¿Coexistencia pacífica?

Creo que fue en una reunión de Petrocaribe que el presidente Maduro retomó este término, proveniente de la segunda mitad de la década de los cincuenta del siglo XX, cuando la Guerra Fría estaba en auge. La "coexistencia pacífica" había pasado a ser la línea política general del gobierno soviético y, en consecuencia, de todos los Partidos Comunistas del mundo, a partir del liderazgo de Nikita Jruschev, luego de una ácida crítica a las políticas de Stalin.

Se trataba de que las dos grandes superpotencias de entonces, y sus aliados habían acumulado tal cantidad de armas nucleares que era impensable un enfrentamiento directo entre ellas, que significaría el aniquilamiento de toda la Humanidad unas seis o siete veces. Esta era razón suficiente por lo que debían coexistir "pacíficamente", no sólo dos bloques políticos-militares, sino dos "sistemas sociales"; el capitalismo imperialista y socialismo encabezado por la URSS. Eso sí, las dos superpotencias continuaban dirimiendo sus conflictos de intereses en espacios delimitados, pero, en general, las expectativas estratégicas eran que el sistema socialista "real" (no el imaginario ni el utópico de ciertas "cabezas calientes" que cuestionaban las barbaridades de los soviéticos) pudiera vencer a su rival en la competencia económica, dándole bienestar a sus respectivas poblaciones.

Ya se sabe lo que ocurrió: la famosa línea de la "coexistencia pacífica de los dos sistemas", nunca pudo ser aplicada coherentemente, por el carácter inevitable del antagonismo entre las dos superpotencias, pero sobre todo porque la dirigencia soviética nunca pudo controlar el avance de revoluciones como la cubana. Por otra parte, la esperanza de ganar la competencia económica con los EEUU, pronto se reveló como lo que era: una simple ilusión. La economía soviética se estancó y finalmente cayó por su propio peso en los 80.

La dirigencia soviética no estaba ganada a directos con los EEUU, pero se produjo la revolución cubana, encabezada por unos "loquitos" criticados por los propios comunistas cubanos orientados por la línea de la "Coexistencia pacífica", la cual suponía que cada superpotencia respetaba el patio trasero de la otra. La deriva de la declaración de la revolución socialista en la isla, llevó también a la conocida "Crisis de Octubre", cuando la Humanidad entera vivió la angustia de mutuas amenazas nucleares, misiles apuntando a EEUU desde Cuba, y a la URSSS desde Turquía.

La guerra de Vietnam también era un recordatorio de que la Guerra continuaba desarrollándose, aunque acotada en espacios del Tercer Mundo. Mao en China acusó a la URSS de traidora por la "coexistencia pacífica" que supuestamente sometía al movimiento revolucionario mundial a los intereses de superpotencia de la URSS, que incluía los acuerdos de cúpula con Washington. La política siempre es sinuosa, doble y hasta triple; por eso, mientras Mao decía estar dispuesto a sacrificar varios millones de chinos en un enfrentamiento nuclear con el imperialismo porque éste era un simple "Tigre de papel", mientras señalaba a la URSS de ser un "socialimperialismo" y otros chillidos, preparaba una entrevista muy cálida nada menos que con Richard Nixon, uno de los presidentes más ferozmente anticomunista de la historia norteamericana. El enemigo común era la URSS, se entiende.

Ahora el término se escuchó incluso en las conversaciones entre los presidentes Maduro y Santos. Y, de verdad, que suena, no sólo descontextualizado, no pertinente, sino sobre todo anacrónico. Es verdad: entre Colombia y Venezuela hay diferencias de políticas económicas, pero no de "sistemas socioeconómicos", como las que había entre el sistema soviético y el de los EEUU. En Venezuela hay una política de subsidios y controles; mientras que en Colombia reina el neoliberalismo, con todo y tratados de libre comercio con EEUU, el grupo del Pacífico y Europa. De modo que, allá hay la exclusión y la explotación propias del capitalismo neoliberal, y aquí las distorsiones de una economía rentista que ya no aguanta más. Y entre los dos: contrabando, narcotráfico y paramilitarismo.

En todo caso, debe haber paz y diálogo entre los dos gobiernos. No hacen falta conceptos de otros contextos, de otros tiempos, que no explican nada y que, al contrario, enredan y ocultan mucho.



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Jesús Puerta


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