Renny y Walter

Este fin de semana recordé a Renny Ottolina en un artículo de Ramón J. Velásquez, quien fue sin dudas el mejor animador y “show man” de la televisión venezolana. El era dueño de su espacio y él mismo era el programa. Su profesionalismo, originalidad y gran personalidad le aseguró una gran audiencia; y llegó un momento en que sus aspiraciones llegaron al campo político, lanzándose con el apoyo de otras figuras a la arena de los aspirantes a la Presidencia. La televisión venezolana se quedó huérfana de una figura de la talla de Renny; aunque otros intentaron alcanzar ese trono sin éxito, como Gilberto Correa que no pasó de ser un “muñequito de torta”.



Walter Martínez, así mismo, se convirtió con mucho esfuerzo en el mejor comentarista internacional de nuestra televisión. Su estilo, dominio de la pantalla, profesionalismo, seriedad y personalidad le han asegurado un gran respeto y credibilidad de una audiencia cautivada por muchos años.



Por supuesto que Walter tiene todo el derecho de exponer su opinión sobre las fallas que él ve en el proceso revolucionario y expresar su desesperación ante hechos o indicios difíciles de demostrar pero fáciles de captar.



Lo que Walter no puede pretender es dictar las pautas en materia de comunicación oficial ni imponer sus puntos de vista sobre como dar cobertura a un evento internacional donde participa el Presidente de la República. Tampoco Walter puede eclipsar con sus posturas un evento que era la noticia del momento y donde Chávez había hecho una intervención histórica en las Naciones Unidas.



Si su objetivo era propiciar alguna investigación o la toma de medidas correctivas, Walter más que nadie tenía que saber que sus denuncias debían tener un contexto adecuado y estar debidamente planteadas. Y una figura como él no podía darse el lujo de actuar por la “arrechera” del momento o por obstinación.



Hoy soy consciente del poder que tienen los medios sobre la población, tal como Walter en repetidas oportunidades nos lo ha enfatizado, por lo que no es aceptable que él mismo intente utilizar su poder de audiencia para ensombrecer la magistral actuación presidencial ni sembrar dudas sobre autoridades escogidas directamente por el máximo líder.



Recordemos que la “Gente del Petróleo”, en base a supuestos méritos y prestigio, también quería imponerle al Presidente sus criterios de quien y como se iba a dirigir PDVSA.



Debo confesar que añoro a DOSSIER pero he aprendido que en este proceso hay que también poner los puntos sobre las ies, aun tratándose de acciones “inocentes”; más cuando todos sabemos el cúmulo de intereses que hay por detrás para torpedear y descarrilar a la revolución.



Solo aspiro que aflore un poco de espíritu de crítica, humildad y tacto.



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