Las consecuencias de la inmadurez (I)

"Hermanos, no seáis niños en la manera de pensar;

más bien, sed niños en la malicia,

pero en la manera de pensar sed maduros"

1 Corintios 14:20

"¡Dejaos ya de infantilismo y vivid y andad por la senda de la madurez!"

Proverbios IX,6

"Cuando nuestra preocupación es mayor por los

demás que por nosotros mismos entramos en

la etapa de la madurez"

José Luis Vázquez Borau

I. Madurez y sentido común

La madurez no es una cosa de frutas. Uno puede ser maduro(lo cual implica ser coherente,con las ideas claras,libre de prejuicios) y ser un niño del alma. La madurez no va asociada a la edad, he conocido adolescentes absolutamente maduros y responsables y personas de edad avanzada terriblemente irresponsables e inmaduros. La persona madura se caracteriza porque conoce y asume los límites, insuficiencias y miseria de la existencia. La madurez es una suerte de perspectiva de los propios actos y la capacidad de evaluarlos en sus consecuencia respecto a los demás. En este sentido, y esto es importante, la madurez personal (psicológica-social-política) viene también definida por una mayor capacidad para no producir mal, sobre todo consciente, pero también inconscientemente. La madurez es pues una suerte de perspectiva de los propios actos y la capacidad de evaluarlos en sus consecuencias respecto a los demás.

Tener una personalidad madura implica un alto nivel de coherencia que se traduce en un sinfín de actitudes vitales. Es, básicamente,una forma equilibrada de afrontar la vida,de dar a las cosas la importancia que de verdad tienen y no la que aparentan tener. Adulto humanamente maduro,es el que supera el egoísmo infantil y se da cuenta de que no puede vivir pendiente de si mismo,sino que debe vivir preocupado de las demás.

La madurez lleva consigo una dosis de conocimiento propio y de dominio de uno mismo que se convierte,en el día a día, en algo importante para vivir manteniendo la brújula orientada hacia una verdad basada en la autocrítica y el autocontrol. En teoría todos los hombres y mujeres con un mínimo de sensatez y experiencia podrían alcanzarla con mayor o menor facilidad. Es cuestión de poner manos a la obra utilizando los medios a nuestro alcance.

Sin embargo, la realidad es muy otra y son demasiadas las personas que,con el paso de los años,entran en una penosa minoría de edad adulta. Es un triste espectáculo que llega a ser molesto,aparte de ridículo si se tiene en cuenta su termino opuesto. Porque hablar de madurez supone un cúmulo de logros importantes con los que sueña cualquier ser humano .La madurez se manifiesta, sobre todo, en cierta estabilidad de animo, en la capacidad de tomar decisiones ponderadas y en el modo recto de juzgar los acontecimientos y a los individuos. Una persona sin la debida madurez no encuentra el equilibrio: o bien cae en la condescendencia débil,que llega a ser imprudente,o aplica en su entorno un rigor excesivo que suele resultar estéril.

II. Inmadurez

Si las personalidades maduras son virtuosas, las inmaduras andan des-virtuadas. He aquí algunos tipos de personalidades axiológicamente inmaduras:

  • Caja fuerte: dura insensible, fría, atrapadora.

  • Colchón : tendida en la cama, perezosa, floja, todo lo posterga; mañana, mañana para lo mismo repetir mañana.

  • Máscara: mentirosa, tramposa, ocultadora, hipócrita y solo conocida en apariencia.

  • Tijera: insensible al dolor que producen sus cortes.

  • Pavo real: vanidosa, hipersensible a la critica y al halago. Lo más facil del mundo es entrar a esa dinámica que destruye.

  • Mosquito: picando y molestando a cualquiera.

  • Nopal: a la defensiva, agresiva, pendenciera, con espinas, mordaz.

  • Borrego: su ideal es la masa, ¿dónde va Vicente? A donde va la gente.

Amargos son los efectos del odio, pues la justicia sin amor te hace duro. La inteligencia sin amor, cruel. La amabilidad sin amor, hipócrita. La fe sin amor, fanático. El deber sin amor te hace malhumorado. La cultura sin amor, distante. El orden sin amor, complicado. La agudeza sin amor, agresivo. El honor sin amor, arrogante. La amistad sin amor, interesado. El poseer sin amor, extraño. La responsabilidad sin amor, implacable. El trabajo sin amor, esclavo. La ambición sin amor, injusto. Los enemigos del amor no muestran auténtico cariño. Conocen la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, pero no les importa. Hieren a los demás sin razón. Aunque sean superficialmente encantadores, sólo atienden a sus propias necesidades. Actúan cruelmente con los más débiles. No sienten culpa ni remordimiento. Piensan que es mejor ser malo. Creen que lo único incorrecto es ser atrapados. Fomentan la discordia.

La tozudez , la pedantería, el no querer escuchar a los demás ni rectificar claramente los propios errores o no aceptar las imposiciones justas que acarrea la convivencia social son también con frecuencia manifestaciones de puerilidad e inmadurez. Quien es inmaduro vive en la inseguridad .Es incapaz de aceptar su propia misión en el mundo con sentido del deber y rehuye los compromisos y el trato abierto. Si se investiga a fondo el tema nos encontramos con una realidad pobre y triste,a quien más teme el hombre inmaduro es a si mismo.

¡Cuanto veces ese tipo de hombre o mujer trata de engañarse a sí mismo ocultando su pusilanimidad bajo un comportamiento altanero, arrogante o, lo que es peor , con una falsa apariencia de humildad!



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Luis Antonio Azócar Bates

Matemático y filósofo

 medida713@gmail.com

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