¿Como se puede seguir diciendo que el pueblo nos castigó o nos dio una lección, si solo 2,6 de cada 10 se abstuvieron?

Retornar sobre este punto puede que cause estupor en algunos, especialmente en aquellos que se han dado a la tarea de seguir insuflando sus egos. Cuando en realidad lo que muestran es un fuerte apego a localizar al culpable de sus ansiedades y de sus temores.

¿Es acaso Maduro responsable de esta debacle electoral? ¿O desde estas mismas páginas colaboramos algunos en venir incrementando el nivel de dudas?

¿Acaso podíamos derrotar la guerra económica? ¿Es mala la política comunicacional? ¿Acaso podíamos parar el dólar paralelo?

La revolución bolivariana ha tenido éxito en alcanzar el poder político a través del ejecutivo y el legislativo (ahora en manos enemigas), transformar el poder judicial, crear el poder popular (aun en creación) y por último el poder Moral, quienes aun no terminan de formarse como poder real. Lo que no hemos podido cambiar, ya que no es fácil ni rápido, es la realidad económica y financiera, y la más importante (para algunos), el status quo comunicacional.

En pocas palabras, el poder económico y comunicacional sigue estando en manos de los conservadores reaccionarios. ¿Cómo puede ser eficaz una política comunicacional sí el 90% de los medios está en manos opositoras? ¿Cómo podemos luchar contra la guerra económica si no tenemos el poder económico? ¿Cómo podíamos cambiar la realidad de la producción de alimentos si apenas llevamos unos pocos años sembrando? (recordemos que las expropiaciones y el plan de ejecución de producción agrícola se dio en 2004 y 2005).

¿Existen formas de cambiar esta realidad de manera más rápida?

SÍ. Pero estas formas se riñen con la democracia.

Tengamos siempre presente que lo que diferencia nuestra revolución bolivariana de otras revoluciones (Cuba, China, Vietnam, Urss) es que la nuestra la estamos construyendo en democracia, y con las reglas de la democracia este camino se hace más lento y tortuoso.

A veces leo a algunos camaradas que cuando escriben me hacen pensar que ellos creen que están en medio de una revolución socialista del tipo Cuba o Vietnam, en donde las decisiones que se toman carecen de oposición o burocracia legislativa o judicial. Y piden a gritos acciones que solo pueden darse en procesos donde la democracia y las libertades están restringidas.

Se olvidan que debemos hacer las cosas bajo la irrestricta vigilancia de las leyes y sin conculcar libertades ni derechos políticos. Quizás hubiese sido mejor si hubiésemos arrancado la revolución desde cero y comenzar a crear nosotros mismos las realidades políticas, económicas y comunicacionales a nuestra imagen y semejanza.

Marx y Engels les asistía toda la razón cuando redactaron el manifiesto comunista. Tomar por asalto el poder era la forma más rápida de llegar a formar una sociedad socialista sin los embates y vicisitudes de hacerlo bajo “el sistema” imperante (capitalista industrial).

La guerra económica no la íbamos a ganar en condiciones de libertad y democracia, porque no tenemos ese poder controlado y tomado. Dependemos en gran medida de la empresa privada. Y debemos estar conscientes que el camino al socialismo se debe dar cambiando esa realidad a la velocidad que la democracia y las libertades nos permiten.

La política comunicacional nunca va a ser suficientemente eficaz porque no tenemos los medios para hacerlo. Podemos tener el sistema de medios públicos que en su conjunto no tienen la suficiente penetración y calado en las grandes masas. Estas se “entretienen” con los medios de los conservadores reaccionarios. Debemos entender que nuestros medios no pueden ser “escuelas socialistas” si antes no los atraemos a que nos vean. En este punto debo felicitar la estrategia de TVES, y que casualidad, desde estas mismas páginas se ataca a Tves porque no les resulta lo suficientemente “socialista” sin entender que lo que hace es establecer una estrategia para atraer a las masas a que se entretengan con nosotros, para después ir induciendo poco a poco nuestro pensamiento político. Estos criticones ven el socialismo como un asunto de blanco o negro. Cuando lo sensato es que el camino al cambio desde lo negro al blanco va lleno de matices grises.

Nuestra política comunicacional la debemos dar bajo el ataque masivo y sin compasión del resto de los medios nacionales y extranjeros. Es como una pelea de 1 contra 20. Nunca ganaremos esa batalla. Al menos que cambiemos esa realidad a la fuerza y eso no está contemplado en nuestro proceso.

Perder la conciencia de en donde estamos parados, nos hace victimas fáciles de las realidades que nuestros enemigos nos imponen.

La guerra económica hace sus estragos (todavía) porque no hay como atacarla, y sus consecuencias como las “colas” se hacen evidentes porque el poder comunicacional de nuestros enemigos es más poderoso que el nuestro, y no va a importar lo que hagamos. Tienen el poder económico y comunicacional, punto.

Criticar al gobierno porque no la ha derrotado es como criticar a cabeza e´mango porque perdió una pelea contra Manny Pacquiao. Cabeza e´mango no podrá nunca ganarle a Pacquiao porque este es mucho más fuerte y esta mucho mas entrenado que cabeza e´mango. Cambiar esa realidad lleva tiempo y esfuerzo. Años incluso.

La actual China poderosa no se hizo poderosa de la noche a la mañana, le tomó más de 50 años cambiar esa realidad y teniendo todas las realidades económicas, políticas, financieras y comunicacionales en su control.

El gobierno hizo lo que pudo dentro de sus atribuciones y potestades. Decretó leyes, activo instituciones, agilizó esfuerzos. Pero nada de eso tenía impacto real ya que el único poder que podía hacer la diferencia (y ese si esta en las manos del estado), el dólar, estaba bajo ataque también. Su liberación y manejo dependía en demasía en la capacidad del país de producirlos. Ya en situación normal, la producción de divisas era la necesaria para satisfacer las demandas de ellas en las importaciones y demás necesidades nacionales.

Nuestros enemigos lo sabían, así que el ataque a la moneda era una más de las aristas de esta guerra, a eso hay que sumarle el descalabro de los precios petroleros en el mercado internacional. O sea, menos dólares para el estado, y por carambolas, para las importaciones necesarias, que de paso se desviaban para alimentar la especulación y la guerra. Nada que hacer al respecto. Pueden gritarle a Maduro que ataque al dólar paralelo, pero la realidad es que no hay como. Es la torcida de brazo de la oligarquía económica por el establecimiento de precios controlados y por la “competencia desleal” del gobierno por vender productos más baratos al pueblo.

Y la política comunicacional de nuestros enemigos, que es muy buena, masiva y poderosa, fue mellando incluso las bases nuestras, y lo peor, mellando en su paso a unos cuantos personajes y personalidades del entorno político revolucionario, algunos con mucha voz y con mucho espacio de opinión. Esa es la realidad.

¿Qué es más fácil echarle la culpa a alguien o a algunos?...¡Pues sí! Así actuamos los seres humanos.

¿Cómo podemos decir que de cada 10 Chavistas, 2,6 tienen la razón? ¿Y el resto, no cuenta? ¿Los 7,3 Chavistas que quedan salieron a votar para defender la revolución o a jalarle bolas a Maduro?

No es acaso una visión de “elite”, y por lo tanto clasista y segregacionista, además de supremacista, que ese 26,3% de Chavistas se crean por encima del resto de los 73,6 % de Chavistas que si salieron a “defender la revolución”.

¿Por qué sigue siendo la propaganda que el pueblo castigó, que el pueblo se pronunció, que el pueblo quiere cambio dentro del mismo Chavismo?

¿No se comporta este Chavismo abstencionista y crítico, como siempre se comportó la oposición de derecha, o sea, una minoría supremacista?

“somos pocos, pero somos la elite de este proceso”

Se parece mucho a la elite petrolera que vimos en abril de 2002. A los cuales nunca les importó que Chávez les ganara elecciones con hasta más del 60% de los votos. Tenía que irse y punto, porque así lo querían ellos.



Siento un DEJA VÚ…


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Joel Romero


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