El pueblo en la historia

El imperialismo “democrático”, que penetró en Nuestra América, intenta —no sin éxito— introducir a través del robo, el engaño y la concesión de privilegios sus propios agentes políticos, tanto en la burguesía, en la burocracia burguesa y la intelligentsia pequeñoburguesa como también en los estratos sindicaleros de la clase trabajadora. Esos elementos corruptos de la burocracia o la “aristocracia” laboral generalmente albergan sentimientos serviles, ni proletarios ni revolucionarios, hacia sus protectores imperialistas.

Nos vemos en la necesidad de aclarar una cuestión teórica que también tiene una importancia política. Se refiere esencialmente a la relación entre la personalidad política e histórica y el “medio”. Para ir directamente al nudo del problema, queremos mencionar la difamación del oposicionismo contra el Comandante Chávez, en el que los autores lo acusan de dictador, asesino, mentiroso y de distintas omisiones con respecto a la actual situación del país.

No podemos en absoluto negar que hubo, hay, muchos errores, torpezas e incluso estupideces. Sin embargo, lo importante tanto desde el punto de vista teórico como político es la relación, o mejor dicho la desproporción, entre estos “errores” y sus consecuencias. Precisamente en esta desproporción se expresa el carácter reaccionario de la nueva etapa histórica.

Se cometieron no pocos errores. Pero el huracán de la revolución los reparó y llenó los vacíos, a veces con la ayuda del pueblo, otras incluso, sin su participación directa. Pero en este período los oposicionistas, son inclementes, porque la lucha con rumbo al 7-O terminará con el triunfo del Comandante y la Revolución.

La explicación es obvia. Cada uno de estos grupos oposicionistas agotó en un determinado momento sus posibilidades y ya no pueden avanzar contra la poderosa realidad: las condiciones económicas internas, la presión internacional, las nuevas corrientes que éstas generan entre las masas, etcétera. En esta situación, cada paso comenzó a producirles resultados cada vez más contrarios a los esperados.

Pero la abstención política no les es más favorable.

Las etapas de la Revolución y la contrarrevolución se suceden a un ritmo acelerado, las contradicciones entre los protagonistas de un determinado programa y la cambiante situación adquieren un carácter inesperado y extremadamente agudo. Eso da al pueblo la posibilidad de desplegar su sabiduría retrospectiva para enumerar los errores, las omisiones y la ineptitud. Pero, desgraciadamente, estos oposicionistas se abstienen de señalar el camino que en una etapa de alza revolucionaria llevará al Comandante al triunfo, o por el contrario la MUD debe de señalar una política razonable para triunfar.

La mentira está determinada socialmente. Refleja las contradicciones entre el pueblo y la burguesía. Se hace necesaria siempre que hay que ocultar, suavizar o pulir una contradicción. Allí donde las contradicciones sociales tienen una larga historia, la mentira asume un carácter equilibrado, tradicional y respetable. Sin embargo, en una época como la actual, cuando las luchas entre las clases se han exacerbado como nunca, la mentira adquiere un carácter turbulento, tenso y explosivo. Además, ahora la mentira tiene a su disposición la Tv, la radio y la prensa escrita. En el coro de mentiras la oposición no está precisamente a la retaguardia.

La burguesía, por supuesto, miente mucho, tienen a su cargo las falsificaciones; pero sus mentiras son, por así decirlo, estáticas, de hecho, lindan con la monotonía. La razón está en que la política presente de los burócratas burgueses no contradice sus formulaciones abstractas de manera tan chocante como la brecha siempre creciente entre el programa de la burocracia y su política real.

Las mentiras de la burguesía cambian día tras día, reflejando las distintas etapas de su encumbramiento. Las sucesivas capas de mentiras provocan un caos extraordinario. El pueblo, descubre a cada momento que el mismo “candidato” expresa en distintos intervalos opiniones completamente opuestas sobre el mismo tema, no sólo acerca de cuestiones teóricas sino también sobre hechos concretos. En otras palabras, que miente de acuerdo a las variables necesidades del momento.

Para mantenerse en el poder sus fracciones, pisotean ferozmente a los medios públicos de comunicación y acallan todo planteamiento crítico, comportándose como perfectos matones con las organizaciones que luchan por la independencia revolucionaria del pueblo del estado burgués y del imperialismo extranjero.

Es muy necesario para la lucha futura conocer muy bien a nuestros enemigos. Y no sólo teóricamente —lo que según mi opinión también hace falta— sino en concreto. Tenemos que poner énfasis en que para combatir a fuerzas tan poderosas hay que conocerlas desde la perspectiva del socialismo científico. Tenemos que conocerlas prácticamente, donde están ubicadas, donde están sus centros de conspiración.

¡Pa’lante Comandante! Lucharemos, Viviremos y Venceremos.

Hasta la victoria siempre y Patria socialista.

¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad.

manueltaibo1936@gmail.com


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Manuel Taibo


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