Apuntándole con arrechera, le dijo: “- No te mato porque América no me lo perdonaría”.

El gran poeta nicaragüense Rubén Darío, sin rubor, le jaló asquerosamente al imperio norteamericano

Por ser tan jala bolas de los gringos, Rufino Blanco Fombona ni José María Vargas Vila podían soportarlo.

El genial Rubén Darío fue un hombre muy débil.

Un día, en Francia, Rufino Blanco Fombona sacó la pistola para meterle un tiro. El servilismo del poeta le asqueaba. Rubén Darío se metió debajo de una mesa y Rufino apuntándole con arrechera le dijo: “- No te mato porque América no me lo perdonaría”.

En 1889 los gobiernos latinoamericanos plagados de dictaduras y gobernantes cobardes acogieron la iniciativa norteamericana de formar una “Unión Panamericana”, con sede en Washington, basada en la Doctrina Monroe.

Toda América Latina se había puesto de espalda al pensamiento de Simón Bolívar y se entregaban en brazos del abominable imperialismo gringo.

Quedaba el imperio como  garante de la seguridad de esa comunidad de republiquitas  miserables. Toda América Latina admitía la superioridad y la hegemonía del Tío Sam.

Rubén Darío, compuso una especie de himno jalabolas al Panamericanismo llamado “Salutación al Águila” (1906), que dice así:

“Bien vengas, mágica Águila de alas enormes y fuerte, a extender sobre el Sur tu gran sombra continental, a traer en tus garras, anilladas de rojos brillantes, una palma de gloria del color de la inmensa esperanza, y en tu pico la oliva de una vasta y fecunda paz.

Ciertamente, has estado en las rudas conquistas del orbe.

Ciertamente, has tenido que llevar los antiguos rayos.

Si tus alas abiertas la visión de la paz perpetúan, en tu pico y tus uñas está la necesaria guerra.

E pluribus unum! ¡Gloria, victoria, trabajo!

Tráenos los secretos de las labores del Norte, y que los hijos nuestros dejen de ser rectores latinos, y aprendan de los yanquis la constancia, el vigor, el carácter.

Dinos, Águila ilustre, la manera de hacer multitudes.

Águila, existe el Cóndor. Es tu hermano en las grandes alturas.

Los Andes le conocen y saben que, cual tú, mira al Sol.

May this grand Union have no end!, dice el poeta.

Puedan ambos juntarse en plenitud, concordia y esfuerzo.

¡Salud, Águila!

¡Que la Latina América reciba tu mágica influencia...”

jsantroz@gmail.com



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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