La vejez empieza a los 90

No me extraña que en un país de tan escasa estabilidad como España y perteneciente a un sistema incorregible e inflexible, incapaz de corregir sus graves errores (como los paraísos fiscales) y si los corrige al cabo de muchas décadas, es a menudo para empeorar, se asusten los patriotas de salón y los defensores parásitos del propio sistema ante tan alta tasa de esperanza de vida. En España, en 50 años se ha pasado de ser 70,02 años en 1970, a 83,4 en 2020…

Cuando la sociedad humana en general se felicitaba por vivir más. Cuando venía trabajando con todos sus recursos para hacer más grata y más larga la vida, resulta que llega la Economía neoliberal y considera la larga vida un gravísimo lastre... ¡Será necio el ser humano y en especial ese occidental sumido en el modelo depredador por antonomasia! Me refiero a ese individuo representado por la ex Secretaria del FMI, ahora directora del Banco Central Europeo, que hace 8 años (lo propio hizo en Japón su ministro de finanzas, Taro Aso), con el consiguiente escándalo, denunció que la población longeva es la culpable de la sangría que sufren las arcas públicas de las naciones..

Pues bien, recordando una y otra vez aquellas inquietantes palabras de ambos personajes públicos, ¿a quién puede extrañar ahora que medio mundo sospeche de ese otro organismo internacional, más político que sanitario, que ha declarado una pandemia y ha provocado que algunos gobiernos adoptasen medidas extremas que afectan profundamente a esta clase de economía y a otras parcelas de la salud y de la vida, acelerando de paso la quiebra del sistema? ¿Quién se atreve ahora a tildarnos de obsesionados por la conspiración a quienes, a partir de aquella escandalosa denuncia, reuniendo centenares de datos y de declaraciones de personajes públicos tan solventes como el que más pueda serlo en cada gobierno y atando cabos, tenemos el convencimiento de que estamos ante una sideral operación de mercadotecnia, asistida por otra operación de carácter sanitario al amparo de un virus de diseño de origen oscuro y puesto en circulación con intenciones oficialmente desconocidas pero a buen seguro pragmáticas? Una operación sanitaria, por cierto, que más allá del número de contagiados dados después de alta pese a todo, va a causar muchos más estragos en la sociedad, en otros aspectos, que fallecidos.

Sabemos, por otro lado, que los grandes poseedores carecen de escrúpulos, que la industria farmacéutica es insaciable y que vivimos tiempos en que la Moral y la Ética públicas hace tiempo han dejado de funcionar y han dejado de modular los escrúpulos. ¿Qué se traen entre manos? Es la pregunta que en este tiempo sobrevuela permanentemente sobre nuestras cabezas. Es tan poca la credibilidad, en cualquier caso, que inspiran los responsables de las naciones, ahora en manos de epidemiólogos y de especialistas a su vez dependientes de un sospechoso organismo internacional a su vez en manos privadas, que sólo el paso del tiempo podrá responderla. El paso del tiempo será en este caso el único instrumento posible, cuando ninguno de los posibles actores y autores vivan ya. pues equivale a ese telescopio que permite ver un astro que desde hace mucho tiempo se sabía por física y matemáticas que existía pero no podía verse porque no había instrumento óptico capaz de hacerlo visible. No hay ni habrá nunca piezas de convicción para este "asunto" como hipotético caso criminal...

Sea como fuere, el estado sanitario mundialmente declarado el pasado 11 de Marzo da mucho qué pensar. Más por lo que entrevera que por los fallecimientos propiamente dichos, no muy alejados de los habidos por todas las causas en años precedentes. Pues ¿quién, que conozca lo suficiente la índole de la condición humana y la ralea del Poder, en abierto o solapado, no habrá de sospechar con fundamento que todo lo que envuelve al caso de un virus que retumba en el seso del mundo hace ya cinco meses, es un caso artificiosamente preparado? ¿Será para contribuir a eliminar apresuradamente de la nómina a ancianos por oleadas estacionales o permanentes? ¿Será una cabriola para intentar amortiguar el desastre económico pese a todo inevitable? ¿Será para que los laboratorios del mundo y de paso la industria farmacéutica consigan raudales de millones para trabajar sobre vacunas cuya esperanza ahora encandila pero serán inútiles porque el virus, sea natural o sea artificial manipulado su genoma, muta constantemente y por eso hasta ahora nunca se ha conseguido una vacuna eficaz contra la gripe común? ¿Será que multimillonarios degenerados recurriendo a la epidemiología y a dicha industria pueden haberse propuesto desestabilizar brutalmente a la población del mundo provocando una situación caótica de simulación, no de una manera brutal como sería la devastación de una guerra unilateral y nuclear, si no por sucesivas oleadas, estacionales o no, de un virus mortífero... para después "salvarla"? En estos tiempos cualquier cosa estrafalaria pero grave puede suceder...

En todo caso en España (pese a que ha disminuido recientemente) la esperanza de vida es colosal. No obstante, unos antes y otros después del promedio se habrán ido. Muchos de ellos estaban hartos de un mundo al que ya nada les unía, pues a la muerte física suele preceder la muerte moral en forma de desapego anímico y mental de la vida. Pero otros, aunque no estamos muy lejos de experimentar ese mismo hastío y el fin, seguiremos a pie firme hasta ver si comprobamos qué sería la verdadera vejez. Pues, dada la alta tasa de esperanza de vida en nuestro país, podríamos decir que la vejez empezaría a los 90...



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Jaime Richart

Antropólogo y jurista.

 richart.jaime@gmail.com      @jjaimerichart

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