Letra Efímera

El Oscar de Chávez

Durante bastante tiempo me tocó leer, escuchar y ver en gráficos las predicciones electorales del gerente o máximo gurú de la empresa Hinterlaces, encuestadora cuya razón de ser era predecir las derrotas de Hugo Chávez.

El doctor, licenciado o encuestólogo Oscar Schemel tenía, como casi todos los de su oficio, una admirable facilidad para cobear con soltura a medida que detallaba las preferencias de los votantes, las cuales fatalmente desfavorecían al candidato revolucionario, visto por muchos como el propio diablo.

Cuando uno percibe que cierto caballero choca y vuelve a chocar con la misma piedra cada vez que se inicia una campaña electoral, termina por considerar que pertenece a la misma especie de analistas que Adriana Azzi, cuya bola de cristal está empeñada o empañada, cual DVD rayado, prediciendo la desaparición de Chávez.

Pero he aquí que el encuestador esta vez cambia radicalmente sus pronósticos y, al menos en mi apreciación, sorteó la piedra que lo hacía tropezar. Para decirlo en el argot del cine, este año Hugo Chávez se ganó el Oscar de marras por su desempeño en el rol de candidato, lo cual explica con algo de tardanza sus constantes éxitos taquilleros.

A los efectos prácticos este Oscar le interesa más al presidente Chávez que la estatuilla dorada que reparten en Hollywood con despliegue de pompa y faramalla.

No recuerdo si fue el mismo analista quien explicó con claridad meridiana que entre Chávez y los electores existe un vínculo que no tiene que ver con lo político, pues lo perciben como un miembro más de la familia. Se trata de una atracción mística que lo ubica como un objeto de culto, contra el cual tal vez podría competir un santo, pero jamás un candidato electoral.

En todo caso, para torcer el cuchillo en la herida, Oscar Schemel señala que “Capriles es un jardín sin flores que no logra conectarse con las mayorías”.

En el lenguaje críptico o cabalístico de los hacedores de predicciones la frase lanzada contra Capriles Radonski tiene varias lecturas, unas malas y otras peores.

Ningún encuestador en su sano juicio se lanza a fondo contra un candidato que tenga la mínima posibilidad de ganar una elección si no está seguro del resultado. Menos todavía si se trata de un connotado favorecedor del antichavismo.

Para decirlo de otra manera, no fue solo que Chávez se sacó el Oscar, sino que Schemel anda en procura de Hugo.

La mayoría de los encuestadores consultados para este artículo consideró que se trata de una predicción temeraria. A unos les gusta, a otros les asusta; los demás no saben o no contestan.


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Augusto Hernández


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