Con la anuencia de su capito presidente

El dueño del negocio de la droga instala bases militares en Colombia

En esta arrechera mayúscula que uno necesariamente tiene que pasar para sobrevivir de un infarto o de una cuadraplejia embólica, uno tiene que reacomodarse en el ánimo para no volverse loco ante la pasividad y el desatino con que los latinoamericanos estamos viendo y sintiendo los nuevos planes del Imperialismo para robarse nuestra tierra y la soberanía de todo el continente.

Hemos caído en el juego del enemigo, y por lo tanto tenemos perdida la batalla ideológica, hasta que no dejemos de utilizar las categorías de análisis de la realidad que la propia dinámica capitalista nos da a través de su monopolio privado de incomunicación de la masa trabajadora, que por efectos de esa alienación aun permanece sin conciencia de clase en sí y para sí.

Hablar del marxismo leninismo, sin leerlo, sin estudiarlo a profundidad para ponerlo en práctica para liberar y construir el Socialismo, no solamente es una habladera de guebonadas, sino que es una acción dirigida a favorecer al Imperialismo. En ese sentido el juego de las contradicciones con su entrañamiento correlacionado de las fuerzas en pugna, ha sido falseado en esta etapa decisiva para el futuro de la humanidad, y nosotros hemos quedado atrapados bobaliconamente en esa maraña de micrófono que a través de la cibernética llega a todo los rincones del planeta.

El gran laboratorio de la dominación Imperialista en la aplicación de una nueva metodología basada en la conformación de gobiernos con los Carteles de la Droga, está ahora en Colombia. Recordemos que Méjico está tomado por los Carteles que no son otra cosa que Empresas al servicio del Departamento de Estado, la gran Empresa dueña del negocio. Es todo un entramado de negociaciones que incluye, la industria del secuestro, el sicariato, el robo de los sindicatos que son convertidos en patronales o revertidos en propiedad de un Alcalde, de un Gobernador o hasta de un Presidente; el robo de vehículo, la vacuna para darle “seguridad” a fincas, comercios, automóviles, el lavado de dollares, la delincuencia de las calles, que funciona con la anuencia de los aparatos policiales que cuidan las ventas de la droga, la descomposición y el atrofiamiento de la juventud descerebrada pervertida por la cultura de masas; Estos “aparatos de seguridad” son los primeros en ser comprados y controlados por los capitos locales; y finalmente el asalto y control de la Política. En el hermano País azteca, en Perú, en Panamá, en Honduras después del golpe de Estado, en el Salvador, en Costa Rica, en Colombia, los gobiernos, son carteles de la droga.

No es posible llevar adelante una revolución pacífica, en el marco de un dominio casi absoluto de los carteles del la droga en gran parte de este continente. Le damos cuerda al Imperialismo cuando decimos angustiados para que el amo no nos regañe que estamos luchando en contra del tráfico de drogas, sin decir, sin develar a la masa trabajadora confundida que somos presa de una manipulación gigantesca donde el descaro imperialista clasifica como terrorista a todos aquellos que contradigan sus negocios de la droga, y comprometan la seguridad de su dominio. Ellos los terroristas, y los dueños de la droga en el Mundo, están llenando a Colombia de bases militares para luchar contra el narcotráfico y contra el supuesto terrorismo de la FARC.

Hace menos de una semana nos llegó una noticia que más del 90% de los billetes nuevos que salen del Banco de la Reserva Federal de los EEUU, están impregnados de polvo de cocaína. Ahora el gran cartel de la droga en el mundo, el imperialismo norteamericano, quiere convertir a toda la población estadounidense en adicta a la cocaína, que es el principal producto de la industria macabra que le inyecta a su economía más del 40% de sus activos.

La pregunta obligada sería: ¿Quién tiene el poder de acceder y manipular los caudales de la billetería que sale de la reserva federal, para impregnarlos de cocaína? ¿Quién sino la propia direccionalidad del Imperialismo, más allá de del voluntarismo de cualquier gobierno por negro que sea, y si es que hubiese la intención de contrariar la operación?

Todos estos interrogantes nos conducen también a una respuesta obligada: el negocio de las drogas es un negocio perteneciente al Estado Imperialista que está en manos del capital sionista. Precisamente hace poco tiempo llegó a Colombia un funcionario sionista a supervisar la asquerosa operación que llevan adelante en Colombia sin contar con los trabajadores, colombianos, con el Pueblo, y con Latinoamericana queda herida en su soberanía con la instalación de esas bases que estarán allí para cuidar el negocio de la droga, cuya demanda se eleva exponencialmente, ahora será todo el Pueblo de los EEUU en su delirio de consumo; también estarán allí para intentar liquidar a la FARC, y para dar golpes de Estado e invadir los Países que en Latinoamérica, más allá de colaborar con su negocio de las drogas, están dispuestos a comenzar construir el Socialismo.

tutas13@yahoo.com


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Eduardo Mármol


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