Estamos bien, un poco cansados, pero bien, todos bien

Entrevista imaginaria con un pescador del Carmen Rosa

Martes, 23 de septiembre de 2025.- Entrevista imaginaria con un pescador del Carmen Rosa

Caminaba por la playa, en el oriente de nuestra hermosa y amenazada costa, caminaba, era de mañana, caminaba y reflexionaba sobre lo que estamos viviendo últimamente en nuestro hermoso y vibrante país y con nuestras accidentadas relaciones con el vecino del norte que pretende aleccionarnos sobre como debemos pensar, actuar y comportarnos, de acuerdo a su esquema de valores y a su visión del mundo.

A su visión, no a la nuestra.

Y óigase bien, la playa se me puso más bonita, más linda, caminaba inicialmente a esa hora en que la noche se va sin pedir permiso y el día comienza a aparecer, el paisaje estaba hermoso y solitario, cocotales, un mar tranquilo y toda la playa para este servidor de ustedes, con ese sonido de las olas que tranquiliza al espíritu y a la vez nos carga de energía, ah y ese olor a yodo, a salitre.

Caminaba sin rumbo fijo y repentinamente vi como un bulto en la playa, a unos metros de donde me encontraba, pero que no se notaba bien que era, parecía un cuerpo y por supuesto, me acerqué.

El objeto resultó efectivamente ser un cuerpo, el un hombre que parecía dormido o desmayado, aunque se movía un poco.

Repentinamente se sentó y me vio cuando me le acercaba, yo quería saber si estaba bien y me sonrió como quien se consigue con un viejo amigo en el medio de la nada.

¿Épale, qué tal, todo bien?

Todo bien, me contestó, ¿qué hace por ahí? ¿todo bien?. Todo bien, le contesté.

El hombre entre unos 35 a 40 años, de la zona, parecía pescador, se veía saludable y me contó algo que quiero compartir con todos ustedes.

Resulta y acontece, que formaba parte del barco atunero, El Carmen Rosa, que recientemente fue abordado por fuerzas norteamericanas, de acuerdo a ellos en aguas internacionales, aunque la versión que me contó Chuo es otra, así lo nombraremos por solicitud expresa de él mismo, sus razones tendrá.

Chuo me narró su experiencia en el evento, por todos conocidos, público, noticioso y comunicacional, donde fueron abordados por miembros de las fuerzas norteamericanas que buscaban algo, drogas debe ser, me comenta Chuo y permanecieron un poco más de ocho horas a bordo de la nave abordada, El Carmen Rosa, y revisaron todo el barco minuciosamente y no encontraron nada sospechoso, nada comprometedor.

El abordaje fue duro, pero profesional, eran tipos rudos y armados hasta los dientes, realmente no nos maltrataron pero si se percataron en dejarnos saber quienes tenían el control de la situación, hablando con Chuo, me contó que su servicio militar lo hizo en nuestra marina de guerra, como infante de marina, de ahí, sus observaciones sobre las técnicas que usaron.

En la revisión que realizaron se percataron, los, llamémoslos marines, que fueron grabados por algún miembro de la tripulación desde que se acercaron hasta que abordaron el Carmen Rosa y que al ser cuestionados, tal cual lo reseñó una nota periodística, adicionalmente se dieron cuenta que las tomas fueron enviadas a la base de operaciones del pesquero.

Todos los marines, al menos con los que estuvo en contacto Chuo en esas largas ocho horas, hablaban español, con un acento como de las islas, mencionó Chuo, de Puerto Rico, Cuba o de Dominicana.

Los miembros de la tripulación de Carmen Rosa fueron interrogados y grabados uno por uno, una cosa que le llamó la atención a Chuo es que les preguntaran sobre sus preferencias e inclinaciones políticas y él le pregunto, a su vez, al marine encargado de su interrogatorio que qué tenía que ver eso con la búsqueda de drogas en el barco, no obtuvo respuesta.

Pasaban las horas y al que podíamos llamar coordinador del abordaje quien estaba en comunicación constante con su base, le daban lo que parecían instrucciones, no entendían lo que hablaba porque lo hacia en inglés y como en códigos.

La tripulación del Carmen Rosa éramos nueve y todos estamos bien.

La fecha del abordaje fue el día trece de septiembre, cree Chuo que en aguas de Venezuela, él, y todos los de la tripulación también lo creen.

No cree que los marines tengan el derecho de abordar un barco en donde se les ocurra y cuando ellos quieran, claro con ese armamento, nos les quedó sino seguir las instrucciones que les dieron, la tripulación del Carmen Rosa no portaba armamento, aclaró Chuo.

Mencionó que luego de ser liberados del abordaje se contactaron con las autoridades nacionales y que recibieron muy buen trato y apoyo, no quiso entrar en detalles y tampoco sabe porqué no los han entrevistado los medios nacionales para que den su versión de los hechos vividos.

Un código de silencio impuesto por el gobierno nacional, que no alcanzamos a comprender, cuando la información contribuiría a aclarar la situación y el modo en que los norteamericanos están actuando.

Sería importante que la opinión pública nacional se enterara de lo que pasó, contado por los propios protagonistas.

Lo que pasamos no fue nada fácil, nada fácil.

Estamos bien, un poco cansados, pero bien, todos bien.


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Luis Enrique Sánchez P.


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