Chávez, la MUD y el Niño Jesús

Este final de 2011 es ciertamente alentador para los venezolanos y de manera especial para el resto de Latinoamérica por la creación de un organismo que seguramente nos deparará muchas satisfacciones en un futuro no muy lejano. El paso que hemos dado con la creación de la CELAC, ya lo han dicho muchos comentaristas e investigadores, es un paso firme en la integración de nuestra región que se potencia ante la inminente necesidad de dar uso racional a sus recursos naturales, diversos y abundantes.

Me atrevo a afirmar que la mayoría de los venezolanos están satisfechos con la labor que ha venido desarrollando el gobierno nacional, tanto en el campo nacional como internacional. Hablamos entonces de un renacer de esperanza y alegría que ahora vive nuestro continente, gracias a la entrega, ponderación y fortaleza de humanismo que caracteriza el nuevo liderazgo que asume los ideales de integración, rescate de la soberanía y participación popular como herramientas de construcción de la patria grande.

Este 2011 también ratifica con creces el liderazgo del Presidente Chávez que sin asumir el triunfalismo que pudieran contagiar todas las encuestadoras, empeña su palabra y acción en cumplir nuestra Constitución Nacional y la promesa electoral para crear cada día más espacios y actos que reivindiquen a nuestra población. Precisamente estos días de diciembre son testigos de anuncios para el bienestar social de miles de venezolanos, adultos mayores, que con la garantía de una pensión tranquiliza la vejez. Igual con los niños y mujeres en estado de gravidez para quienes se crean mecanismos para un mejor vivir.

Todo esto es producto de la buena administración que se hace del petróleo. Y esto es precisamente lo que la oposición, agrupada en la MUD, debe ponderar. Para todo este accionar que beneficia a la gran mayoría de nuestros compatriotas no hay por parte de ellos una palabra de reconocimiento. Menos de aliento o una idea constructiva. Seguirán dándole golpes a la pared, mordiéndose el rabo e idos de la realidad. Por tanto, el niño Jesús, alegre y dicharachero, seguirá colmando de salud a nuestro Presidente y trayendo alegría y muchos regalos al pueblo venezolano.


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Juan Azócar


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