamento de Estado, las agencias de espionaje, los grupos del Congreso, los lobbystas, la reserva federal, el complejo industrial militar, las agencias de riesgo, la banca, los medios de comunicación y una amplia manga de asociados, deben olvidarse de Venezuela y sus habitantes.

Y lo deben hacer por una sencilla razón, nuestro modelo de vida es soberano, independiente, no está atado a los "negocios", a las "amistades" ni a las "comisiones", sino a los que nacieron a lo ancho y largo de este territorio.

Independientemente de que en el país existen sujetos o tipos de personas que piensan de diferente manera –como debe ser- siempre será un asunto de los venezolanos y de nadie más, a quienes les compete tomar decisiones sobre la vida de nuestra sociedad, de modo que si Nicolás maduro anuncia que nos separamos de la Oea, pues nos separamos, ya que en cierto modo solo ha servido a los intereses de los gobiernos estadounidenses, que dicho de otra forma, ha respondido a intereses de esa Derecha Corporativa y no a los intereses de sus ciudadanos.

Es bueno que se diga que toda esta tramoya es armada por la Derecha Corporativa, que nada tiene que ver con la mayoría de los ciudadanos estadounidenses, siempre ajenos y engañados por sujetos que "venden cierto tipo de democracia" que siempre se ajusta a sus bolsillos, pero no a las necesidades de los ciudadanos.

El ejemplo más sencillo es la democracia que "venden": Unos sujetos millonarios, que van tras los votos de los ciudadanos y que dicen representarlos, pero que una vez electos, solo van tras la busca del dinero con el apoyo a las transnacionales.

¡Una democracia de mentira, que sigue arruinando a los que están ya arruinados!

Entonces, como siempre van tras el dinero, todo lo planifican en función de ello y hasta se atreven a meter en sus planes las vidas (que al final nunca les importan) y los recursos de otras naciones, como si Dios les hubiese extendido un papel de propiedad, un comodato valedero por siglos o algo parecido, sobre las vidas y recursos de otras naciones.

Nicolás Maduro es el Presidente Obrero de Venezuela, y su condición como tal debe ser respetada, como lo hacemos nosotros, aunque muchos no tengan ni la menor idea del respeto, pero como todo humano sensible, tiene capacidad para captar lo que le gritan los ciudadanos y eso es lo que él hace, interpreta y toma decisiones en función de una mayoría que le apoya.

Quien venga luego, si no es el mismo Maduro, será también otra persona –hombre o mujer- de la Revolución Bolivariana y esa persona asumirá nuestro rompimiento de la Oea, porque es un deseo de la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas de Venezuela.



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Pedro Estacio


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