¡Tengo bigotes!

¡Quién iba a decirlo! Tengo bigotes. Me salieron mostachos de repente, me vi en el espejo y estaba bigotona. Al contrario de lo que se podría pensar, los bigotes me gustaron, me quedan bien, no pican ni me hacen estornudar.

Salgo a la calle y veo a mi vecina, nos saludamos son una sonrisa que se dibuja debajo de nuestros bigotes, sus niñas bigotudas saludan a las mías, y ellas devuelven el saludo bigotonas. Voy al frutero y ahí, entre patillas, tomates y cebollas, tropiezo con bigotes que no había visto antes, la abuela de cada mañana, la que revisa bien lo que compra; el vendedor que nos da una ñapita también; un taxista que se para a comprar zanahorias y papas; el fiscal parado en el semáforo, la señora en su camioneta y sus tres niños en el asiento de atrás, todos con bigotes. Me encuentro con mostachos que no imaginé, en una especie de salida del closet bigotuda de gente que votaba calladita y que ya no quiere callar más.

Los bigotes no son casuales, son fruto de la madurez inevitable del que crece. Crecemos para levantar en millones de voces la voz de trueno que mi Presi levantó por nosotros. Nos corresponde llevar la bandera gigante que mi Presi llevó. Tenemos bigotes grandes, poblados, como nuestros sueños. Nicolas tiene bigotes como nosotros y nosotros como Nicolás. Chavistas con bigotes, unidos, como piezas de un rompecabezas, todas indispensables, para ser ese Chávez gigante, mi Presi, la suma lo mejor de lo que cada uno de nosotros es.

Me gusta mi bigote, nuestros bigotes, que se asoman a un futuro lleno de pasado y presente victorioso. Empapados de chavismo, nuestros bigotes bailan cada vez que te nombramos, mi Presi. Nos exigen, los que siempre pusieron piedras en nuestro camino, que no digamos más Chávez, que te dejemos descansar en paz, en esa paz que ellos pretenden para nosotros, sumisa, resignada, o bombardeada humanitariamente en nombre de su paz. Nos dicen, desesperados ante tu inmortalidad hecha millones, que expliquemos cinco razones para dejarnos crecer el bigote sin mencionar tu nombre, ¡por fa plis!. Nos quieren deschavizar para que perdamos la chaveta, el rumbo… y el país. Nos quieren deschavizar porque tu nombre es nuestro nombre, como tu decías siempre, y Chávez se hizo pueblo, hoy bigotón y maduro.

Tengo muy buenas razones para llevar bigotes, razones chavistas, mis mejores razones. Y con mis bigotes bien puestos avanzo firme con cada una de las palabras de mi Presi tatuadas mi memoria, en cada milímetro de lo que soy. Tengo bigotes, tenemos bigotes, por un millón de razones y todas llevan con tu nombre, mi Presi, porque todas nuestras razones empiezan con Chávez.

Meneo mi bigote chavistamente y mi voz de pollito se vuelve trueno cuando te nombra: ¡Viva Cháveeeeez, carajo!… ¡Vives, mi Presi querido!

tongorocho@gmail.com


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Carola Chávez

Periodista y escritora. Autora del libro "Qué pena con ese señor" y co-editora del suplemento comico-politico "El Especulador Precóz". carolachavez.wordpress.com

 tongorocho@gmail.com      @tongorocho

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