La Herencia de los Viajeros de Indias en Venezuela

Los Viajeros de Indias: “Recordemos que el 2 de enero de 1492 cae Granada y que con ese triunfo de los españoles contra los árabes, se pone fin a una guerra de siete siglos. Quedan cesantes tercios de Aragón y soldados de Castilla. Cunde el malestar entre hombres a quienes la guerra marcó. La guerra, regresa al hombre a niveles primitivos y le devuelve placeres atávicos de los que lo privan la paz y la civilización: el crimen, el incendio, el pillaje y la destrucción. El peor daño que hacen las guerras, es revelarle al hombre su naturaleza reprimida. Veinte generaciones de españoles nacieron y murieron bajo el signo de una nación en guerra. ¿Qué fue de estos hombres al producirse el armisticio? Estos hombres de armas pasarán a las Indias. Y los seguirá una juventud inquieta, porque para los jóvenes, la guerra nunca es hambre, ni muerte, ni despojos”.

La Conquista de Nuevo Mundo brindó a aquellos combatientes desocupados; su incapacidad para adaptarse a las labores de la paz. Los Viajeros de Indias son un fenómeno de la post-guerra y que la guerra invirtió los valores de la nación española, llamando hidalgos a sus asociados, y villanos a los hombres simples que amaban la paz.

Dos tiempos: el de la Conquista con sus heroicos tarados, homicidas, harapientos, feroces, ávidos de poder y de riqueza, lujuriosos y violentos, ejército de la Reconquista que queda cesante y trae a las Indias todos los vicios y deformaciones propias de la guerra; y el de la Colonia, en que esas neurosis y psicosis fermentan interminablemente, atizadas por los prejuicios de casta y de sangre, las injusticias, la explotación inhumana que se hace del indio y del negro, preparando así el gran estallido de 1812.

La guerra popular de las huestes llaneras y de los esclavos alzados, habidos de libertad, detrás de su caudillo José Tomás Boves, para suprimir a un grupo privilegiado, de rasgos físicos indelebles, para que cese la heterogeneidad, para que todo se iguale, pues en Venezuela el problema de las clases sociales se complicó al confundirlo con los grupos étnicos, buscando por la vía expedita y sangrienta la igualación que, desde sus orígenes, exige el país y que le impide operar la necesaria síntesis socio-histórico. El cabalgamiento de grupos humanos, como en el régimen de castas, sólo produce un sistema incoherente. La represión y el malestar existente entre los diversos extractos sociales, implicaba terribles tensiones. Venezuela, estaba urgida de la desaparición del régimen de castas. Boves, porque tenía maná y prestigio, estuvo a la altura de ese arquetipo, y las masas pardas venezolanas lo acogieron como a su héroe y a su libertador.

Cito: al Dr. Francisco Herrera Luque:

“Si las tasas de enfermedades mentales están quintuplicadas en las poblaciones migratorias de nuestros días, es lícito admitir que las huestes de los Viajeros de Indias estaban sobrecargadas psicopáticamente, por el sólo hecho de ser emigrantes. Si pensamos en las condiciones de navegación de aquella época y de los innumerables peligros que tenía que arrostrar el europeo en la América del siglo XVI y del XVII, nos sentimos inclinados a suponer una incidencia más elevada de insania desde el momento en que ésta guarda una relación paralela con el temple y la audacia excepcional. Si los Viajeros de Indias fueron emigrantes de un valor y de un coraje inusitado, es evidente, por las razones invocadas, que la proporción de enfermos mentales entre ellos ha tenido que ser sensiblemente muy elevado”.

Si a esta lícita presunción añadimos su condición de guerrero nato o de voluntario y su perfil de cruel criminal, es evidente que la perturbación psíquica fue muy elevada entre los contingentes de la Conquista. Hecho que encuentra significativa correspondencia en la serie de fenómenos que hemos analizado, donde se ve muy a las claras cómo la locura, la perversión y la extravagancia campearon extraordinariamente entre aquellos primeros pobladores del Nuevo Mundo.

¿Radica, pues, en ese flujo de población sobrecargada psicopáticamente el origen de nuestra actual sobrecarga psicopática y, por ende, de nuestra sobrecarga criminal?

Si la simiente hispana, por su peculiar posición en el vértice de nuestro crecimiento demográfico, tuvo tanta influencia proyectiva en la constitución biológica del pueblo venezolano, es de suponer que había de continuarse hasta nuestros días esa trágica proyección.

Varias preguntas y objeciones cabe hacer a esta hipótesis: Veamos la primera: ¿Puede mantenerse una herencia indeseable a través de los quinientos años y quince generaciones que nos separan de los Viajeros de Indias?

Veamos otra: ¿No es acaso predominante la herencia sana sobre la patológica? En el supuesto caso de que los conquistadores hubiesen sido constituciones anormales, ¿no se habría modificado ese aporte en todo el lapso transcurrido?

En relación a la primera objeción, podemos afirmar categóricamente que la herencia patológica como la normal se mantienen indefinidamente en la descendencia, no sólo en los quinientos años que han transcurrido desde la Conquista, sino a todo lo largo de la historia, salvo que el azar excluya de la progenie a los genes enfermos.

Ocupémonos de la segunda objeción: el hecho de que la herencia patológica sea recesiva ante la normal.

Es cierto que la herencia sana ante la patológica es predominante, como lo demuestran fácilmente las estadísticas sobre esquizofrenia y psicosis maniaco-depresiva. En la epilepsia es todavía más baja (8 a 30%) que los portadores de estas enfermedades suelen sucumbir en la lucha por la existencia, pues la naturaleza elimina desviaciones desfavorables al prototipo.

Cabría suponer entonces que la sobrecarga constitucional de los Viajeros de Indias, tuvo que disminuir o desaparecer después de cinco siglos de acción eugenésica espontánea.

Por desgracia, ni las enfermedades mentales son tan recesivas, ni los Viajeros de Indias fueron precisamente sobrios en su vida sexual.

Si los esquizoides suelen ser fríos sexualmente, y padecen de perversiones sexuales que los excluyen de la descendencia, no sucede lo mismo con otros psicópatas.

Los cicloides se caracterizan especialmente por la voracidad de sus necesidades sexuales, y por una agresividad y acometividad proporcional en todos los aspectos de la vida humana.

Por esto se observa en toda nuestra América, que los maníaco-depresivos abundan extraordinariamente en los sectores dirigentes, en tanto que las esquizofrenias tienen más incidencia en los sectores más depauperados de la población. Los epileptoides en materia sexual no ofrecen mayores diferencias con la población corriente, lo que quiere decir que en condiciones de ventajismo sexual y social tenderán a desbordar los límites de actividad sexual y, por ende, de progenie que toda sociedad organizada prescribe para sus miembros.

Si a la predominancia hereditaria de la psicopatía añadimos el ventajismo económico-social de los Conquistadores, que los llevó necesariamente a aumentar su proyección demográfica hasta límites inconcebibles, comprendemos por qué su aporte psicopático inicial sigue y continuará siendo excesivamente elevado.

Ellos fueron más, pero mucho más, que un simple semental que hizo germinar su esencia en las mujeres de las razas vencidas. No es un simple problema, que ya lo es y grave, de genética humana que se proyecta en una monstruosa progresión geométrica. No se trata tan sólo de que en la casi totalidad de los hombres de Venezuela palpite la irredenta estructura de los Viajeros de Indias, ni que en los cromosomas se mantengan perennes los cantos de lujuria y muerte; el problema fundamental de la historia nuestra, y que la siguen escribiendo, aunque se revistan de nombres y expresiones diferentes.

De Viajeros de Indias son nuestros héroes, aunque se llamen libertadores, caudillos de montonera o tribunos de madrugada trágicas.

Los Viajeros de Indias no han muerto con la segunda mitad del siglo XVIII; todavía agitan e irrumpen en los momentos cumbres de la historia contemporánea o en los instantes más lóbregos de la cotidianidad.

Fin de la cita.

Pensamos que ahí está la clave de la criminalidad de la burguesía, (delincuentes de cuello blanco) y la del pueblo pobre que azotan hoy día a Venezuela. Los pobres entre otros males tienen: carencias en el entorno familiar, mala calidad de la educación, exclusión, marginalidad, consumismo, la Tv. denigrante, y la migración indeseable de los países vecinos.

“Venezuela es aquella tierra de El Dorado, del imán maldito que perdiera a Jiménez de Quesada, que arrastra hasta el infierno verde al capitán Antonio Berrío, a Walter Raleigh y al Tirano Aguirre. Allá en el fondo de Guayana, la mágica Manoa de murallas de oro sigue brillando para los ambiciosos, y ahora las fuentes inagotables de petróleo son un motivo más el hechizo de este país de sirena del que los inmigrantes sólo saben leyendas”. José Antonio Rial, Venezuela Imán, Caracas, 1955.

¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad!
Hasta la Victoria Siempre y Patria Socialista.
¡Venceremos!

manuel.taibo@inter.net.ve


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Manuel Taibo


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