Como recibiremos a los gringos

Primero que nada hay que considerar o imaginar los posibles escenarios, números, recursos, tiempos y etcéteras de las infinitas cosas que puedan pasar en nuestro país en caso de una invasión norteamericana.

Supongamos de entrada que las tropas estadounidenses sumen, en una primera etapa de la invasión, un total de 350 mil soldados y soldadas, almas de Dios, hijas e hijos, madres y padres, como tú y como yo.

Unos 180 aviones, con sus dos portaviones respectivos, y unos 570 tanques anfibios y no anfibios.

Empieza la estrategia. Ellos y ellas seguramente llegarán justo por los lados del Cabo de San Román, en la Península de Paraguaná, latitud Norte 12º12’. Terreno sustancialmente plano, a orilla de mar y relativamente muy despoblado. Desde allí se les hará fácil tener su cabecera de playa garantizada y llegar lo más pronto posible al Lago de Maracaibo, a sus riquezas y sus adyacencias.

¡Pues bien! ¿Cómo les recibiremos?

Ya hemos comenzado por comunicarnos vía Internet, un grupo de voluntarias y voluntarios, con la idea de crear un ejército de 350 mil contra invasoras y contra invasores que tendremos como firme propósito llegar a suelo norteamericano antes de que nos invadan.

Cada quién llegará por su cuenta, preferiblemente con visa y todo bien legal, unos dos meses antes de la invasión (tenemos previsto un escenario de invasión hacia el 08 de diciembre de 2006, o sea que tendremos que llegarles allá entre el 07 y el 09 de octubre de 2006).

Una vez en EEUU nos concentraremos cerca de la estatua de Abraham Lincon y desde allí nos ofreceremos a las mamás y a los papás de los soldados y las soldadas que salieron de sus hogares, para nosotras y nosotros sustituirles en el afecto, en las labores de la casa (especialmente cocinando para que prueben nuestras arepas y alentándoles a dejar la coca cola por el papelón con limón). Haremos trabajo comunitario con los más desvalidos de norteamérica, sembraremos cultivos organopónicos de hortalizas, mangos y frijoles en los jardines de las que serán nuestras casas provisionales, alfabetizaremos a quien lo necesite y daremos de comer cada uno y cada una de nosotros y nosotras por lo menos a un norteamericano o a una norteamericana indigente.

Cada domingo de cada semana iremos a despertar una plaza. ¡Imagínense! 350 mil contrainvasores y contrainvasoras de la alegría, el cariño y la paz haciendo malabares, cuentos, teatro, juegos y títeres para los niños y las niñas de norteamérica. Haciendo exposiciones sobre el arte, la gastronomía, los paisajes, la gente y la cultura de la República Bolivariana de Venezuela. Siendo felices haciendo felices a nuestros semejantes.

Todas nosotras y todos nosotros estaremos identificados e identificadas en norteamérica con un emblema y una actitud permanentes que mostrarán las banderas y los sentimientos de buena voluntad de Venezuela y Estados Unidos juntos en el corazón. Nuestras acciones ciudadanas cotidianas serán de respeto y amor por la democracia, la justicia, la paz y la tolerancia. Para nuestro sustento tan sólo pediremos lo necesario para comer y dormir. No aceptaremos dinero ni ocuparemos vacantes de empleo. Nuestra estadía en suelo norteamericano estará supeditada a que no nos invadan y en caso de que nos invadan, hasta que cese la invasión.

Mientras todo eso ocurre en suelo norteamericano, en Venezuela el ejército de la contrainvasión estará conformado por nuestras 350 mil mamás, nuestros 350 mil papás y aproximadamente 700 mil hijitas e hijitos que dejaremos aquí mientras contrainvadimos allá.

¿Qué harán ellas y ellos en la República Bolivariana de Venezuela?

Los 700 mil adultos (mamás y papás nuestras y nuestros) se irán todas y todos, unos tres días antes de la invasión, es decir el 05 de diciembre de 2006, al Cabo de San Román, vestidos y vestidas o con vistosos atuendos y símbolos de Diablos de Yare, Zaragoza, Tamunangue, San Juan Bautista, San Sebastián, San Benito, La Chinita, la Virgen del Valle, la Virgen del Carmen, la Divina Pastora, la Virgen de Regla, las Ánimas de Guasare, José Gregorio Hernández, Santo Sepulcro, Santo Niño de Atoche, locos de La Vela, María Lionza, Guaicaipuro, Conopoima, Terepaima, burriquita, joroperos y joroperas, salseros y salseras, roqueras y roqueros, nazarenos y negropintos, con inmensos carteles y pancartas multicolores que expresen a los y las que vienen una gran bienvenida a la tierra heroica de Simón Bolívar.

Estas 700 mil personas convidarán con sus bailes y sus cantos a las tropas norteamericaranas para que se unan a la gran fiesta bonita y bolivariana que se vive diariamente en Venezuela. Recibirán también a las tropas estadounidense con una lluvia de cartas que les envían sus mamás y sus papás desde norteamérica que le dirán, entre tantas cosas buenas, que sus hermanos y hermanas de Venezuela, que están en casa sustituyéndoles momentáneamente, les bendicen y les apoyan y les piden que no disparen contra sus parientes.

Antes de invadir tierra firme, sabemos que los aviones norteamericanos tratarán de hacer los suyo y por supuesto los portaviones también.

Para los aviones, las y los 700 mil niñas y niños (hijas e hijos de nosotras y nosotros) les enviarán al cielo 1.400.000 globos con mensajes de hermandad y orientaciones para que aterricen bien y se unan a la bienvenida que abajo les espera. Junto a los globos nuestras niñas y nuestros niños elevarán al cielo sus oraciones y 700 mil volantines en amarillo, azul y rojo que pedirán paz, amor, amor y paz.

A los portaviones serán enviadas muchas curiaras repletas de casabe, mañoco, piña, caña de azúcar, catara, carne de babo, cachamotos y agua fresca del Orinoco, para que no quepa la menor duda de que en Venezuela estamos decididos y decididas a resistir y progresar ayudando a los demás, aún en las más adversas circunstancias.

Detrás y adelante de todas estas estrategias de control del espacio aéreo estará nuestro mejor cuerpo de inteligencia contrainvasora: El Ministerio de las niñas y los niños, que se creará inmediatamente a estos efectos y tendrá a su cargo, aparte del control del cielo patrio, una de las más difíciles tareas.

700 mil niñas y niños tenderán al frente y a los alrededores de nuestros y nuestras Diablos de Yare, Zaragosas, Vírgenes, Santos, negropintos, burriquitas, nazarenos, etc., un gran cerco de juguetes y caramelos para detener irremediablemente a las tropas y los tanques invasores. Los juguetes son para que los soldados y soldadas de norteamérica se los lleven a sus hijas y sus hijos cuando regresen a casa. Si esto no fuera suficiente entonces nuestras niñas y nuestros niños, nuestras mamás y nuestros papás correrán con los brazos abiertos hacia tropas y tanques para fundirlas a besos y cariños de tal manera que no puedan avanzar un milímetro.

Será imposible no detenerse ante la artillería pesada de arepas peladas, majaretes, bienmesabe, conservitas de coco, huevos chimbos, arroz con leche, cachapas con queso e’ mano, caraotas refritas, chicha y mamones con que se acompañarán aquellos besos y cariños.

La invasión entonces será detenida.

Llegarán a Paraguaná y de allí no pasarán sino a pasear o a quedarse a vivir aquí si quieren. Aquí cabrán para estudiar, sembrar, construir, amar y trabajar. Sus aviones se utilizarán para regar sembradíos y apagar la candela de los cerros cada vez que estos se enciendan. Los portaviones serán convertidos en hospitales y los tanques en tractores.

Nosotras y nosotros, las y los que nos fuimos a contrainvadir, regresaremos y volveremos a ser familia y patria feliz, libre y reunida, con nuevos hermanos y nuevas hermanas.

Seguiremos sembrando el futuro, claritos y claritas con nuestra democracia.

Si deseas unirte a esta iniciativa escribe a siembrafuturo@yahoo.es y aporta ideas para mejorar o ampliar las propuestas y las estrategias.

Si llegamos pronto a un buen número de personas nos pondremos de acuerdo para hacer un encuentro multiplicador en el Poliedro de Caracas, en el Aula Magna de la UCV, en el Teresa Carreño o en una plaza, sala o calle de cualquier pueblo que nos quiera recibir.

Entre otras iniciativas están también:
· Escribir y enviar 1.750.000 cartas y correos electrónicos a George W. Bush que digan algo como: “Sr. Bush. Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica: Por favor no nos agreda. No nos ataque. No nos invada. Nosotras y nosotros no queremos guerra contra su pueblo ni contra nadie. En la República Bolivariana de Venezuela queremos vivir en paz y en libertad. Nosotras y nosotros estamos contentas y contentos con nuestra democracia y con nuestro Presidente. Venga y visite nuestros hogares y constate con sus propios ojos que aquí estamos trabajando, estudiando y construyendo el futuro”.

· Hacer una gran movilización – concentración de tres días en la vía que conduce a Adícora, en el estado Falcón, vestidas y vestidos en trajes y con símbolos de nuestra cultura, nuestros bailes y nuestras religiones para pedir a la ONU y al mundo entero que no permitan que Estados Unidos nos haga la guerra. Para demostrar, ante los medios, nuestra capacidad organizativa y espiritual para trabajar juntas y juntos por la alegría y la paz.

· Desarrollar campañas en todas las escuelas, liceos, universidades, barrios y comunidades en general sobre la necesidad de organizarnos, desde lo civil y lo humanitario, ante una eventual invasión: Qué haremos con nuestras hijas y nuestros hijos. Cómo se obtendrán y distribuirán los alimentos. Cómo prestaremos primeros auxilios. Cómo cuidar el agua y ahorrar energía. Cómo ejercer presión mancomunada y creativamente para que se retiren las tropas invasoras. Cómo comunicarnos en caso de que no haya teléfono, ni fax, ni Internet.

· Crear espacios en radio y televisión para promover la paz y defender los derechos humanos consagrados en la declaración universal de los derechos humanos.

* Intensificar la presencia comunicacional, organizativa, cultural, científica, educativa, deportiva y social de la República Bolivariana de Venezuela en todos los países de nuestra América y del mundo para promover y consolidar la vocación pacifista, democrática y amorosa de nuestra revolución.


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Rafael Rodríguez Vergara


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