Arrebatones del imperialismo

Ayer la pobre España yace agonizante: Puerto Rico es colonia americana y la pobre Cuba, mi amada Cuba, va por el mismo camino. Lo del canal de Panamá es un hecho. Se lo arrebataron a Colombia. Ya Filipinas de hecho pasó a Estados Unidos. Los Gringos, aunque respetando la independencia de Cuba, la declararon bajo su protección. A México, le robaron más de la mitad de su territorio, en la mal llamada guerra de Texas. Los estados de: (California, Nevada, Utah, Arizona, Colorado, Nuevo México, Texas). El Káiser Guillermo II, en sus afanes colonialistas, está pensando ponerle la mano a la isla venezolana de Margarita… El Káiser afirmó que tener una base militar en Venezuela es la forma de ponerle freno a los Estados Unidos, que por el camino que va se convertirá en dueño del mundo.

—El imperialismo en los últimos ciento cincuenta años se ha desbordado. Lo que en siglos anteriores habían sido tímidas factorías de Inglaterra, Francia y Portugal en África, Asia y la Polinesia, cubrieron millones de kilómetros en nuestros tiempos, arrasando con pueblos de tradición milenaria, como Siam, la India, Kenya y Afganistán. Hasta la minúscula Bélgica, con menos de ochenta años de existencia, se apoderó del Congo. La pequeña Holanda fundó un vasto imperio en la Polinesia, lo que aunado a las Antillas arrebatadas a la Capitanía General de Venezuela, la han convertido en una potencia de segundo orden. Las naciones de Europa emprendieron un magno despojo en nombre de la fe cristiana contra las otras cuatro partes del mundo. Rusia se extendió hasta el Pacífico, dirigiendo más de veinte nacionalidades.

—Las razones de aquel atropello multitudinario fueron justificados como defensa de la civilización y defensa de la democracia, silenciando la verdad, que era la explotación de los recursos naturales de los pueblos sojuzgados, con mano de obra barata, tráfico de esclavos y sobre todo la ubicación de millones de desempleados generados por la revolución industrial, además de servirles de degredo a su población penal.

Estados Unidos tenía la misma ética que asumía Europa ante las naciones débiles. Hawái, una sociedad bien estructurada, que tenía la desgracia de haber nacido en mitad del Pacífico y mantener prácticas paganas respecto al sexo, el trabajo y la alegría, fue víctima del impacto calvinista y puritano de congresantes norteamericanos de moral impoluta en material sexual, pero no militar, siendo anexada al monstruo del Nuevo Mundo. El afán expansionista de Estados Unidos, país recién nacido, ya competía con Europa en la geografía de Hispanoamérica. Por eso Estados Unidos se opuso, y no por moral sino por conveniencia, a la propuesta inglesa sobre Venezuela. Su gestión no fue un acto de honestidad internacional, fue la visión de un avezado comerciante, que rechaza asociaciones ante un gran negocio de poco riesgo. ¿Y si los Estados Unidos, válido de la amenaza inglesa y el caos en la misma situación de Cuba? ¿No seríamos acaso un protectorado? Al Medio Oriente lo convirtieron en un infierno.

—Los venezolanos de raza blanca, descendientes de los "heroicos tarados" detestan a Venezuela y al Comandante Chávez. Por idénticas razones los blancos mexicanos pidieron auxilio a Napoleón III, ya que preferían un rey austriaco al indio Juárez. Santo Domingo en 1864, luego de treinta años de independencia, ¿no retornó al imperio de la madre patria por las mismas razones y a petición de las familias tradicionales?

Sigmund Freud, convertido en sabio de renombre universal, dijo: "La muerte biográfica es la antesala de la muerte física". "Al cerrarse la última posibilidad que se nos brinda, somos hombres muertos".

El Cardenal Cisneros, el célebre preceptor de Carlos V, confesó una vez que el odio, y nunca el amor, había sido, siempre, la razón principal de su existir. Por odio a los españoles más que por amor a los americanos, el Libertador realizó su gran empresa. A lomo de odio, Boves casi arranca de raíz la raza blanca de Venezuela, por el poderoso Rencor que existía hacia la Europa trasplantada. Cuando retornó el amor con el obsequio de Inés, al quedarse sin odio se echó en Urica en brazos de la muerte. No hay gran estadista ni conductor de tropas que haya hecho algo imperecedero por amor. Esos son lirismos de poetas trasnochados. Es el odio la fuerza raigal que los anima. En el menos malo de los casos se les explica remitiéndoles a la codicia y a la ambición. Pero ¿qué son ellas? ¿No son acaso odio por el bien ajeno y por la libertad que gozan sus semejantes, sean sus compatriotas o los habitantes de un país ajeno? La gloria de Francia, a la que aspiró Napoleón, estaba hecha de odios por más que la disfrazaran con proclamas y banderas tricolores. Excepción el Comandante Chávez: por amor, al sufrimiento del pueblo.

¡Gringos Go Home!

¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!



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Manuel Taibo


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