El casado, casa quiere

La llamada “clase media” es por naturaleza, el sector de la sociedad menos revolucionario y en consecuencia, el más antirrevolucionario. La “clase media” históricamente siempre ha aspirado a convertirse o integrarse a la llamada burguesía, pues ya sea a través del estudio, el trabajo o sus pequeñas y medianas empresas, la “clase media” no se identifica con las precariedades del obrero pero sí con los lujos de la burguesía.

Aunque muchos pintan a la burguesía como un ente peligroso y poderoso, yo me atrevo a decir que no debéis temer a un “tigre de papel”, pues si hay un sector que siempre está propenso a perderlo todo, ese sector es la “clase media”. Esta clase es siempre una de las más cobardes, pues es siempre la que menos dispuesta está a perder lo mucho o poco que tiene. El error que el Estado ha cometido es hacerle creer que es poderosa, pero sobre todo, centrar sus principales esfuerzos y políticas en tratar de llenar un barril que no tiene fondo. Esta clase, al ser la más mediatizada, nunca estará conforme ni satisfecha, son la expresión pura del neoliberalismo, pues son quienes han sido educados o mejor dicho diseñados para consumir, consumir y seguir consumiendo. Si un día comen carne, ya nunca querrán comer huevo. Viven en un mundo artificial diseñado por el marketing y la propaganda tirada desde Miami. Esta clase se ha convertido en el modelo a seguir de nuestro proletariado porque le promete a éste último poder dejar de trabajar. Sin embargo, es también la “clase media” la que nunca va a querer trabajar, no sólo porque reniegue de sus antepasados, sino porque ha probado lo que es el beneficio del trabajo ajeno, es decir: el placer que produce la explotación de otro ser humano. Pero entonces, ¿Qué hacemos con la clase media? La primera idea de la que debemos partir para conducirnos hacia este sector, es entenderlo como una distorsión de la sociedad y no asumirlo como un modelo a seguir; es decir, debemos entender que es un sector alienado y no tomarlo como un objetivo, ya que de hacerlo, estaríamos asumiendo que el desarrollo consiste en que todos los hogares cuenten con servidumbre y un televisor plasma en la sala de su casa. Si entendemos esto, entonces comprenderemos que las acciones del Estado deben efectuarse dentro de un marco positivo que ayude a controlar a esta clase. y ¿Cómo la controlamos? Fácil, mediante el perfeccionamiento de nuestro sistema tributario y mediante la expropiación de la banca. A continuación hablaremos únicamente del sistema Fiscal.

Si el Estado perfecciona su sistema de Cobro-pago de impuestos, será posible incorporar a éste sector al desarrollo nacional, ya que después de la burguesía y el Estado, es la “clase media” la que efectúa mayor número de transacciones financieras y mayor número de compra-ventas. Otorgarle buenas tasas para el pago de impuestos, ayudará tremendamente a reducir la inflación y el sancionarle cuando los evada ayudará a mantenerla controlada, ya que no se le encarcelará por marchar, sino por no pagar impuestos y eso señores y señoras, no constituye una violación de Derechos sino un delito por parte de esta clase que tanto nutre a la oposición. La oposición esta dispuesta a comprar libertad a cambio de democracia, y el Estado debe comprenderlo y usufructuar esa democracia sacando una buena renta de ella. Los recursos se pueden destinar a fondos de infraestructura que lo mismo embellecerán las ciudades y al mismo tiempo proporcionarán miles de empleos para los venezolanos. Perfeccionar el aparato fiscal venezolano, también serviría para ejercitar la estructura estatal preparándonos para las nacionalizaciones y expropiaciones. Todo lo anterior debe ir acompañado de un nuevo paradigma de civilización, uno que ofrezca un nuevo ejemplo a seguir. Hay que darle a nuestra clase trabajadora un nuevo modelo de sociedad para incentivar su esfuerzo y paciencia, ya que al igual que el casado que quiere casa, el pueblo quiere bienestar, felicidad y desarrollo a cambio de su esfuerzo; depende del Estado articular estos aspectos para ofrecer una nueva sociedad. Y aunque lo que aquí proponemos no frenará la lucha de clases, si ayudará a atenuarla en la espera de las nacionalizaciones y expropiaciones, o en su defecto, en el retorno al sistema capitalista neoliberal.

Los filósofos y sociólogos de la patria deben emprender sus mejores esfuerzos para ofrecernos un paradigma que rompa con los viejos esquemas del socialismo clásico tan gris y aburrido, que promete hacernos iguales a pesar de que todos somos tan desiguales. Es necesario y urgente descubrir nuevos horizontes de civilización que nos lleven a abandonar la explotación capitalista pero que tampoco nos lleven a criterios dogmáticos de la mediocridad y el conformismo.


Independencia y Patria Socialista

Viviremos y Venceremos.

primaveraveranomx@live.com


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Henry Hernández


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