Elías Jaua está atractivamente muy diligente

Si Chávez cumplió a Maduro que lo impuso él como candidato, porqué no ha cumplido, ¿o será que no lo han dejado que hasta muchos ministros y otros que han pasado por su administración, cómo que no dieron resultados positivos, o esos son los honestos y los otros los corruptos? O, acaso Jaua quiere competir con Guaidó como uno más que se impone de soy o, quiero ser presidente. Lo cierto es que el pueblo espera, cada quien con entusiasmo y hasta con fanatismo que le solucionen sus problemas que, no nos maten el hambre -con los dólares americanos- que nos come vivos y, de ningún lado se ve la solución, ni de parte del gobierno que sigue igualito y de una oposición que no pierde los pasos y sigue de mal en peor con una dirección difusa, ahora acogiéndose y arropándose con la bandera de los EEUU como su arma favorita de posiblemente llegar al poder y, ¿a qué, a trabajar por el pueblo, a mejorar o a empeorar lo que no sirve y, quién contesta, si nadie habla a no ser Guaidó que está envilecido como "presidente" gringo colonial y rete que apoyado, repartiendo ayuda humanitaria a diestro y siniestro con la canción que nos come el alma y nos cobija de desesperación ayer como hoy: "Qué triste, se oye la lluvia/ en los techos de cartón/ qué triste vive mi gente/ en las casas de cartón". Y todavía sin llover balas, las balas asesinas. Menos mal que Trump con la oposición, no harán muros si estamos llenos de ellos y, para qué más -señor, obsesionado opositor-. ¿Quieren el poder para matar chavistas, o mandarlos para Guantánamo.

En las chiquitas como en las grandes ocasiones es que necesitamos quien nos dé las manos y, ahora nos sobran del Norte como del Sur: consejos, ayudas (?), apoyo, opiniones, y lo peor que nadie se las ha pedido, más bien consideración y respeto y críticas todas las que traiga el río de la unión de las esperanzas y, los europeos no encuentran que hacer para que retrocedamos o volvamos colonia para que vengan Los Welsers nuevamente a saquearnos y, qué carajo, si seguimos siendo indios tal como nos ven los gringos, sus indios venezolanos con riquezas impropias que, Guaidó como jefe del estado colonial, les asegura que, todo es de ellos, pero eso sí, ya no queremos espejitos(me recuerda el cuento de El espejo curvo de Chéjov) los que nos regalaban en la colonia que ahora somos bellos, pero eso se acabó, queremos yates, jet, limusinas, dólares y euros en sus bancos -y dale que estoy en la buena- y, tendrán nuestras almas si las quieren como obedientes pendejos e ilusionistas sin comparación que, para esa vaina marchamos con nuestra bandera tricolor como unos mismos bolsas, todavía creyendo en pajaritos preñados por Trump, ni que fuéramos capados o, para más fino, seríamos eunucos, qué vaina tan buena y, ¿esa es la Patria qué queremos? Vaya cinismo y, a mis clientes lectores de oposición, se dan cuenta y es verdad que llegar a viejo es, feo, aburrido, más pendejo, pero con dignidad y con bolas es jodido -molesta.

Y que nos dice Elías que nos resbale con un sentimiento patrio de grandeza impredecible es que "El pueblo no puede llevarse a inmolar". Inolvidable frase nada tierna, pero llena de calor humanitario, primero el pueblo y después Trump que, a él lo acerca a centímetros del personaje de la novela más tonta que todavía no se ha escrito con Guaidó como nuestro protector que, el que no lo quiere tampoco lo odia con su cara de inocencia y, su pensamiento de grandeza que las nubes de la atracción sideral que lo protegen, se atoran del equilibrio de su lucidez como líder político de la oposición con imperio incluido, porque esa es la otra vaina de los chavistas que, no odian ni envidian a los de la oposición, sino tienen nada de que acogerse y ni de buenos ejemplos de ellos que, están más lampiños que sol sin luna, navegando en oscuridad con un timonel sombrío, sin ecuanimidad ni brújula de paz y con tambores que nos ponen a bailar de miedo con su guerra sicológica a diario.

Entonces a luchar milicianos adecos que la República está en peligro y herida de muerte. Sombrío el panorama, pero seguimos vivos comiendo mucha lenteja, para no morir reventados en su intento de imposición.



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Esteban Rojas


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