AD y Súmate reciclan el golpe electoral de Haití

La conspiración que desarrolla la administración Bush en Haití continúa reproduciéndose sistemáticamente en Venezuela. Las similitudes entre los dos procesos desestabilizadores no dejan de causar estupor.

Inmediatamente después de haber obtenido el triunfo en las elecciones de 2000 con más de 91% de los votos (El Universal, 30-11-2000), la oposición haitiana acusó al presidente Jean-Bertrand Aristide de haber cometido fraude, y con el apoyo del NED, USAid y el Instituto Republicano Internacional, exigió nuevas elecciones con un nuevo consejo electoral.

Cuando Aristide comenzó a distanciarse de Washington y a suscribir acuerdos en materia social y petrolera con Cuba y Venezuela con el objeto de materializar las aspiraciones del pueblo haitiano sumido en la pobreza, la administración Bush profundizó su estrategia golpista. En diciembre de 2001, el ex jefe de la policía, Guy Philippe, lideró un grupo comando que asaltó en palacio presidencial de Haití. (El Universal, 18-12-2001).

La intentona golpista fue sofocada, pero Philippe logró escapar hacia República Dominicana, desde donde luego organizaría un ejército paramilitar con el que avanzaría sobre Puerto Príncipe, provocando un clima de violencia y desestabilización institucional que le ofreció a Washington la excusa perfecta para enviar a sus marines a secuestrar y expulsar de Haití al Presidente Aristide, y posteriormente liderar una fuerza de ocupación multinacional.

Mientras Philippe preparaba su ejército en República Dominicana, la oposición aglutinada en el Grupo Plataforma de la Sociedad Civil y de Partidos Políticos, promovía protestas y guarimbas en todo el país, promoviendo la 'desobediencia civil', exhortando a la población a dejar de pagar impuestos y a incorporarse en una huelga general (El Universal, 15-12-2003), y exigiendo la renuncia del Presidente y la salida de la OEA por no haber logrado la convocatoria a nuevas elecciones (El Universal, 11-12-2003).

Incluso, el líder opositor Wenter Etienne exigió la renuncia de Aristide como 'única salida a la crisis' y le pidió a Washington el envío de un avión militar 'para poner fin al régimen de Aristide y cerrar así el grifo de sangre' (El Universal, 2-11-2003), petición que seria bien atendida un año mas tarde.

Después de haber derrocado al gobierno democráticamente electo de Aristide, la administración Bush lideró la ocupación del país caribeño con la promesa de celebrar un proceso 'electoral libre, justo y transparente.' El pasado 7 de febrero, la población haitiana acudió masivamente a las urnas electorales para apoyar al candidato René Préval, quien se convertiría en el nuevo presidente de Haití de acuerdo a los resultados preliminares que le daban cerca del 70% de la preferencia.

Sin embargo, la misma conspiración que provocó el derrocamiento de Aristide, se activó nuevamente para forzar una segunda vuelta electoral. Durante el conteo manual de votos se comenzaron a producir serias irregularidades que hicieron desplomar la ventaja de Préval y llevarla por debajo del 50%.

A diferencia de lo que ha sido su posición con respecto a las elecciones transparentes celebradas en Venezuela, la administración Bush exhortó a la población y a los partidos políticos de Haití a aceptar el resultado electoral. Sin embargo, Préval estaba seguro de que se había producido un 'fraude masivo' durante el conteo manual de votos.

De acuerdo a su comando de campaña, existía cerca del 8% de votos 'extraviados', muchos de ellos aparecidos en un basurero de Puerto Príncipe, e inexplicablemente se contabilizaron 85 mil votos blancos y 120 mil votos nulos que corresponden al 10% de los votos escrutados (NY Times, 15-02-2006).

Por su parte, la OEA y el Instituto Democrático aseguran que Préval obtuvo más del 50% de los votos, lo cual lo convierte en el ganador de la contienda electoral, un triunfo que no sería muy bien visto en Washington dada la simpatía que profesa por Aristide y el inminente acercamiento que tendría con los gobiernos de Cuba y Venezuela, para materializar los proyectos sociales Barrio Adentro y Robinson acordados previamente con el gobierno depuesto, lo cual significaría un serio obstáculo para las pretensiones hegemónicas de Washington que considera a Haití como un punto geoestratégico de vital importancia en el Caribe.

El mismo escenario de desestabilización y violencia que se activó en Haití para evitar el triunfo de René Préval producto de un anacrónico sistema electoral que facilita el 'fraude masivo', ha sido propuesto por la oposición golpista en Venezuela para las próximas elecciones presidenciales del 3-D. El dirigente adeco Henry Ramos Allup ha unido esfuerzos una vez más con Súmate para demandar la eliminación de la automatización del proceso electoral y 'volver al voto manual' (El Universal, 15-2-06).

Tras convocar a la abstención en las pasadas elecciones parlamentarias con el fin de deslegitimar los poderes públicos, AD y Súmate exigen 'suprimir las máquinas de votación' y volver al 'conteo manual' como condición necesaria para 'garantizar' su participación en las elecciones presidenciales del 3 de diciembre. Sin embargo, personalidades de la propia oposición dudan que AD y Súmate verdaderamente tengan intenciones de participar en la contienda electoral.

De acuerdo a los dirigentes del MAS, Vicente Bello y Felipe Mujica, 'los abstencionistas no aceptarán ningún CNE' y así les garanticen todas las exigencias planteadas, no participarán en las elecciones (El Mundo, 15-02-2006). Para Bello, 'la oposición radicalizada no va a aceptar las designaciones [del CNE], lo que traerá un grave problema en el campo de la opinión pública, pues tratarán de sembrar la idea de que no se logró un CNE con características de imparcialidad.' Por su parte, Mujica destaca que 'hay un sector que insiste en el abstencionismo y que quiere repetir el esquema de lo ocurrido el 4 de diciembre al señalar que el único camino es deslegitimar el régimen y que se pueda caer por falta de respaldo popular. Para ellos ningún cambio va a ser suficiente.'

Si bien es cierto que a falta de pueblo la oposición sólo puede contar con la administración Bush para que recicle su estrategia golpista y con los medios privados para que la difundan y le hagan propaganda, la situación actual en Haití debe servir de referencia obligada para diseñar estrategias políticas, de Seguridad y Defensa, que enfrenten de manera efectiva las pretensiones hegemónicas y neoimperialistas de Washington.

(*) Internacionalista




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Antonio Guillermo García Danglades *


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