No sabemos perder

Se han hecho muchas críticas al gobierno tras la brutal derrota sufrida por el proceso bolivariano el pasado 06 de diciembre. Quizás no vale la pena repetirlas. A lo mejor es rendirnos ante la evidente indiferencia del alto gobierno y la también alta dirigencia del PSUV, que a la final termina siendo lo mismo -muestra palpable de que no se aprendió nada del derrumbe del bloque socialista-. Hasta el momento no han dado la mínima muestra de escuchar, debatir y cambiar de rumbo. Ha sido su conducta desde que lanzaron al pipote de la basura "El golpe de timón" del comandante Chávez. Tan cerrados están que no han sido capaces de llamar a conversar a los camaradas Giordani, Navarro y Ana Luisa Osorio. Entiendo que el camarada Diosdado Cabello le tenga tirria a Giordani, pero eso no puede incidir en que el proceso necesita de la experiencia de este compatriota, cuya huella intelectual está en "El golpe de timón".

Quien terminó de poner la torta fue la canciller Delcy Rodríguez, que pidió el cese de la crítica y que se dedicara la energía para enfrentar a la oposición. Semejante censura sólo es digna de un Lavrenti Beria, uno de los autores de la Gran Purga en los tiempos más tenebrosos del stalinismo en la desaparecida Unión Soviética. En lo particular le puedo aclarar a la camarada Delcy que vivo en la isla de Margarita y que si bien he sido crítico con el gobierno bolivariano, durante los 8 años de gobierno de Morel Rodríguez escribí decenas de artículos en la prensa regional contra este triste personaje de la política margariteña, lo que no hicieron ni los que dirigen al PSUV, ni los que ocupan altos cargos en el gobierno insular, ni los parlamentarios rojos rojitos del Consejo Legislativo Regional. Fin de la aclaratoria.

Ahora llegamos al colmo. Resulta que nos hicieron trampas. No perdimos, camaradas, nos hicieron trampas. El camarada Jorge Rodríguez, jefe de campaña, un compatriota lúcido, culto y brillante no dedica su programa de televisión a reflexionar sobre las razones de la derrota, ni para animarnos a seguir luchado, sino para decirnos que la derecha compró votos. ¿Es qué acaso no lo han hecho desde que se hicieron las primeras elecciones tras el derrocamiento de Pérez Jiménez? Y lo hicieron de igual manera en los últimos 17 años. ¿Por qué no lo denunciamos antes? Ah, porque ganábamos.

En lugar de escoger el camino de la humildad, de la tolerancia, del llamado a la unidad, del reconocimiento de nuestros errores, estamos optando por lo peor: el pataleo de ahogado, la censura y la tirria personal contra algunos compatriotas.

Para mala leche de la derecha, la lectura es distinta en las bases del chavismo. Allí se discute, se hacen críticas y autocríticas, se reconocen los errores y se prepara un resurgimiento sobre la base de los logros del gobierno bolivariano y de la esperanza de poder hacerlo mejor. Que en las alturas del poder insistan en no ver la realidad, que sigan en la onda de no saber perder, las Delcy Rodríguez no son necesarias para acompañar al pueblo. Al contrario, estorban.

Es triste no saber perder. Pero es asunto de ellos. No de las bases.



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Pedro Salima


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