Las verdades de la Historia

“La Filosofía de la Historia es,

la igualdad entre conocimiento

adecuado y conocimiento adquirido

por los métodos de la ciencia”

W.H. Walsh

“La Historia es una forma híbrida de experiencia

incapaz de cualquier grado considerable

de “ser y de verdad”

Bosanquet



Estos dos pensamiento, fundamentales para quien lee, piensa i reflexiona la historia que, como toda ciencia del hombre nunca es perfecta ni absolutamente verdadera, pues casi siempre la escriben los vencedores en la contienda perenne que es la vida, ayudarán a comprender a mis lectores –que siempre estimo pocos porque a la gente no le gusta leer lo que además se tenga que reflexionar- porque están acostumbrados, al decir de Eric Fromm, a la gran “mama o mamadera” de la televisión que, parece les proporciona todo “hecho” i sin esfuerzo.

Como pretendo orientar culturalmente al presidente Chávez, con cuyo proceso revolucionario participo íntegramente, pues a su alrededor parece no haber suficientes intelectuales o historiadores i como a la Historia (así con mayúscula) pretendemos hacerla ciencia, vemos, como señala uno de los grandes como Bosanquet, es una experiencia incapaz de un considerable grado de “ser y de verdad”, i es mui cierto, pues no solamente la han escrito los vencedores, los poderosos, lo que quedan mandando, sino que personalmente al historiador se le hace difícil desprenderse de sus tradiciones, ideas, temores, supersticiones, sueños o principalmente del veneno religioso i de los intereses económicos asfixiantes muchas veces.

También dudo (recientemente, más que nunca) que estos artículos difundidos por la única ventana que tiene mi libertad de expresión casi nula, le lleguen al presidente, a quien le recuerdo estuve con él en el restaurante pequeñito i tranquilo de La Matera, cuando su popularidad no llegaba al 5% i andaba solo con Durán Centeno i un chofer. Sin embargo, me atrevo a opinar sobre algunos errores que tal vez le obligan a cometer su entorno adulante, casi igual al que verdaderamente le apoya.

La modificación de los símbolos de la patria, Bandera i Escudo, es una temeridad, un disparate i una falta de cultura histórica (desprovista de intereses políticos), así como la ignorancia que hace de Urdaneta, de Fernández Morán i los reiterados ataque a la figura de José Antonio Páez, o las exageraciones con Zamora o con el “almirante” Prudencio Padilla, verdadero traidor que participó en el atentado septembrino en Bogotá, contra la vida del Libertador. Ahora es candidato para que un puente bastante mal ubicado para Maracaibo i Los Puertos de Altagracia, lleve su nombre. Repito que no temo señalarle estas fallas, porque no estoi buscando cargos ni dinero, pese a ser económicamente de clase media baja i mui limitado en las finanzas. Empero, creo ser, clase media alta i bien alta, intelectualmente, especialmente en ciencia i en filosofía; pero eternamente marginado por los políticos de la IV República i me parece que comienza a ser igual con los de la V República, por tanto infiltrado i tanto mediocre que existe, con disfraz de revolucionario.

Sobre los símbolos patrios escribí un artículo bastante claro que, no se si llegará a su conocimiento del alguna manera; pero merece oponerse a algo que no tiene nada de revolucionario i en cambio un costo económico, histórico i cultural de mayúsculas proporciones aunque sé que le dirán que es lo mismo que el haber designado a Venezuela, República Bolivariana de Venezuela. Lo de República Bolivariana, enalteció al país i extendió como una luz mágica, el pensamiento político del Libertador más grande de la historia universal. Cambiar Bandera i Escudo, es ofender la memoria de Miranda i sus contemporáneos i a los que proclamaron la Independencia del país en 1811, con el respaldo único de siete provincias como lo consignaron.

En cuando a la figura egregia de Rafael Urdaneta; militar formado en la milicia e intelectualmente con Nariño; unido al Libertador desde San Cayetano, antes de iniciarse en Cúcuta la Campaña Admirable; hombre que participó en más de doce batallas, dos sitios, entre ellos el célebre de Valencia; en dos retiradas i generalmente era el encargado de la logística del ejército, como en Carabobo, donde no participo por estar gravemente enfermo en San Carlos i en la logística de la campaña del sur que culminó en Ayacucho. Fue el primer presidente de la gran Colombia; se enfrentó a los facinerosos del golpe septembrino i sobrevivió al Libertador, siendo el encargado de repatriar sus restos junto al doctor José María Vargas i fundador de las Sociedades Bolivarianas para perpetuar la memoria del Padre de la Patria. Cuando nui enfermo, cumplía misión diplomática en Europa para asentar jurídicamente la independencia, murió en París antes de poder llegar a Madrid, i devolvió los viáticos correspondientes, pese a su inolvidable frase: “sólo dejo en el mundo una viuda i once hijos, en la mayor pobreza”. Un ejemplo se pureza administrativa i anticorrupción. Empero, Urdaneta es el gran olvidado del presidente.

Otro aspecto que es contrario a la verdad histórica, es el caso de José Antonio Páez, a quien el presidente no olvida sino que mal pone en cada oportunidad. Jamás he sido paecista, precisamente porque pasada la gesta emancipadora, su actuación fue realmente contraria la gloria que ganó con justicia como libertador. No se lo tolero como cambio realmente rechazable, pero no se le puede desconocer que tuvo otros méritos. Primero, Páez fue un peón de hacienda analfabeto que incluso padecía de epilepsia según algunos afirman. Se superó, fue un llanero excepcional, un verdadero centauro de los llanos, se hizo patriota en la guerra i atrajo a multitud de hombre a la causa de Bolívar. Segundo, sus hazañas fueron varias; Mucuritas, las Queseras del medio, el contribuir al Paso de los Andes con hombres del llano que nunca habían conocido montañas ni el frío de los páramos i paremos de contar; pero resaltemos especialmente que, la incursión de Páez con sus llaneros en un momento crítico, fue el hecho decisivo del triunfo en la Batalla de Carabobo. No era de los que simplemente dirigían batallas, sino que participaba en ellas al frente de sus tropas. Páez es verdad que separó a Venezuela de la Gran Colombia, pero el pecado no fue solamente suyo, si recordamos que en el lado contrario estaba Santander. Su desconocimiento a la autoridad del Libertador i del mismo Sucre, es terrible, pero sus gobiernos, si bien se hicieron bajo la égida de una oligarquía conservadora, como apareció en todos los rincones de los cinco grandes territorios libertados por Bolívar, esa oligarquía no la fabricó él. Además, pese a todo, fue un general que se superó como persona. Es verdad, llegó a hablar el inglés, a tocar piano i hasta escribir, así fuese con ayuda, una autobiografía; son cualidades que mitigan sus grandes errores históricos. Es, a pesar de que nos duela la segunda parte de su vida, uno de los grandes héroes de nuestra guerra de independencia i no debemos los venezolanos denigrar de él.

En cambio, no quiero extenderme mucho en esto que motivó mucho a un médico compañero de grado, José León Tapia, con la figura i los hechos de Zamora, se exagera. I punto. I finalmente, se le piensa dar el nombre de “Almirante Padilla” a un discreto soldado marino, cuya mayor hazaña fue haber participado en la Batalla Naval del lago de Maracaibo; que fue nombrado general posteriormente i a los dos años sancionado por indisciplina –ya referí más detalles en otro artículo- i que fue jefe de los hombres del intento septembrino en Bogotá para querer asesinar al Libertador i que luego fue ejecutado creo que bajo mandato de Urdaneta. Ese si tiene más pena que pagar que el General Páez. En el Zulia nos opondremos a que el otro puente, olvidando nombres como el de Humberto Fernández Morán (un calumniado siempre en Caracas) u otros zulianos grandes en el pasado, se le vaya a poner el de conspirador para el asesinato de Simón Bolívar. Realmente, yo creo que el Ministro Moncada debe conocer bien nuestra historia; tal vez podría entonces nutrir de la misma a nuestro respetado presidente Hugo Chávez Frías. La historia como se expuso al comienzo es híbrida en experiencia, incapaz de un considerable grado de ser i de verdad; mas, cuando el tiempo ha pasado lo suficiente, las fuentes se han agotado, i los testimonios afirman algo, tenemos que conformarnos con ese conocimiento que pretende ser científico i no podemos regresar al pasado para cambiar los acontecimientos a nuestro gusto. Por eso, se habla de objetividad histórica, nunca de fantasías, leyendas o cuentos de camino. Deseamos la igualdad entre conocimiento adecuado i conocimiento adquirido, a la manera de la ciencia. Así, además de historia, estaremos en los predios de la filosofía de la historia.



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Roberto Jiménez Maggiolo


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