Actitudes de los pueblos, o como aletargar su rebeldía

Cuándo escuché desde París al presidente Chávez rebatir a un periodista la idea que los países eran pobres por la actitud de sus pueblos, cuando la realidad es que esos pueblos han sido discriminados de toda formación, educación y preparación para poder participar, con oportunidades, en su desarrollo, por la exclusión, que el sistema capitalista hace de los más pobres, recordé un “Power point” que visualicé en una oportunidad, donde un grupo llamado Consulting Group, grupo que se dedica a la publicidad y la consultoría, y como veremos, también al lavado de cerebros, lo creó con la idea de convencernos que los países pobres lo son como consecuencia de la actitud de sus pueblos: la flojera, el descuido, la despreocupación, etc. En ese adefesio, el cual pretende ser un estudio serio del comportamiento humano, con visos psicológicos, pone a países como Japón, EE.UU., India, etc., como ejemplo de lo que se puede lograr cuando las actitudes son diferentes. Desde luego que esas actitudes merecerán un capítulo aparte.

Debemos afrontar esta propuesta engañosa, completamente alejada de la realidad, desde una perspectiva política y como instrumento de formación ideológica para que nadie sea sorprendido en su buena fe.

Para salir al paso de las protestas, cada vez más frecuentes de los pueblos del mundo, el neoliberalismo, representado por la burguesía y la oligarquía, con la idea de socavar estas manifestaciones revolucionarias, que conllevan una carga antiimperialista, que amenaza derribar el edificio capitalista erigido sobre el sudor y la sangre de tanta gente, intentan lavarnos el cerebro, tratando de aletargar las inquietudes de estos movimientos. En el feudalismo, para aplacar el intento de rebelión de los pobres como consecuencia de la expoliación del fruto de su trabajo que hacían los señores feudales, condenándolos a la miseria, la iglesia predicaba que no valía la pena revelarse, pues era ir contra los designios de Dios, en otras palabras, Dios lo había querido así. Ahora son las actitudes, el nuevo invento, la nueva arma con la que pretenden combatir la energía liberadora de los pueblos, y de alguna manera tergiversar la historia, en contraposición a la teoría Marxista sobre la evolución materialista de la misma.

Recordemos, que la situación de la gran mayoría de los países pobres, es producto de la colonización. Durante siglos, sus riquezas fueron esquilmadas, subyugados sus pueblos, sometidos a leyes, costumbres y religiones extrañas, impidiéndoles desarrollar su propias culturas, condenándolos a la pobreza, hambruna, y por ende, a las enfermedades. Al comienzo de la Revolución industrial a finales del siglo XVIII y principios del XIX, todavía había países luchando por su independencia en todo el mundo. La India, por ejemplo, fue colonizada hasta 1947, hace tan solo 58 años, cuando al fin logró la independencia, casi habían acabado con sus riquezas, y como agradecimiento los dejaron en la pobreza y la miseria y como regalo, el idioma del colonizador. Situación que, a pesar del progreso de este país, en los últimos años, mantiene en la miseria y el analfabetismo, a grandes sectores de la población, sin posibilidad de progresar e incorporarse al desarrollo, debido a la exclusión en que el sistema capitalista, individualista y discriminador, los mantiene, y no precisamente por la actitud de su gente, como nos quieren hacer creer.

Y para muestra basta un botón. En Francia, estos días, se pone en evidencia esa realidad. Varias generaciones de franceses, hijos y nietos de emigrantes, han reaccionado ante una situación insostenible de exclusión y discriminación, apestados sociales abandonados a su suerte, sin derechos ni esperanzas, que se han convertido, para el capitalismo, en un estorbo sin solución. Sería una blasfemia sugerir siquiera, que la actitud de ese pueblo, haya sido la protagonista. Ahora vendrán los golpes de pecho, los paños tibios y el firme propósito, de solucionar el problema, por parte de aquellos que no lo hicieron en los últimos cuarenta años.

Y en Venezuela deberíamos pensar, según esta teoría simplista, de las actitudes, que el capitalismo, en si mismo, no es el culpable, no induce al individualismo para que el ser humano tenga que luchar sólo y contra todos, estando desde el principio, condenado al fracaso, no tiene la culpa que no se le brinde a las personas las mismas condiciones, para que puedan tener las mismas oportunidades, en otras palabras, no los discriminan y mucho menos por el color de su piel, su condición, estrato social, y educación, etc. ¿Debemos pensar entonces en nuestras actitudes, para encontrar explicación a la situación de pobreza que hemos vivido siempre? De acuerdo a lo expuesto anteriormente, la respuesta es no. Por lo tanto debemos seguir luchando por cambiar todo aquello que ha significado exclusión y discriminación, por culpa, no cabe la menor duda, del capitalismo y sus cómplices.

También el "Power point", habla de actitudes, que en realidad son dictadas por las normas y las leyes, y que contravenirlas supone un castigo. Me explico: Si usted bota basura en un lugar que no es el sitio indicado para ello, lo multan y puede, incluso, ir a la cárcel. O sea, que la actitud, en estos casos pasa por el bolsillo y el miedo a una pena mayor. Un ejemplo de actitud lo tenemos en Venezuela con el metro, siempre se dijo que el metro cambiaba a la gente, porque al acceder a él, se transformaba. Claro, la limpieza y la vigilancia hacían de agente catalizador, pero al salir del mismo la gente volvía a tener la misma despreocupación. Y lo mismo sucedía hasta hoy, que por gozar de cierta impunidad, evitamos cumplir las normas, tratamos de evadir el pago de multas, de impuestos, etc., adolecemos de la actitud de responsabilidad ante la sociedad y se nos sale el "pájaro bravo" y aquello de "si el otro lo hace, porqué no yo", anteponiendo el orgullo y la prepotencia a los intereses generales. ¿Creen ustedes, que en esos países desarrollados, la gente se desvive por cumplir con esas obligaciones, porque sienten que deben cumplir patrióticamente con ello? ¡No! La mayoría cumple con la ley, por miedo a las sanciones. En otras palabras, esa actitud de respeto a la ley, pasa por el temor carcelario y pecuniario.

Esperemos que pronto en Venezuela, esa actitud, no solo cambie por miedo al castigo (las cosas, aunque lentamente, están cambiando) sino que sea como consecuencia del convencimiento individual y colectivo de ser mejores personas y que nuestra actitud puede afectar, para bien o para mal, a nuestros compatriotas. Estoy seguro, que pronto, los venezolanos nos sentiremos orgullosos de nuestro país y seremos ejemplo para el mundo.

En fin, que la actitud de las personas en todos esos puntos expuestos en el “Power point”, es inherente a ellas mismas, a su intelecto, y no podemos tratarla como si fuera una pandemia, y por consiguiente, responsable del atraso y empobrecimiento de los países. ¿Qué más inventarán con tal de aletargar la rebeldía de los pueblos?


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Francisco J. Torres P.


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