Día de gracia

Los síntomas presidenciales

Modestamente creo que el Presidente Chávez debería dejar el libro “Así hablaba Zaratustra” a un lado y estudiar el Kamasutra, si es que no la ha hecho todavía. Le garantizo que obtendría resultados más positivos, sobre todo en lo que se relaciona con su condición actual.

De acuerdo a lo que me han dicho, el escritor Federico Nietzsche fue un filósofo alemán de esos que había que leer después de obtener un postgrado en lavativas tan complejas que solo otros investigadores de su mismo nivel podían apreciar, si es que alguno sufría de una confusión cósmica o algo parecido. Inclusive hay quienes señalan que las lecturas de Nietzsche dieron origen a las teorías que luego sirvieron de respaldo a la supuesta superioridad racial acogida por el nazismo.

En todo caso no hay conocimientos inútiles, pues de alguna forma son utilizables, sobre todo en el caso de un estadista como el Presidente Chávez. Lo que pasa es que a Nietzsche y otros caballeros del mismo combo hay que leerlos preferiblemente antes de embarcarse en una lucha de carácter ideológico y no después, ya que pueden hacer que el capitán extravíe el rumbo por andar oyendo cantos de ballenas, como diría el filósofo que quiere regresar al Zulia, pero no se anima.

En cambio el Kamasutra conviene leerlo en plena juventud, aunque a cualquier edad resulta práctico para aprender ciertas posturas que fortalecen la circulación sanguínea y mejoran la respiración, entre otros beneficios. Dicen que se parece al yoga, pero en pareja.

Por cierto, la enfermedad del presidente Chávez ha desatado un frenesí entre los hipocondríacos, que andan recorriendo farmacias y hospitales como desesperados. De alguna manera el malestar presidencial afecta a todos, revolucionarios u opositores, en particular a los mayores de 50 años, pero también a los más jóvenes que empiezan a sentir síntomas extraños.

Quizás los médicos, o sea, el gremio en general, no esté muy contento con el Primer Mandatario por el asunto de los aumentos salariales, pero ahorita le deben agradecer con toda el alma la epidemia de sustos que se ha desatado desde que anunció que le extrajeron un tumor canceroso. Les puedo garantizar que en los consultorios oncológicos hay colas como las de los bancos en día de pago, o al menos las secretarias tienen el cupo de consultas agotado hasta el próximo mes, lo que significa que muchos médicos hicieron su agosto gracias a las preocupaciones provocadas por el malestar del líder revolucionario.

Ya que estoy de entrometido me atreveré a opinar sobre otra cuestión que considero inconveniente para la recuperación del paciente presidencial, si es que se le puede llamar así. Considero que Hugo Rafael Chávez Frías debería olvidarse de la campaña electoral, al menos mientras no termine con la quimioterapia, que muchos definen como un remedio casi tan grave como la enfermedad.

El comandante revolucionario tiene cierta tendencia a ‘coger casquillo’ con algunas actitudes deliberadamente agresivas de ciertos opositores, lo cual no le hace ningún bien, pues cada disgusto se convierte en un obstáculo que demora su curación.

Por favor, presidente, no caiga en provocaciones y permítanos responder adecuadamente los insultos, que para eso estamos.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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