La farándula y la revolución

Pareciera que en las filas revolucionarias hay quienes están más perdidos que papagayo en sabana y con un aguacero a cuesta. No entendemos como a estas alturas del desarrollo del pensamiento bolivariano todavía estemos pensando en los privilegios de fundadores, o por la data militante frente a los recién llegados y, en la receta para la construcción del socialismo, como si se tratara de un estofado o de una ensalada. Tienen que leerse a 100 horas con Fidel, para limpiarse esa nube mental.

La fuerza del poder popular, se construye en la fragua de la calle, en la acción, en la entrega y con la capacidad de trabajo, creador, solidario y voluntario, para consolidar los espacios de producción socialista, para la convivencia y la solidaridad liberadoras.

El debate se tiene que dar mojado por el sudor de la dignidad en el ejercicio del trabajo creador y no regodeándose en un muelle despacho con aire acondicionado, cuyas paredes están tapizadas por los títulos académicos correspondientes al inquilino (Que son respetables) pero que de nada sirven si quien o quienes los poseen no han internalizado, el valor que tienen en un proceso de liberación, sino que solo les sirven para alimentar el ego y bañarse de academia, frente a los académicamente huérfanos.

La revolución es incluyente, tolerante y valora por igual a todos quienes la abrazan con decisión y valentía. En un proceso revolucionario de cambios todos somos importantes, todos tenemos un puesto en la trinchera de lucha, incluso hasta los históricamente más excluidos, como son los que por diversas razones padecen de trastornos de insania mental. Pregunten si en Cuba, hay locos, con la connotación peyorativa que aquí les damos a los compatriotas con problemas psíquicos. Estos ciudadanos también son sujetos de la revolución.

En este orden, queremos referirnos a la urticaria que ha producido en algunos sectores el hecho de que un significativo grupo de venezolanos ligados al arte, actuación, canto, teatro, radio, televisión y afines, se hayan manifestado públicamente a favor del proceso revolucionario y en consecuencia en apoyo a la candidatura de Nicolás Maduro Moros, quien encarna el proceso bolivariano, iniciado y liderado por el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías. ¿Porque el susto? ¿Porque tiene que preocupar a los revolucionarios el hecho de que gente ligada a la llamada “Farándula”, vengan a fortalecer la causa de la revolución bolivariana? ¿ Celos o prejuicio? Hay que tener mucho cuidado con estas posiciones que ciertamente están más a la derecha que a la izquierda. Además incluyendo en sus argumentos el término “Crucial para el proceso”.

Lo único crucial que pudiera sobrevenir a la revolución bolivariana, es que nos dejemos contaminar por el “purismo” que nos enfermó a los revolucionarios de los años 60, 70, hasta los 80, que nos cuidamos tanto de la contaminación, que al final de la ruta, muchos puristas fueron los propios delatores y hasta torturadores.

La propuesta de Nicolás Maduro, a los artistas, de crear un gran movimiento contra la violencia y la paz, nos parece de suprema importancia para la consolidación de la revolución bolivariana, porque no podemos pensar en cultivar el socialismo, el amor, la solidaridad y la confianza en una sociedad plagada de asesinos, violadores, secuestradores, hurtadores, ladrones y demás antisociales, que ejercen la violencia porque es la única oportunidad que les ha ofrecido el sistema capitalista para hacerse sentir.

Trabajar esto con los actores y actrices, escritores, libretistas, directores y demás hombres y mujeres del medio televisivo y radial, nos parece un asertivo paso en la construcción de la patria bonita.¿Quienes mejor que ellos que han reconocido que fueron utilizados por la industria cultural y mediática para generar antivalores y ahora están dispuestos a trabajar por el socialismo y convertirse en abanderados de la promoción de la cultura y la convivencia, a través del talento de todos y cada uno de ellos?.La propuesta del presidente Nicolás Maduro y de los dignos camaradas de la “farándula”, es un proyecto que suma más que una registradora de supermercado, y no encuentra resistencia ni siquiera entre los actores del crimen y la violencia, que seguramente han comenzado a reflexionar. Sino detengámonos a reflexionar sobre la declaración del camarada General, Mata Figueroa, Gobernador del Estado Nueva Esparta, por voluntad soberana del pueblo, quien ponderó la conducta de una banda, que en esa entidad federal, bajó y entregó las armas y sus integrantes solo exigieron como condición una oportunidad de formación para el trabajo. Este es primer fruto del anuncio y el llamado que hiciera el presidente Maduro, junto a los artistas, a quienes se encuentran en actitud de rebeldía frente a la sociedad y al margen de la Ley, para que vengan al diálogo y a la rectificación que en vez de “plomo parejo”,les ofrece el socialismo bolivariano.

Pero a parte de eso esta avanzada de profesionales del teatro, radio, televisión y afines, que desde ya están vetados en la industria de la cultura, en manos de la burguesía, pueden constituirse junto con la Villa del Cine y demás recursos del Estado, en un exitoso ejército, contra la peor arma que tiene el imperio, para castrar a nuestro pueblo, como es la guerra de cuarta generación en cuyo éxito juegan un papel determinante las telenovelas y otros bodrios importados que vienen a sembrarnos la cultura del narcotráfico, la prostitución, el crimen y de la muerte, valores del mundo capitalista.

El socialismo indoamericano, bolivariano, es un proyecto en pleno desarrollo y por eso tenemos que dar la bienvenida a todos cuantos quieran insertarse en la lucha, para la conformación de los consejos revolucionarios para la defensa del proceso, las comunas, las comunidades ecológicas, con rumbos claros de sustentabilidad, los consejos de trabajadores, para consolidar la producción socialista, única receta para alcanzar el fortalecimiento de la lucha liberadora, con la forja de la consciencia popular, a través de la discusión y la acción. Marx decía que la unidad se preserva a través de la práctica común y la reflexión sobre esa misma práctica. El Ché aconsejaba la irreverencia en la discusión, pero con lealtad en la acción. Es decir, la discusión no puede darse aislada de la acción

Cuando hablamos de acción común, hablamos de todos sin exclusión, por eso no vemos cual es el problema que pudiera existir con la farándula y la revolución.

Periodista* cd2620@gmail.com


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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

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