Walter no está siendo censurado: se le está exigiendo un ejercicio de esponsabilidad

El asunto Dossier: Algunas precisiones desde la calma

Barquisimeto, 22 de septiembre 2005.

"Debemos analizar las responsabilidades de cada funcionario, establecer lo más rígidamente posible dentro de sus causas, de los que no debe salirse bajo pena de gravísimas sanciones y, sobre esa base, dar las más amplias facultades posibles"
Che Guevara. Contra el burocratismo.

Walter es tremendo periodista, y yo también quiero que Dossier vuelva al aire. Ahora bien, considero que la defensa de la validez de la denuncia de quintacolumnismo no está permitiendo un análisis crítico del proceso que lleva a su actual suspensión.

A Walter nadie le excluyó del viaje a la ONU, él mismo señaló que su indignación residía en no haber sido invitado, a pesar de sus credenciales.

Chávez y su equipo de Miraflores tienen la potestad de decidir a quién convocan para cubrir los viajes presidenciales. No parece muy normal indignarse porque Presidencia no haya invitado por iniciativa propia a un periodista de un canal del Estado, por muy preparado que pueda estar para cubrir la noticia.

Si tenía tantas ganas de ir, podía perfectamente haber contactado a Miraflores para solicitar que fuera incluido en el viaje: su denuncia sería un poco más legítima, si después de haberlo hecho, le hubieran bloqueado la solicitud.

Tampoco parece muy normal esperar que el equipo informativo de VTV invite a un locutor que emite un programa todas las noches, desde el costoso plató mandado a hacer de acuerdo a sus instrucciones precisas, como condición para trabajar en el canal.

Lo que parece bastante fuera de lugar es que Walter utilice su programa de cobertura internacional para airear su frustración por no haber sido invitado.

Bastante fuera de lugar es que a cuenta de no haber sido invitado, se convierta a sí mismo en noticia en el día en que Chávez explota la bomba de la verdad en la ONU.

Más anormal todavía, es que un día denuncie a los contrarrevolucionarios, y al día siguiente desinforme, hablando de un supuesto cacerolazo que "sonó en toda Caracas" cuando se emitió en cadena el discurso del líder de la dignidad durante Miss Universo.

De esta manera, está banalizando la significación histórica del discurso, pues parece estar legitimando la actitud de saboteo a la información de los intolerantes, que prefieren vivir en un mundo de fantasía y golpismo permanente; a su vez, diluye la legitimidad de sus acusaciones de quintacolumnismo, pues se hizo eco de la agonizante malcriadez de los pocos, insuflándole a un extertor de cacharra una vida que no tiene.

Lo que en todo caso es intolerable, es que chantajee en directo a la directiva del canal, señalando entre otras cosas que si retiran su programa, "hasta los tupamaros" vendrán a defenderlo.

Esa actitud diluye sensiblemente la legitimidad de sus acusaciones sobre la contrarrevolución, y parece consolidar la versión de que su problema no es con los contrarrevolucionarios, sino con quienes no le toman en consideración en el cumplimiento de sus funciones: desde cuando semejante divismo es defensa de la revolución.

Puede ser que la cobertura en directo de la noticia hubiera sido mucho mejor con Walter, y que ambas instituciones hubieran hecho bien en invitarlo. En todo caso, eso no puede considerarse un error de ninguno de ellos, y menos aún un ejercicio de censura: Walter cubre las noticias desde el plató, y esa ese es su puesto de batalla, que el gobierno reconoce. Sin embargo, eso no es motivo para emitir una descalificación al aire, en abuso de funciones. ¿Está cada funcionario legitimado para determinar cómo deben ser las decisiones de las instituciones, y para arremeter con todo porque no le satisfacen?.

Estoy seguro que Chávez no acepta el manejo abusivo que hizo Walter de las ondas - no por la denuncia de quintacolumnismo, cuya veracidad es más que evidente y que Chávez es el primero en denunciar - sino por el modo en que sus intereses personales privaron sobre la histórica materia informativa del día.

El mismo Walter ha señalado que le exigieron una rectificación, pero no del contenido de sus palabras, sino de su actitud: es decir, que reconociera haber cometido un error, en abuso de sus funciones.

Walter se ha negado a hacerlo, e imagino que esa es la razón por la cual no ha salido al aire estos días.

Walter no está siendo censurado: se le está exigiendo un ejercicio de responsabilidad en relación con sus funciones en el canal, que a él, como gran moralista de la profesión, le compete cumplir; y si además, su denuncia fue hecha en nombre de la integridad revolucionaria, mayor razón entonces en cumplir con lo que le demanda a otros.

Hasta dónde puede llegar su soberbia, que no es capaz de rectificar ante una solicitud del Presidente, por el evidente error que cometió de permitir que su instinto de figuración privara sobre el objeto real de la noticia: prefiere privarnos de su cobertura especializada, que reconocer el error que el mismo Chávez le ha señalado.

El propio Presidente llama todos los días a ser autocríticos. Él mismo ha asumido públicamente sus errores. Sin embargo, cuando Chávez le hace saber a Walter que cometió un error, al arremeter contra funcionarios y chantajear con convocar a manifestaciones, y que debe rectificar, entonces se hace la víctima por partida doble.

Con esa actitud, logra mantenerse él mismo como noticia de alto rating, sin importarle el daño que le pueda hacer a la revolución: para él priva su honor (o narciso), que el ejercicio revolucionario de autocrítica y rectificación.

Estas son actitudes riesgosas, que no deben ni aceptarse ni defenderse como compromiso revolucionario: le hacen daño a la revolución, porque sientan precedentes negativos. ¿Acaso ahora vamos a permitir que cada vez que un locutor considera que su pauta no está a la altura de su reputación, denuncie a la directiva del canal y amenace con tirios y troyanos?.

Diferente es cuando los servicios informativos no cubren hechos noticiosos críticos, o esconden la visión en conflicto de la noticia; eso sí es motivo de preocupación y debe ser señalado contundentemente.

Conclusión.

Lo mejor que le puede pasar al canal y a la revolución, es que vuelva Dossier al aire. Para que eso sea una buena noticia, Walter debería tener la capacidad de convertir su soberbia en humildad, así como de seguir los lineamientos revolucionarios del líder: crítica rigurosa de las desviaciones, pero lucha también contra los personalismos; al enemigo, ni una sola excusa para fortalecer su letanía; desprendimiento y humildad en la batalla; compromiso con la revolución, pero sin chantajes injustificables.

Estoy seguro que esa es la visión que Chávez tiene de este conflicto, y aún considerando comprensible la defensa a ultranza de Walter, creo que debe llamar a la reflexión de quienes han asumido este incidente como ocasión de arremeter contra un canal que tiene muchas deficiencias, y que debe ser objeto de contraloría social, pero no en base a la defensa de actitudes no compatibles con la defensa de los intereses estratégicos de la revolución.

Finalmente, con respecto a la polémica en Aporrea, creo que sería bueno que sus lectores tomaran en cuenta que pescador pesca en rio revuelto: en cada uno de los conflictos que propiciamos, hay varios seudónimos esperando prender la mecha del descontento. En concreto, les invito a leer el texto de petition on line, y a que se pregunten si el lenguaje utilizado responde a un revolucionario boliviariano, o a un anzuelo de melaza


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