La Revolución Bolivariana en un nuevo ciclo: tareas y desafíos

Introducción:

Ya adentrados en el mes de febrero del año 2014, a menos de 30 días de la conmemoración del primer aniversario del trágico fallecimiento de nuestro Comandante en Jefe eterno y supremo, Hugo Rafael Chávez Frías, consideremos necesario hacer un balance del tiempo transcurrido. Una evaluación de la situación política nacional, de las correlaciones de fuerza entre el bloque bolivariano revolucionario y el bloque contrarrevolucionario, de los aspectos más característicos de las contradicciones y sus posibles cursos de acción. Definir por tanto, las tareas y desafíos que enfrentan las fuerzas revolucionarias, junto a las fuerzas patrióticas y progresistas.

Este dinámico y complejo proceso revolucionario que hemos vivido durante ya casi 15 años en diversas formas de confrontación nacional y de clases, transcurre una vez más, de coyuntura en coyuntura. No han existido momentos de descanso, tiempos de tregua o letargos, y esta vez no vivimos una situación diferente. Ni siquiera el triunfo electoral en las municipales del 8 de diciembre del año 2013, ni las fiestas de fin de año, nos han permitido un tiempo de balance y reorganización en un contexto de paz social o política. Estamos una vez más, inmersos en un escenario de conflictividad que anuncia nuevamente días de tormentas y de combates, que aunque puedan ser percibidos desde un espacio táctico, pueden fácilmente desbordarse a escenarios de confrontación estratégica. La volatilidad de la situación política nacional es una constante de nuestros sísmicos tiempos.

Vivimos, sin duda alguna, un nuevo ciclo en esta lucha ascendente y en espiral que es el combate por la liberación nacional y el socialismo. Un ciclo marcado por la ausencia de la referencia original y legítima de la Revolución Bolivariana, el Comandante en Jefe Hugo Chávez. Ya nos adentraremos en los aspectos objetivos y subjetivos que dicha ausencia supone, por ahora, vamos a ir adentrándonos en un diagnóstico de la situación general.

Pudiéramos afirmar que el espacio de confrontación principal entre el proyecto revolucionario bolivariano y la contrarrevolución proimperialista se desarrollará en esta fase en el terreno económico (el político-social y el político-ideológico siguen siendo determinantes).

El enemigo ha encontrado allí, la clave para desatar el plan de acumulación de fuerzas necesario para proponerse el derrocamiento del gobierno que dirige el compañero Presidente Nicolás Maduro, con ello enterrar la Revolución bolivariana y las ideas socialistas. Es, desde la generación de “la crisis económica”, que el enemigo nacional y de clases, pretende irradiar sus anillos concéntricos hacia el campo social, político, ideológico y militar. Es el diseño (Plan de Ataque) concebido para construir un escenario general de crisis, buscando cualquier salida de carácter inconstitucional que puede desenvolverse desde una insurrección contrarrevolucionaria, generada a partir de focos o estallidos sociales motivados por la desesperación colectiva ante (la escasez) la falta de productos básicos, pasando por un movimiento golpista de carácter militar, que aunque adolezca de contundencia, desde el punto de vista de fuerza, masa y fuego, sea el detonante de acciones que pueden ir desde la suicida experiencia en Grenada en 1983 (derrocamiento y asesinato de Maurice Bishop, seguida de la invasión militar norteamericana o el vil asesinato del gran revolucionario africano Tomas Sankara en Burkina Fasso por su “hermano de lucha” Blaise Campoare, finalmente agente francés), pasando por las “Revoluciones Naranjas”, las “Primaveras Árabes” o el movimiento sedicioso recientemente activado en Ucrania.

El Imperio norteamericano está debilitado y en decadencia, pero ello, no implica que esté derrotado o que el repliegue de sus fuerzas, medios y esfuerzos de ciertos Teatros de Operaciones Militares (Oriente Medio) implique que se ha olvidado de su llamado “Patio Trasero”. La cumbre de la CELAC, realizada en La Habana, Cuba revolucionaria, a fines de Enero ha sido una bofetada irreverente en toda su enorme extensión geo-política y geo-estratégica. Los EEUU saben que en Nuestra América se “cuecen habas”. Que los tiempos de la dominación Imperial están seriamente amenazados.

Desmontar el proceso de articulación de la unidad continental, pasa para los EEUU, por destruir el proyecto histórico que se construye en Venezuela bolivariana. Es el camino corto para desarticular al destacamento de vanguardia del proceso de integración regional, el ALBA-TCP.

Que la acción pública del gobierno de los EEUU y el Pentágono haya bajado de tono con respecto a Venezuela, no es sinónimo de rectificación o de convivencia pacífica, muy por el contrario, hay que prender las alarmas, ya que el silencio otorga protagonismo a las agencias de inteligencia del Imperio, que ni duermen ni descansan en aras de cumplir sus propósitos estratégicos, en este caso, el de restaurar la dominación capitalista e imperial en nuestro País.

Marco general:

Pero arranquemos por un balance de lo que han sido esto once meses sin el Comandante Hugo Chávez. La verdad es que su ímpetu táctico y estratégico, sus iniciativas permanentes allí en la punta de vanguardia, se nos fueron el 8 de diciembre del 2012, por lo tanto para los efectos reales de la política revolucionaria, llevamos 14 meses debilitados en la dirección y conducción estratégica, dificultados a la hora de emprender la iniciativa.

No es redundante afirmar y reafirmar, que Chávez era la vanguardia política, la vanguardia ideológica, ética y moral de este proceso. Era el vínculo entre las ideas, la estrategia, la política, el pueblo pobre y sus aliados. Era la síntesis entre el núcleo ideológico, la columna de cuadros y el “movimiento de masas”. Era, el que vertebraba el bloque bolivariano y revolucionario, nacional, regional y mundialmente, era la expresión de una síntesis histórica y como tal se fue forjando proyecto. Por lo cual, es determinante afirmar, que desde su partida debemos sin miedo ni temor, llamarnos “Chavistas”. En esta identidad ideológico-cultural, se expresa un movimiento nacional y popular que fue tejiéndose paso a paso, coyuntura tras coyuntura desde el 4 de febrero de 1992 (tenemos un balance histórico pendiente, que sin lugar a dudas viene de más atrás aún, de Alí Gómez García, Américo Silva, Fabricio Ojeda, de Argimiro Gabaldón y las guerrillas de los '60 y '70 -FALN, MIR, luego PRV, Ruptura, Bandera Roja, la de verdad...- de Ponte Rodriguez, el Porteñazo y el Carupanazo, del 23 de Enero del '58 y sus tiempos inmediatamente anteriores, de Medina Angarita, de la lucha rebelde en contra del “Benemérito” Juan Vicente Gómez, hablamos de Rafael de Nogales Méndez, el propio Maisanta, de Cipriano Castro y lo que reivindicamos más comúnmente, desde Ezequiel Zamora hasta Francisco de Miranda, pasando por el Libertador Simón Bolívar).

Una mirada por el retrovisor de la historia, tan necesaria como urgente en la construcción de la identidad nacional y popular Chavista, es parte de las tareas imprescindibles de esta etapa revolucionaria. En este sentido, nos graduamos de aprendices el 5 de marzo del 2013 a las 16:25 de la tarde. Pero hace falta darle forma y contenido a este relato histórico que nos hace y que nos nace como proyecto histórico emergente, antagonista al capitalismo, insumiso, irreverente, rebelde y subversivo.

Nos quedamos por tanto, hace casi un año, sin el joven pero experimentado capitán. Con una nave aún en período de prueba, aguantando en medio de un temporal inédito y prolongado. Tenemos eso sí, una bitácora claramente definida, heredada del tiempo en contra que tenía el Comandante. Es el “Plan de la Patria”, es el azimut que debe guiar a esta embarcación con su preciada carga libertaria, esa que lleva en su vientre, las esperanza, las expectativas, la heterotopías de millones de descamisados de diversos colores, creencias y territorios, esas, las que nos convocan a que sepamos llegar a buen puerto, ya que su destino, es el mismo que el de los excluidos y marginados de un mundo que necesita de victorias para seguir resistiendo y soñando.

El año 2013 fue eso, campear el temporal, en medio de huracanes relampagueantes, y de adquirir la experiencia que sólo se logra en momentos en los cuales la supervivencia pende de un hilo, de la calma y serenidad a la hora de las decisiones, de no angustiarse y decidir con cabeza fría, en medio de tanta ausencia, y por sobretodo con la coherencia que conlleva no esquivar y menos traicionar la misión que nos legó el Comandante.

Nos dejó El Comandante en Jefe en su testamento político, la obligación histórica de asumir la revolución en su carácter internacionalista y permanente. Sería quizás fácil para algunos, desentenderse de Petrocaribe, del Banco del Sur, de todos los compromisos que entraña la ALBA-TCP y de tantas iniciativas integradoras. Renunciar a alguna de ellas, sería amputar un miembro vital a un cuerpo en el cual están todos los órganos interconectados en una profunda visión estratégica.

El compañero Presidente Nicolás Maduro, como el compañero Diosdado Cabello han demostrado una práctica política basada en la “voluntad única de acción”, en asegurar mediante esa “llave”, el legado del Comandante. Han sorteado en un titánico esfuerzo las arremetidas de la contrarrevolución, manteniendo la unidad en las filas revolucionarias ante las dificultades propias de reordenar y reorganizar las fuerzas bolivarianas. En este complicadísimo año, han demostrado que algunas de las miserias humanas tan obvias y comunes, tales como la vanidad, la soberbia, el protagonismo personal, no son ineludibles, ni inevitables. Que cuando las subjetividades, las emociones, las pasiones, las lealtades están interconectadas con la conciencia y la razones objetivas, las tentaciones del enemigo pueden ser no sólo rechazadas, sino derrotadas.

Sin embargo, creemos que con una que situación que sigue siendo compleja, que debe enrrumbarse a su estabilización, requiere necesariamente ampliar el debate propositivo, respetar y defender la enorme diversidad que hace a nuestra identidad, procurando fortalecer la unidad política, ideológica y orgánica del chavismo, ampliando los anillos decisorios, avanzando concretamente en la conformación de una dirección colectiva que incluya a los partidos aliados, como al poder popular y sus organizaciones de vanguardia. En definitiva, el arte mayúsculo de la Revolución es el sumar fuerzas, más aún en un escenario de confrontación aguda con la contrarrevolución y en una situación estratégica de un equilibrio relativo.

La Guerra Económica:

Desde febrero del año 2013 hasta los momentos, la ofensiva contrarrevolucionaria ha buscado romper nuestra línea del frente. Ha sido mediante una implacable y sostenida campaña comunicacional (guerra y operaciones psicológicas) que se ha concentrado en las supuestas debilidades de la conducción política formal, en las contradicciones e intereses contrapuestos que se desenvolverían en su seno, como en las ya machacadas acusaciones de corrupción, ineficiencia e ineficacia que caracterizarían al gobierno bolivariano.

Los sensibles temas de la seguridad ciudadana y la delincuencia social, el deteriorado estado del sistema nacional de salud y hasta hace unos meses, la debilidad estructural del servicio eléctrico (que hay que reconocer sin autocomplacencias que ha venido fortaleciéndose aceleradamente). Sin embargo, el eje del diseño contrarrevolucionario se ha perfilado desde lo que denominamos la “guerra económica”.

En este plano, la contrarrevolución, no sólo, ha buscado desestabilizar a la sociedad venezolana mediante el acaparamiento, la especulación y la escasez de productos de consumo básicos en aras de provocar descontento masivo que se materialicen en asonadas o estallidos sociales, al mismo tiempo que han permitido acumular geométricamente capital (capturando los dólares de la nación) a quienes incurren en estos delitos antipatrióticos e inhumanos. La fracción importadora y comercial de la burguesía ha jugado el papel principal en esta larga batalla que han transcurrido sin contemplaciones en nuestro territorio. Esta directriz procuraba culminar para diciembre del 2013 con un estado de caos tal, que las elecciones del 8 de diciembre se convertirían por consecuencia “natural”, en un referéndum que terminaría por expulsar del gobierno al chavismo en cabeza de su Presidente el compañero Nicolás Maduro.

La contraofensiva que se aplicó desde el gobierno a partir de noviembre desbarató estos planes, al menos en los tiempos inmediatos, y logró recomponer transitoriamente al chavismo como la fuerza combativa que defiende los intereses nacionales y populares. El resultado electoral fue elocuente y la calle cobró cierto vigor revolucionario, que lamentablemente se fue apagando luego de la jornada electoral y las fiestas de fin de año.

La fracción importadora y comercial de la burguesía salió “escrachada” por la opinión pública nacional y erigida en victimarios antipopulares y antinacionales. Sin embargo, la pérdida del ímpetu de la ofensiva estatal ha ido desfigurando el sentido original, y la no reposición de mercancías en los anaqueles, los sobreprecios reinstalados incluso en las tiendas sancionadas, la paralización de las autorización y adquisición de divisas (AAD) que se materializó a comienzos de diciembre (supuestamente en aras de ahorrar dólares, pero quebrando la continuidad de las importaciones necesarias), las corruptas demoras en la nacionalización de los containers, el abandono criminal de cerca de 11500 de los mismos, en los diversos puertos del País, amenazan con transformar a los victimarios en víctimas de un Estado que la contrarevolución tilda de “socializante e inepto”. No podemos olvidar los nombres de quienes han sido los cerebros y los actores en este frente de lucha, que se articula naturalmente con el del sector financiero, nos referimos en primer lugar a Venacham, a Fedecámaras, a Consecomercio y Conindustrias. Hay que se desentrañar mucha madeja al respecto.

Ante este escenario debemos usar a fondo todos los instrumentos y herramientas con las cuales contamos para enfrentar exitosamente esta batalla. Una de ellas, es la recientemente aprobada de la ley orgánica de precios justos, junto al despliegue de todas las fuerzas del Estado y sobretodo de rol protagónico del Poder Popular en la retoma de de la iniciativa en contra de éstos sectores antinacionales y antipopulares, para que podamos recomponer y profundizar la ofensiva de noviembre. Todo ello en el arma formidable que es la ley habilitante y que debe como principio recoger la base de su legitimación y por lo cual fue solicitada: la lucha en contra de la corrupción. Allí no podemos bajar la guardia, ni la intensidad de la ofensiva. Ojo, que más de un conspirador quiere hacer analogías entre las causas que originaron la rebelión militar del 4 de febrero de 1992 con la realidad actual. La guerra a muerte en contra de la corrupción debe ser abierta y total. No podemos perder el Sur de nuestra política.

Pero continuando con el contexto de “la Guerra económica”. La Cncoex y las medidas que se han sido dispuestas, el presupuesto en divisas, el registro y por consiguiente la centralización patriótica de los activos del estado venezolano en el extranjero, son de carácter estratégico, como el aumento de las reservas totales y las operativas, sin embargo en lo táctico la transparencia en las asignaciones de las AAD, de su supervisión y control, como la agilización de la nacionalización de mercancías y otras, deben como medida inmediata e inaplazable, acelerar urgentemente la distribución de los productos de primera necesidad, así como repuestos, insumos, medicinas y otras, para con carácter de emergencia poder cubrir las demandas de consumo que el pueblo exige con molestia y desesperación. Pero en este caso hay que poner especial énfasis en una nueva “curva” que nos lanza la fracción importadora y comercial de la burguesía, que es el tema de la supuestas “deudas” que Cadivi mantendría con los sectores importadores. En este caso se trata por parte de estos antipatrióticos sectores, de construir una “opinión pública”, un “sentido común”, que exija al gobierno a saldar una supuesta deuda (absolutamente inexistente) con el sector privado. Una cosa son las AAD, otras las liquidaciones en base a la supervisión y control de lo importado.

El gobierno no sostiene deudas con estos sectores, sólo debe ser cancelado lo que efectivamente y bajo un férreo y detallado control se haga sobre las importaciones ya realizadas. Se trata de intentar traspasar la deuda del sector privado al sector público, como si de algo natural y lógico se tratara, ya lo vivimos en décadas anteriores. En este caso podemos afirmar que la mayor parte de la supuesta “deuda” obedece sin duda a ilícitos, a negociados de importación fraudulentos, por lo cual el Estado no sólo no debe hacerse cargo “per se”, sino que en base al control y a la fiscalización deben ser drásticamente sancionados aquellos que sean sorprendidos en el intento de defraudar al Estado y al Pueblo.

En este ámbito también es importante aportar una nueva línea de estudios y análisis. Esta, se refiere a la repatriación de los capitales que los conglomerados trasnacionales venezolanos captan fuera del País. El grupo Polar, tanto como Banesco y otros, captan y acumulan capital fuera de Venezuela, ellos están están exentos de impuestos? No es de obligatoriedad la repatriación del capital acumulado? Neoliberales en algunos ámbitos, en otros, simplemente ágiles delincuentes con corbata. Toca meterlos en cintura y es ahora.

La lucha en contra del contrabando en sus diversas modalidades, ha sido en este momento una política no sólo acertada y correcta, sino necesaria y urgente para avanzar en varias líneas confluentes en función de recomponer la estabilidad económica y social del país. No es un detalle plantearse que entre el 30 y el 40% de los productos subsidiados por el Estado y orientados a los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad, es decir el Pueblo Pobre y trabajador, sean extraídos con total impunidad a través de fronteras terrestres, fluviales y marítimas. Como en todos los ámbitos de la política revolucionaria y más, en esta fase de agudización de la lucha nacional y de clases, el papel del pueblo organizado debe ser potenciado en su máxima expresión. Se encuentra allí, la clave para romper y fracturar hasta minimizar el flagelo del contrabando. Ninguna de las políticas anteriormente mencionadas tendrán profundidad sino son ejercidas soberanamente por el Poder Popular.

Pero hay un tercer frente, que si bien ha tratado de pasar bajo la mesa es quien conforma el verdadero Estado Mayor de las fuerzas que pugnan por derrocar al gobierno bolivariano. Es la fracción financiera de la burguesía quien se mantiene al acecho, fortaleciendo sus iniciativas en función del objetivo estratégico central de esta confrontación: la apropiación de la renta petrolera. Existen ejemplos muy concretos que trascienden la fuga de capitales que ha realizado la banca, manifiestos son los casos de Banesco y la compra por 3000 millones de euros de bancos en España (cómo y de dónde salieron esas divisas??), el gigantismo deforme que expone el BOD-Corpbanca, dueños además de la Cadena Capriles y ahora de Intercable (el todo poderoso señor Victor Vargas Irausquín. Las leyes venezolanas prohíben a los banqueros adquirir y administrar medios de comunicación...), pudiéramos continuar con Mercantil, BBVA-Provincial, 100% Banco y tantos otros...

Desde el año 2008 esta fracción, la financiera, comenzó a perforar el control cambiario, mediante diversos “modus operandi”. Las notas estructuradas, la emisión de bonos y otros mecanismos, como el Sitme, permitieron que a través de las casas de cambio y de casas de bolsas, y luego directamente a través de la banca privada trasnacionalizada (con la evidente complicidad de funcionarios gubernamentales), la extracción de los dólares de la economía nacional desatara un descontrolado proceso de fuga de capitales que terminó por hacer sucumbir a Cadivi (se calcula la nada despreciable cifra de 160 mil millones de dólares desde el año 2008).

El capital financiero se encuentra a la ofensiva y entiende como propósito esencial de sus planes, desconfigurar cualquier sistema de control de cambios, que le impida “exportar” los dólares que le corresponden a la nación. El llamado dólar paralelo ha sido un mecanismo impecable a la hora de materializar la desestabilización de la economía venezolana.

El gobierno bolivariano no ha logrado hasta ahora combatir con éxitos palpables en esta guerra económica. Aún no ha logrado desarrollar un diseño global que le permita retomar la iniciativa estratégica. No hemos logrado controlar, ni la fuga de capitales, ni el mercado paralelo de dólares, ni siquiera hemos podido retener los excedentes que genera nuestra economía, al mismo tiempo que hemos sido ineficientes a la hora de sostener la capacidad de ahorro. La ofensiva del capital financiero trasnacional se ha apoyado en la foránea banca de inversión (Goldman Sachs, Bank of America, Credite Suisse o el grupo Lazard, para sólo citar algunos de los conocidos) y sus acólitos locales que se encuentran paradójicamente en los dos bloques antagónicos, a la hora de intentar cercar a la economía y a las finanzas de la república.

Los altos índices inflacionarios del año recién pasado, las menguadas reservas de la nación en especial el estado crítico de las reservas operativas, se han convertido en factores objetivos que profundizan el cerco, y que desde los núcleos duros del capital financiero, sólo encontrarían solución en la flexibilización del control cambiario, en el “disciplinamiento” del gasto público, en el endeudamiento externo y la búsqueda de la inversión extranjera. Una vez más los pobres deberían pagar el precio de la “estabilización”. Son las clásicas medidas neoliberales, las que están puestas sobre la mesa. En todo ello, se resume una estrategia que busca quebrar la espina dorsal de la Revolución bolivariana, la independencia nacional y la democratización de la distribución de la renta petrolera como elemento indispensable para avanzar en la construcción nacional. Ellos pretenden abortar el proceso de unidad nacional, para avanzar así paso a paso en recapturar para sus intereses oligárquicos y proimperialistas, la renta petrolera venezolana.

La fase actual de la estrategia enemiga busca paralizar la actividad económica, que junto a la alta inflación y a la caída del producto generen una crisis de confianza que amenazaría con el estallido de una crisis financiera generalizada. Ellos, aparecerían entonces como los salvadores a cambio de un rol estelar en la elaboración y en la ejecución de un plan de ajuste que cambie las relaciones de fuerza a su favor.

Debemos reconocer autocríticamente, que la política económica del gobierno bolivariano no ha logrado aún conformarse como un diseño orgánico, articulado y coherente. Se mantienen políticas contradictorias que impiden que las fuerzas revolucionarias tomen la iniciativa y salgan de la situación de defensiva a las cuales están sometidas por el capital financiero. Es inviable impulsar una política económica que sea la suma de “muchas” políticas contradictorias en sus orígenes y propósitos. Hay que partir por PDVSA, esa es la clave de este proceso. Una empresa petrolera del Estado venezolano, subordinada a la estructura jerárquica que desde el gobierno se defina, y no una empresa autónoma, cuyo funcionamiento y caja sean prácticamente un “triángulo de las bermudas” que vive del secreto y el mito inauditable. PDVSA debe subordinarse al Ministerio del Poder Popular de Energía y Petróleo, y éste al Ministerio de Finanzas, y no como sucede en la actualidad, con una pirámide invertida, en la cual todos los entes superiores están en la práctica subordinados a PDVSA. El fortalecimiento del rol del BCV es otra de las tareas urgentes e inmediatas, ello requiere el efectivo traspaso de las divisas por parte de PDVSA al BCV.

La planificación estratégica de la economía, el descarte definitivo de la improvisación en este terreno, la direccionalidad que debe ser orientada por la discusión efectiva que implica la transición al socialismo, por la defensa de los recursos que pertenecen al pueblo venezolano, por la necesidad de avanzar con pasos efectivos a la industrialización del País, en todos cuyos campos la Comisión Central de Planificación debiera de una vez por todas hacerse una realidad. Pero todo esto no resultaría más que una quimera, si no aseguramos el control absoluto y centralizado de la renta petrolera, ello implica que todos los activos de la Nación que se encuentran tanto dentro del País, como en el extranjero. La Independencia nacional depende de ello.

Sólo mencionar la necesidad incentivar el debate y la discusión en torno a la jerarquización de la inversión pública en infraestructura y no horizontalizar su ejecución, como la necesidad de incrementar las reservas internacionales, de pasar a controlar como Nación, la extracción, la producción y la comercialización del oro, la reservas líquidas u operativas, de blindar nuestra economía golpeando a los sectores que haya que golpear en aras de asegurar el camino de la liberación nacional y el socialismo. Debemos en esta misma línea, fomentar el ahorro público y privado, como el de retomar la discusión programática en torno al desarrollo del eje norte llanero, del eje apurinoco y toda aquella planificación estratégica que apunta a la construcción nacional y a la unidad de esa nación en gestación.

El Bloque Contrarrevolucionario:

En el campo político, la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) es presa de sus propias contradicciones. Existe una suerte de balance interno generalizado que se “autoflagela” en el sentido de haber desaprovechado, la hasta ahora mejor ocasión en éstos 14 años (junto al golpe de abril del 2002) para salir del gobierno bolivariano y el chavismo, a partir de la crisis generada en éste, por el fallecimiento del Comandante en Jefe Hugo Chávez.

Crisis política y emocional, debilidades lógicas del liderazgo emergente, reacomodo complejo de sus fuerzas internas, falta de iniciativas tácticas y una situación económica compleja (incluso con la devaluación pre-electoral de por medio). Se abría un paréntesis a partir del 5 de Marzo que colocaba a las fuerzas bolivarianas revolucionarias en un complejo proceso de reorganización y readecuación ante una nueva y negada realidad. Era para la contrarrevolución el momento de la estocada final. Así lo sintieron el 14 de abril con los resultados electorales en apariencia tan estrechos. Pero allí también su dirección mostró las costuras de la representación de diferentes fracciones de la burguesía y de grupos de poder. No lograron unificar esfuerzos y liderazgos en función de una táctica común y se impuso una suerte de pasividad de quien pretendía ver desde la barrera, el paso del cortejo fúnebre del chavismo tan odiado y despreciado por ellos. Les pegó la “supremacía racial”, una vez más, subestimaron algo que es mucho más allá de un fenómeno político, es una fuerza identitaria que viene haciéndose y rompiendo epistemológicamente el ser de los sujetos políticos en Venezuela.

No sólo no se ha logrado por parte del enemigo romper los lazos afectivo- emocionales, de Chávez con su Pueblo Pobre, el históricamente marginado y excluido, sino que, esa poderosa fuerza subjetiva ha impedido que los enormes problemas cotidianos que vivimos no hayan evolucionado en un descontento social descontrolado. Porque descontento hay, y mucho! Molestia, arrechera, hastío de colas y colas interminables, de carencias y escasez, pero hasta los momentos la conciencia popular ha inhibido manifestaciones caóticas, desestabilizadoras o de carácter abiertamente antigubernamental.

Esta nueva sociología no la comprenden los que conducen las huestes contrarrevolucionarias. No hubo asonadas ni estallidos sociales antes de las elecciones municipales. Fue derrotada la ultraderecha en las mismas, entonces vinieron los tiempos de acachar culpas y responsabilidades. Henrique Capriles, el “natural” y maquillado candidato, tendrá que volcarse a juntar votos para ser el delegado de algún condomino, ya que sus pares más agresivos le pasan factura por la cobardía demostrada el 15, y 16 de abril. Era para ellos, el momento de lanzarse al asalto del Palacio de Miraflores y las piernas le flaquearon. Cuatro derrotas electorales en menos de dos años, las derrotas siempre tienen nombre y Henrique Capriles las lleva pegada en la frente. Sucede entonces, que ahora los que pretenden colgarse al pecho el tricolor presidencial se empujan y hacen zancadillas como muchachos de liceo.

Leopoldo López no aguanta las ganas de vertir el fascismo pura sangre que le recorre las venas y cobrarle al Pueblo chavista toda la insolencia que implica haber defenestrado a los mantuanos del poder formal. Hay que aleccionar al Pueblo irreverente, pensará, y sin duda, está decidido a demostrar que no le tiembla el pulso a la hora de generar violencia, de mostrar los dientes afilados de la sedición y conspiración fascista. “La salida” es la consigna franca e insoslayablemente inconstitucional que enarbola junto a María Corina Machado. Están jugados y decididos a no perder esta nueva oportunidad. El intento de calentar la calle con sus estudiantes, “los camisas pardas criollos”, el cuadre con CNN y la prensa golpista (el Nacional, el Universal y Tal cual, principalmente), sus vínculos íntimos con el uribismo y la reaccionaria oligarquía neogranadina, con sus prusianos militares, la dependencia de la gusanería mayamera, ya no sólo cubana de origen, sino también venezolana.

Este sector está lanzado en una nueva aventura sediciosa y conspiradora. Pretenden abiertamente desestabilizar el País a través de la movilización guarimbera con una clara dirección insurreccional. Este es un mes sensible, en el cual intentarán establecer paralelos con las jornadas populares del 27 y 28 de febrero de 1989. No hay que menospreciar este claro intento subversivo y las posibilidades que tenga de ampliar sus influencias al interior del bloque contrarrevolucionario. Debemos estar atentos, darle seguimiento a sus actividades y desactivar los focos de conflicto evitando su masificación. Será el Estado con sus instrumentos y el Pueblo organizado quienes deban enfrentar este plan, contenerlo y desmontarlo, probablemente con la movilización masiva y combativa de las fuerzas bolivarianas.

De otro lado sale a la cancha Henry Falcón buscando coronar a partir de la pesca en río revuelto. Asesorado por sus amos antioqueños, agarrándose de su pasado “chavista democrático” abriéndose a los sectores democráticos y racionales de la mal llamada oposición venezolana. Antonio Ledezma tampoco se siente fuera del juego y de las posibilidades. Actúa desde su posición de experimentado, del que trata de fraguar paciencia y educación en los mal criados sifrinos muchachos de la ultraderecha venezolana. Que ellos se desgasten en mutuas descalificaciones, para que el padre maduro y responsable ponga las cosas en orden.

Por ahora, las figuras que pretenden el trono en la contrarrevolución se limitan a éstos, al menos los que tienen relativa fuerza, apoyo económico y posibilidades. Todos viajan sin falla al norte a buscar patrocinio y conquistar las preferencias del amo imperial. La MUD es ya sólo un cascaron, firma y sello en caso de tener que presentar alguna formalidad necesaria. La procesión va por dentro y no es precisamente pacífica.

Debemos aclarar eso si; que a la hora de los hornos, el Imperio impondrá disciplina y unidad en las filas de la contra, optando por el o la candidata más adecuada para el escenario que se vaya configurando. Al resto le toca lo de siempre, someterse.

El Bloque Chavista:

El campo popular bolivariano y revolucionario no sale aún del largo período de luto al que lo ha llevado la muerte del Comandante en Jefe. Sucede que en la política venezolana de los últimos, al menos 15 años, los actores políticos se acostumbraron a funcionar en base a la iniciativa inagotable del Comandante en Jefe Hugo Chávez. Nosotros, los revolucionarios salvo escasas excepciones, nos habituamos a seguir aquellas iniciativas, a enriquecerlas o cuestionar parte de sus componentes, pero el ritmo y las formas, las iba definiendo sin pausa la dirección estratégica que era Chávez. Allí se resumía hasta la noción de Partido. A la contrarrevolución le sucede otro tanto, no saben que decir ni que opinar, quien los mantenía unidos y los obligaba a la acción política aunque fuese contestaria era el Comandante en Jefe Hugo Chávez.

La política en Venezuela bolivariana tiene que descubrir nuevas formas, nuevos derroteros, innovadoras prácticas políticas de carácter revolucionario que deben zanjar armoniosamente, al menos en esta fase, las contradicciones que a diario se enfrentan en su seno. Es menester entender cual es la contradicción principal y cuales son las secundarias. Las primeras se encuentran claramente establecidas en la confrontación con el Imperio y sus cipayos locales, a decir; la contrarrevolución criolla. En ésta, subyacen no sólo las posibilidades de sobrevivencia y consolidación de la Revolución bolivariana, sino que en gran parte los destinos del proceso de integración regional y de la construcción de un bloque de poder que sea independiente y autónomo con respecto a la potencia de los EEUU.

En el campo de las contradicciones secundarias pudiéramos identificar al menos dos.

Los Partidos del Proceso:

La primera tiene que ver con la fragmentación orgánica del chavismo que se expresa tanto a nivel de los Partidos Políticos afines al proceso, como en el aún debilitado Movimiento Popular Chavista.

En el caso de los primeros, es necesario un proceso de sinceración con respecto a la realidad de cada uno de ellos. Mucho daño nos ha hecho la concepción electorera de suponer que mientras más siglas, más amplio es el arco de alianzas y la posibilidad de conquistar votos. Esto ha dado paso, a que un importante número de supuestas organizaciones no sean más que franquicias electorales, que por cierto han permitido incluso la dispersión de votos, al levantar éstos candidatos alternos, lo que se ha traducido en la pérdida de importantes espacios políticos, como sucedió en Maturín, para las municipales, por ejemplo.

Creemos que el PPT, como el PCV o el PRT, son organizaciones políticas, que tienen no sólo un bagaje e historial, sino que funcionan como tales, con diseños, análisis, propuestas y políticas propias. La diversidad de las revoluciones es una de sus características más hermosas, por lo cual es no sólo imprescindible respetar esa diversidad, sino defenderla. Es a a partir del debate político leal y transparente, de la discusión franca, de las contradicciones puntuales que emerge la síntesis que enriquece la política. No podemos temer a la disidencia, ello no sólo oscurece las potencialidades creativas de la revolución, sino que debilita a las fuerzas propias y arrima aguas al molino de la contrarrevolución. Creemos que es un desafío histórico de esta Revolución, desarrollar políticas inclusivas e incluyentes en lo político, de incorporar más allá de los números a la calidad y la eficiencia revolucionaria de núcleos y organizaciones políticas que han sido injustamente excluidas hasta ahora.

La experiencia de los Partidos únicos, salvo en el caso de Cuba, ha significado un retroceso con respecto a la teoría revolucionaria, y ha permitido que el enemigo nos arrebate las banderas de la diversidad, del pensamiento plural, de las múltiples visiones y colores que hacen la quizás más maravillosa obra del ser humano, que es intentar construir una sociedad de iguales, respetando a los individuos y al interés colectivo de manera armoniosa. Esa es la Revolución, no sólo la transformación de la realidad objetiva y el de suplantar unas estructuras corroídas por otras de acero inoxidable. También tiene su componente subjetivo, que es el fundamental. El que desata pasiones y representa la mayor suma de felicidad posible. Es la ruptura con el enfoque teológico y uniformador. Es la libertad en pleno vuelo con su enorme comunidad valórica.

Estamos dando los primeros pasos de una Revolución que puede erigirse en esperanza de millones que ven en ella las posibilidades de su emancipación social y nacional, ella debe ir siempre acompañada de valores, como la solidaridad, el amor sin mezquindades, la protección de la vida y de la biodiversidad, la naturaleza al fin, el fomento y masificación de la estética inagotablemente rica y diversa, del enorme potencial que entraña la fuerza ética y moral.

El MPB

En cuanto al Movimiento Popular Bolivariano, es verdad que existe como fenómeno local extendido por todo el territorio patrio, pero son muy pocas las expresiones que logran tener carácter nacional. Se han desarrollado más bien como instancias de organización y reivindicaciones locales, lo que limita su potencial revolucionario. Sucede que en la mayor parte de éstos casos el Estado en sus diversos escalones tiende a cooptarlos para contar con una “fuerza propia” por parte de instancias gubernamentales locales, regionales o nacionales.

El Movimiento Popular Bolivariano para hacerse tal, requiere mantener su autonomía ideológica, su independencia política con respecto al Estado, aunque debe convertirse en su base principal de sustento. El Poder Popular para hacerse tal, principalmente desde las Comunas, debe lograr abrir desde los intersticios del viejo Estado, la construcción del emergente Estado Comunal como expresión concreta y real del nuevo Poder. Ello requiere no sólo del apoyo del Estado y del gobierno para su conformación o legalización, sino que en la medida que no logre romper su dependencia de los recursos que provienen de la renta petrolera y por lo tanto mientras no logre avanzar en la autogestión y en su capacidad económico-productiva, será simplemente otro receptor de esa renta.

Sucede otro tanto con el tema de la seguridad y defensa. La Comuna debe desde sus inicios abordar estos temas y contar con instrumentos legales y materiales para hacerlos efectivo, tanto en el entendido de asegurar la paz social de sus habitantes, como espacio de defensa territorial ante una agresión extranjera.

El Movimiento Popular Bolivariano debe avanzar en su articulación no sólo política, sino también orgánica. Para ello, sus organizaciones naturales deben comenzar un proceso de reconocimiento mutuo, de trabajo práctico en común, diseñando espacios territoriales y frentes sociales de acción prioritaria. La fragmentación orgánica es sólo un reflejo de debilidad, que expresa a su vez los males de la vieja política, aquí también nos encontramos con antivalores como el sectarismo, la soberbia y la priorización de los intereses individuales o grupales.

Proponemos, la construcción de agendas comunes, que deben sintetizarse en una gran Plataforma de Lucha para esta fase de la Revolución bolivariana. En lo subjetivo toca impulsar la confluencia, la solidaridad entre los de abajo, la cooperación y la voluntad única de acción, que son los soportes necesarios para ir configurando un sujeto histórico que se vaya haciendo la fuerza indetenible de la revolución. Ello pasa también, por aprender ha accionar políticamente sin depender de las iniciativas que emergen desde arriba, aunque la coordinación y el trabajo conjunto con el gobierno debiera ser un proceso ascendente.

En el MPB sus principales fuerzas se concentran por ahora en los espacios territoriales, principalmente a través de las Comunas. Sin embargo, existen otras expresiones que van articulando sectores importantes. Se trata de algunas experiencias en el plano de la organización de los trabajadores, como en el ámbito estudiantil. Es importante recoger éstas experiencias, ya que si bien lo territorial permite medir el acumulado y la construcción efectiva de fuerzas en un espacio geográfico-social determinado, existen frentes que trascienden fronteras territoriales, por ejemplo en el caso de la nueva corriente al interior del Frente de Trabajadores Petroleros, de coordinaciones sindicales autónomas en varios estados alejadas de las mafias sindicales o movimientos de jóvenes a nivel local y regional.

El Burocratismo:

El burocratismo como fenómeno y realidad histórica, ha representado un escollo de enormes proporciones en la lucha por la construcción del socialismo. Es una realidad que emerge al calor del acceso al gobierno y al control del Estado por parte de las fuerzas que históricamente pujan por su destrucción. Baste ver y evaluar el rol que el burocratismo tuvo en las experiencias fallidas en el llamado “Socialismo real” y como una vez derrumbado éste, con una facilidad casi asombrosa, se convirtieron en los burócratas de la restauración capitalista e incluso en sus principales grupos de poder económico.

Se trata por tanto, no de estigmatizar a x o y personaje de nuestra realidad, sino de comprender la esencia y caracterizar a un sector de la sociedad, que en apariencia cumple un rol “progresista” en el marco de la Revolución bolivariana, pero que lleva en su ADN, peligrosas deformaciones que atentan “naturalmente” en contra del proceso de transformación histórica que lleva consigo una Revolución.

Representa, el burocratismo, no sólo una franja de contención y freno para el desarrollo pleno de los cambios estructurales y subjetivos necesarios, sino que se convierten en actores protagónicos a la hora de inhibir la transferencia del poder en sus diversas esferas al Pueblo organizado, ya que ello los haría prescindibles.

A la hora de operar políticamente, la burocracia, sea del color que sea, usa un mecanismo particular: el clientelismo.

El clientelismo es el control social de los electores, caracterizado por una relación entre dos partes de posición desigual, un intercambio de bienes y servicios no homogéneos y una relación interpersonal. Esto significa que existen necesidades y bienes y/o servicios escasos o de difícil acceso (vivienda, créditos, mercado, etc.), los cuales son o podrían ser controlados por determinados grupos (partidos políticos, entidades públicas, etc.); estos grupos ofrecen a los electores el acceso a alguno o a parte de estos bienes o servicios a cambio de que estos últimos le entreguen el voto o la "lealtad politica". Es una relación asimétrica basada en la carencia que tiene el pueblo y que no implica un cambio igualitario, ya que son los partidos y estructuras estatales los que definen qué, cómo y cuándo intercambiarán algo y lo que pedirán a cambio: voto, fidelidad, trabajar para la campaña, repartir propaganda, ir a las concentraciones, etc.

Esto es una realidad cotidiana antes de cada elección. El clientelismo puede ser efectivo desde punto de vista electoral, pero no construye consciencia ni fuerzas sociales revolucionarias, lo que construye son rebaños, lealtades superficiales al mejor postor.
Éste es un fenómeno que no es patrimonio ni de Venezuela, ni de la Revolución bolivariana. Es una casta que existe en todas partes del mundo y que se abroga para sí en casos como el nuestro, cierto grado de dirección política. No nos referimos simplemente a los empleados públicos, sino a éstos transformados en autoridades que pretenden asumir un rol dirigencial.

Partamos por reconocer que todo Estado requiere de “burócratas” para que las oficinas y dependencias funcionen, pasa que éstos intentan imponer por fuera de su “espacio” natural formas de relacionamiento social que son inherentes a su desempeño técnico.

El burócrata en el Socialismo representa una casta que apela a la ideología y a un memorizado discurso político para sostenerse en el cargo o para ascender en un vínculo con las estructuras estatales que le permite mejorar su posición social con respecto a su pares ciudadanos. Es el verdadero despegue social. A partir del manejo de información privilegiada, de cargos y funciones y por sobretodo con una inmensa gama de recursos económicos, materiales y logísticos se encumbra en la punta de una pirámide social deforme. Las relaciones de “amistad” juegan aquí un rol estelar, tanto hacia arriba como hacia abajo.

La burocracia se reproduce y amplia, y con ella su entramado discursivo-cultural. Es autócrata por antonomasia, no discute, ni debate; ordena. Ejerce el “poder” de manera despótica, ya que no posee las herramientas teóricas, intelectuales o técnicas, por lo cual no convence. Vive y se lucra del bien de todos los ciudadanos que en definitiva pagamos su salario, pero el invierte la lógica y nos reprocha los favores solicitados. La burocracia como estamento se ha triplicado en Venezuela bolivariana desde la llegada del Comandante Hugo Chávez al Poder, marcada además por el carácter rentista de nuestra economía, y con ella se ha extendido su nefanda influencia cultural. El asistencialismo, los favores, el clientelismo son sus artes y mañas

La burocracia no puede ser revolucionaria, en tal caso avalaría su suicidio colectivo. Es genéticamente reformista, ya que sólo a través de las reformas y las reformas, se amplifican los espacios, el “ambiente” propicio para que se propague y reproduzca. La burocracia en Venezuela, además de ser reformista es profundamente ineficiente e ineficaz (baste ver el funcionamiento de las oficinas públicas, la ejecución de los planes de gobierno, la incapacidad de ejecutar el gasto público, la demora en la entrega de recursos al poder popular, las trabas leguleyas ante los trámites, etc, etc, etc), al mismo tiempo está fuertemente infiltrada por el virus de la corrupción (son paradigmáticos los casos expuestos por el Compañero Presidente desde agosto del año pasado).

Tenemos por tanto otra contradicción, que llamaremos secundaria por ahora, en este frente. La lucha en contra del burocratismo es de largo y profundo alcance. No se trata sólo con encarcelar a unos cuantos vagos, de cambiar personajes, es un problema de largo alcance y que tiene que ver con aspectos constituyentes de la Revolución, con reflexiones teóricas, con vivencias prácticas, con transformaciones ideológico-culturales y por lo tanto inherentes a la construcción cotidiana de la Revolución bolivariana. Estamos obligados a inventar, a desarrollar la creatividad y a descubrir las fórmulas que nos permitan evitar riesgos anunciados, a corregir los males heredados de las viejas relaciones económicas, sociales y culturales.

Se trata de que en la transición al Socialismo, en el camino hacia la construcción del Estado Comunal deberemos ir combatiendo sin pausa y sin tregua a este fenómeno profundamente reaccionario, que ha puesto y seguirá poniendo trabas y escollos a la profundización de la Revolución bolivariana.

Conclusiones y Propuestas:

En lo económico:

1.- Estamos ante una nueva coyuntura compleja y contradictoria que tiene como eje la llamada “Guerra Económica”. El enemigo, principalmente el capital financiero transacionalizado, aliado a la burguesía importadora y comercial pretende cerrar el cerco sobre nuestra economía, asfixiando y arrinconándonos para en el contexto de una crisis abierta, forzar medidas de ajuste de carácter neoliberal.

2.- Parte del Plan supone llegar a niveles críticos de desabastecimiento, inflación y paralización económica, para detonar la conflictividad social, extenderla y provocar olas de descontento social que culminen con asonadas o estallidos populares.

3.- Las contramedidas económicas del gobierno pasan por diseñar un plan de acción ofensivo que de una parte golpeen y disciplinen a las fracciones burguesas conspiradoras, aumentando los controles y fiscalizaciones sobre las mismas, al tiempo que se elimine la posibilidad de que la banca privada participe en el sistema cambiario, que se imponga una franja impositiva sobre sus ganancias y que se apliquen las medidas necesarias para que las ganancias que obtienen en el exterior sean repatriadas.

4.- Requerimos aumentar las reservas internacionales al menos a 40 mil millones de dólares y las reservas líquidas a un mínimo de 10 mil millones de US para enfrentar de manera contundente el ataque especulativo y a la vez darle seguridad y normalización a la liquidación de divisas para las importaciones lícitas. Parte de esto se puede lograr mediante el registro y la centralización de los activos de la república que se encuentran en el exterior, sin descartar la solicitud de préstamos dirigidos a generar liquidez, como con la República Popular China, Brasil y otros aliados. Evitar a toda costa pactos con la banca de inversión norteamericana y europea.

5.- Afinar el estudio en torno a la industrialización del País. Priorizando y jerarquizando en torno a las áreas y esferas en las cuales realmente Venezuela puede desarrollarse con perspectiva estratégica. Nuestras ventajas comparativas se encuentran en primer lugar en las reservas humanas y del conocimiento que deben ser potenciadas con una visión a largo plazo. Contamos con los recursos económico-financieros y las alianzas internacionales, como para desarrollar polos de desarrollo científico-tecnológicos que nos potencien al mediano largo plazo. Ciencia, tecnología, informática, biotecnología, telecomunicaciones, investigación aeroespacial y cuantas y otras.

La industrialización debe obedecer a un estudio en torno a las áreas naturales que tenemos para su desarrollo, partiendo desde nuestra ubicación geo-estratégica y nuestro rol geo-político. Tenemos un mar territorial enorme y fronteras terrestre y marítima con 7 países. Todo un potencial que el Comandante en Jefe Hugo Chávez vislumbró, quizás con el caso más emblemático, el de la petroquímica y sus derivados (plásticos, fertilizantes, cosméticos y cerca de mil productos de primer orden). Este proyecto sigue estando en pañales y sin duda alguna jugará un rol crucial en tiempos de la industrialización. Pero también otros derivados del petróleo, del hierro, de la bauxita, el oro, el coltán y otros minerales que se encuentran en grandes cantidades en nuestro País y que no pueden seguir siendo exportadas como materias primas, para luego ser readquiridas una vez procesadas en el exterior.

Se trata de romper el esquema primario exportador, para avanzar mediante la innovación tecnológica, la capacitación y especialización de la fuerza de trabajo a una segunda fase de desarrollo.

6.- Ello impone el desarrollo del mercado interno, y quizás como primer elemento de la independencia nacional, dar de una vez por todas pasos concretos en el logro de la soberanía alimentaria. Tema de crucial y estratégica importancia que sigue siendo una de las mayores deudas pendientes de la Revolución bolivariana.

7.- En lo económico es también trascendental en esta fase la aprobación de una reforma fiscal tributaria de carácter progresiva, que haga que el que gane más pague más. En nuestro planteamiento se propone eliminar paulatinamente el IVA mientras el impuesto sobre la renta, sobre la ganancia, el impuesto al lujo y los artículos suntuarios va incorporándose como fuente principal de ingresos de la nación.

8.-Diseñar un plan o misión estratégica de impulso y aceleración del sistema de economía comunal. Reconociendo al Banco de la Comuna como institución de financiamiento, articulación con la Banca Pública; desarrollando encadenamientos económico-productivos entre las comunas; generando Fondos especiales de financiamiento hacia los Bancos de la Comuna para el aumento de la producción; creando Empresas de Propiedad Social Directas Comunales de producción, distribución, comercialización de alimentos; generando un plan de mercados y ferias comunales de la Comuna ; creando una Red de Transporte Comunal; generando nuevas experiencias de ahorro comunal tanto en moneda como en recursos; transfiriendo competencias del Estado a las Comunas en cuanto al manejo de tierras, insumos y maquinarias, así como en gestión de políticas públicas en los territorios.

8.- Proponer una ley de Transparencia en la cual la información económica y financiera deba ser registrada, y que esta sea, de acceso público. Ello permitiría saber quién y que se hace hasta con el último bolívar (dólar) del País (incluyendo a a quiénes se les entregan dólares, declaraciones de impuestos, inversiones, etc.). El secretismo y la falta de información registrada sólo alientan la corrupción y el pillaje.

9.- Impulsar escuelas y procesos formativos para los funcionarios públicos, de modo de ir generando la conciencia socialista, de cambiar la matriz burocrática y despolitizada de los actuales funcionarios. Debiera ser un ente centralizado y de alcance nacional que permita supervisar, controlar y tomar las medidas pertinentes para aplicar los correctivos necesarios en cada momento.

En lo político:

1.- Ante todo levantar como principio revolucionario y materializar la unidad de las fuerzas políticas y sociales de la Revolución bolivariana, construyendo instrumentos efectivos que den espacios de participación reales y concretos la diversidad que expresa la identidad nacional-popular chavista. Es un momento crucial en la defensa y profundización de la Revolución bolivariana que exige la Unidad Nacional, arrancando por todos los progresistas, los patriotas y los revolucionarios

2.- Dar pasos efectivos en la construcción de una dirección colectiva del proceso revolucionario, abriendo espacios a los liderazgos de base, a los dirigentes populares naturales y a los cuadros militantes comprobados del movimiento revolucionario venezolano, más allá de la militancia del PSUV. Las formas y los mecanismos que permitirían el desarrollo de esta nueva instancia de dirección política común y diversa, debiera emerger de los propios debates que se den en su seno y no intentar reproducir experiencias o referentes ya utilizados.

3.- Convocar al MPB a movilizarse con protagonismo en la “guerra económica” en todos su frentes. Al mismo tiempo que debe elevar su nivel de disposición combativa para ocupar y defender la calle, ante la nueva arremetida sediciosa y conspiradora en curso.

4.- Fortalecer la Unidad Cívico-Militar al calor del despliegue en torno a la guerra económica y en la defensa de la estabilidad del País que se ve amenazada por el intento por parte de la contrarrevolución de desplazar la lucha política a la confrontación callejera.

5.- Denunciar públicamente a los actores políticos y económicos que componen en este nuevo esfuerzo sedicioso por parte de la contrarrevolución criolla.

6.- Ejercer toda la autoridad del Estado a través de sus mecanismos jurídicos, de inteligencia y policiales para desbaratar el nuevo intento desestabilizador.

En lo Social:

1.- Comenzar un proceso de confluencia de los movimientos y frentes sociales en aras de ir fraguando la unidad desde la acción política común, tras una plataforma de lucha que de cuenta de las demandas específicas en esta fase de la lucha por la construcción del Poder revolucionario.

2.- Definir en esa agenda un Plan Nacional de Movilización por la defensa y profundización de la Revolución bolivariana. Convocando a todas las organizaciones de base a estar alertas y en la mayor disposición combativa para enfrentar a la contrarrevolución en los espacios locales, regionales y nacionales. Ir calentando los motores en las actividades de apoyo y con protagonismo en torno a la guerra económica, buscando la máxima articulación con las instancias del gobierno y del Estado Bolivariano.

3.- Concentrar los esfuerzos en la construcción y consolidación de las Comunas, entendidas éstas como los eslabones de base para la transición sociales, como espacios territoriales en el camino de la liberación de las viejas estructuras dominantes. Para ello, los aspectos económico-productivos y los de la defensa y seguridad, junto claro a la política revolucionaria, la del Poder Popular configurarán los primeros pasos en el tránsito hacia el nuevo Estado Comunal.

resistenciaantimperialista@gmail.com



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